Crítica de 'La abeja Maya y el orbe dorado' (2021): Trabajo en equipo

Maya y Willie se unen a Irán a Arnie y a Barney para llevar a su destino el misterioso orbe que anuncia el título de esta película de animación. Sin embargo, cuando éste se rompe, Maya y Willy se enfrentan a la responsabilidad más grande de sus vidas: cuidar de una hormiga-princesa la mar de peculiar. El trabajo en equipo abunda en este infantil divertimento que también rinde tributo a la amistad. Quizás para que sepas lo que fuiste de niño, convertido en un capitán a lomos de tu caballito de madera, recorriendo los caminos en busca de tesoros ocultos. O de niña, con tu casa de muñecas de mejillas sonrosadas llenando los rincones de tierna humanidad.

Sea como sea, 'La abeja Maya y el orbe dorado' es un nuevo resultado de ese fecundo período de búsqueda que está atravesando la animación digital actual y que, de momento, ha dado ya varios títulos excelentes. Realzada por el colorido de sus imágenes, la cinta de Noel Cleary apuesta por la fantasía y la imaginación, al tiempo que refuerza esa optimista oda a la amistad que vertebra toda la fábula. Un cántico sin componendas de ningún tipo, a corazón abierto, puesto que no es posible ni nacer ni morir sino con otro. Por la sencilla razón de que siempre es bueno y saludable que la amistad le quite al trabajo esa cara de castigo y a la alegría ese aire ilícito de robo.