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El realizador Felix Van Groeningen (i), posa hoy junto al actor estadounidense, Timothée Chalamet (d). EFE

Chalamet, un drogadicto de moda

El actor con más futuro de Hollywood busca la nominación al Oscar con 'Beautiful Boy', tremendista drama sobre un padre que intenta desenganchar a su hijo de la metanfetamina

Lunes, 24 de septiembre 2018, 16:43

Timothée Chalamet es a sus 22 años el actor con más futuro de Hollywood. Descubierto en 'Call me by your name', idolatrado por jovencitos de ambos sexos, este neoyorquino de origen francés ha renegado de trabajar con Woody Allen, donando su salario al # ... MeToo. Ahora busca desesperadamente la nominación al Oscar que puede brindarle 'Beautiful Boy'. El primer filme en Estados Unidos del belga Felix Van Groeningen cuenta los intentos de un padre por desenganchar a su hijo de las drogas. En concreto, de la metanfetamina, que según descubre la cinta es de la que más difícil resulta desengancharse.

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Steve Carell, uno de los reyes de la comedia USA, también quiere acariciar la estatuilla y en 'Beautiful boy' -título de una canción de John Lennon- se pone dramático en la piel de un periodista de 'Rolling Stone' que intenta en vano que su chaval regrese al mundo real. Forman una familia enrollada y bohemia. Viven en una casa preciosa en un bosque cercano a San Francisco en la que el padre escribe y su segunda esposa pinta. La impotencia a la hora de descubrir por qué un chaval listo y sensible se droga lleva incluso al progenitor a probar la metanfetamina. Van Groeningen, que se dio a conocer con 'Alabama Monroe', maneja materiales peligrosos, a un paso del telefilme, y el resultado es catastrófico.

'Beautiful Boy' resulta reiterativa y tremendista en la descripción de las caídas y recuperaciones de su suicida protagonista. El director inunda el metraje de canciones, de Neil Young a grupos del grunge (la acción transcurre a finales de los 90), a la manera de videoclips que subrayan todo el tiempo la acción. Ampulosa y aleccionadora, 'Beautiful Boy' se pretende rompedora y más bien parece un manual de autoayuda.

Al menos, la cinta, que compite en la sección oficial, ha servido para que Timothée Chalamet se acerque a San Sebastián, donde se ha mostrado firme partidario de la legalización de la marihuana, una medida legal en California e inminente en Canadá por la que le han preguntado. «En EEUU hay adictos no violentos a los que pillan con pequeñas cantidades de droga y pasan mucho tiempo en la cárcel, muchos de ellos afroamericanos. Y eso no es correcto», ha respondido. «Son cosas que están desfasadas, y sí, estoy a favor de la legalización».

El filme se basa en dos libros autobiográficos escritos por David y Nick Sheff y está producido por Amazon, otro de los nuevos actores en la industria del cine. A Chalamet le ha brindado la oportunidad de hacer de yonqui, algo siempre muy oscarizable. Perder ocho kilos para parecer un adolescente al borde de la muerte es un esfuerzo que bien merece la pena. «No quería ser un actor haciendo muy bien de yonqui, sino lograr que el público pensara: Oh, Dios, ese podría ser mi hermano, o mi hijo», explica. «Así que encontrar la humanidad del personaje fue para mí lo más eficaz».

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