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Harrison Ford es Rick Deckard en 'Blade Runner'.
'Blade Runner', la película que diseñó el futuro

'Blade Runner', la película que diseñó el futuro

Hace 40 años, Ridley Scott estrenó la cinta más influyente de la ciencia ficción, una sombría premonición del caos urbano cuya repercusión en el cine, las artes, la moda y el diseño llega hasta nuestros días

Sábado, 19 de febrero 2022, 19:07

Pocos supieron ver en el verano de 1982 que se encontraban ante la cinta de ciencia ficción más influyente de todos los tiempos. 'Blade Runner' tuvo la mala suerte de estrenarse en un momento en el que las películas fantásticas de gran presupuesto inundaban la cartelera. Su pesimismo contrastaba con la sentimentalidad de 'ET', que arrasaba en taquilla. Y también estaban 'Star Trek II: La ira de Khan', 'Conan el Bárbaro', 'La cosa'...

El filme de Ridley Scott llegó a los cines de Estados Unidos el 25 de junio de 1982, la misma fecha del estreno de 'La guerra de las galaxias' en 1977 y de 'Alien' en 1979. Philip K. Dick, que había escrito en 1968 la novela en que se basa, '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?', había muerto unos meses antes. Roger Ebert, el crítico más influyente de Estados Unidos, sancionó: «El problema de la película es que permite que la tecnología de efectos especiales se imponga a la historia». Pauline Kael comentó con sarcasmo que si alguien inventase una prueba para detectar humanoides, Ridley Scott podía ir escondiéndose.

'Blade Runner' se estrelló en taquilla. Las reseñas la tacharon de película fría y decorativa. El público salía apabullado por el mundo que mostraba, pero no entendía el argumento. Muchos esperaban encontrarse con una saga espacial a lo 'Star Wars'; la presencia de Harrison Ford como protagonista, alias Han Solo e Indiana Jones, prometía aventura escapista. Y la cosa iba más bien de cine negro, de cuento filosófico sobre la condición humana.

El universo visual de 'Blade Runner' ha sido repetido hasta la saciedad.

Tuvieron que llegar los años 90 para advertir su apocalíptica sombra sobre el diseño, la arquitectura, el cine, la moda, la literatura ciberpunk y el cómic posteriores. Scott supo rodearse de talentos visionarios que dibujaron un futuro que ya es casi presente. El director de 'Alien' y 'Gladiator' no ha vuelto a firmar una película mejor. Los Ángeles en 2019 aparece como una megalópolis putrefacta y superpoblada, construida a base de rascacielos piramidales y coches que vuelan sobre calzadas húmedas.

Pantallas gigantes, altavoces que lanzan consignas indescifrables, neones entre lluvia gris, automóviles que vuelan, bares sushi y, dominándolo todo, la pirámide de la Tyrell Corporation, la empresa que ha construido a los 'replicantes' (robots con apariencia humana) a los que trata de dar caza Rick Deckard (Harrison Ford). Una vívida y aterradora premonición de nuestras actuales ciudades bajo la síntesis de tecnología avanzada y decadencia social. En el mundo imaginado por Dick, una Policía especial tiene derecho a 'retirar' a los replicantes, aterrador eufemismo de exterminarlos. Son los 'blade runner', un término cortesía del escritor William Burroughs.

Vídeo. Roy Batty rescata a Rick Deckard y recita su célebre monólogo final.

La gracia reside en que los androides, pese a su apariencia punk, resultan más humanos que los humanos. Fueron fabricados para trabajar como esclavos en las colonias del espacio exterior, adonde se han destinado casi todos los recursos. Por eso la Tierra está así, porque los ricos emigraron hace tiempo. Los replicantes buscan identidad y afecto como la criatura de Frankenstein, sumidos en una patética e inútil plegaria a su creador para que les alargue la vida. Conscientes de su caducidad, visitan al inclemente Tyrell, que tiene los dedos anular y meñique atrofiados, como los antiguos Papas.

Rick Deckard descubrirá en su cacería que sus presas, con su aspecto punk a excepcion de Rachael (Sean Young), no son los robots insensibles que imaginaba. ¿O es él también un replicante? A favor de esta tesis, las fotos con recuerdos del personaje (demasiado antiguas), el hecho de que su oficio no le permite tener sentimientos y la distante actuación de HarrisonFord. Si los replicantes huidos eran seis, como se dice al principio, y uno ha muerto al acceder a la Torre Tyrell y Deckard 'retira' a cuatro', ¿cuál es el sexto?

Ridley Scott, que padeció un rodaje de pesadilla en lucha contra el estudio, los técnicos y su estrella principal, se ha ocupado de mantener viva la atención con nuevos montajes de un filme que recibió como un encargo. En 1992, el 'director's cut' estrenado en los cines dio la razón a los partidarios de que el personaje de Harrison Ford era el Nexus 6 más perfeccionado, porque ni siquiera él mismo conoce su condición sintética. Scott eliminó la voz en off que en su día le impusieron los productores y que otorgaba un chandleriano aire de cine negro al relato. Asimismo, se deshizo del pegote final, la fuga de Deckard con Rachael, e incluyó la aparición onírica de un unicornio en un bosque tomada de 'Legend', rodada tres años después. Un sueño que alude a los recuerdos implantados de Deckard.

Vídeo. Deckard se enfrenta a Pris.

«En una película que habla sobre la paranoia, siempre me pareció que Deckard tenía que ser un replicante. Es una ironía divertida que se mantiene escondida en el filme, excepto para aquellos que pongan atención», admitió el director de esta obra maestra sobre el deicidio y la insuficiencia del tiempo humano. El diseño de 'Blade Runner', densamente conceptualizado, marcó la estética de películas, anuncios, videoclips y series de televisión. ¿Cuántas veces hemos visto desde entonces interiores llenos de humo y cortantes haces de luz?

Una de las primeras influencias visuales de Scott fue el retrato de la soledad que presenta el pintor Edward Hopper en su cuadro 'Nighthhawks'. Hizo copias para todo el equipo: «Este es el ambiente que quiero». El diseñador industrial Syd Mead, el técnico en efectos especiales Douglas Trumbull, responsable de los ballets espaciales de '2001', y el músico Vangelis se sumaron a una conjunción de talentos irrepetible.

Juntos crearon un entorno futurista basado en un concepto ideado por Scott, 'retrofitting' o retroutilización: actualizar maquinarias y edificios añadiéndoles elementos nuevos. Los vehículos, viviendas, calles y bares no lucen asépticos, blanco NASA, como en el cine de ciencia ficción de hasta entonces. Todo es reconocible, cercano. Se llegaron a diseñar y construir los interruptores de la luz, las tarjetas de crédito, los vasos, las portadas de revistas expuestas en los quioscos. Inventaron paraguas con luz.

Vídeo. Deckard entrevista a Rachael.

Anticiparon pantallas planas de televisión, fotografías digitales, la ingeniería genética, la 'interlingua' que hablan los protagonistas. «Un mundo de detritus culturales, donde lo atávico convive con la más avanzada tecnología», según el arquitecto y diseñador Juli Capella. Aquel año todo el mundo llevaba trincheras como la de Harrison Ford en la película.

Ironías del destino, Syd Mead escogió como punto de partida de sus diseños urbanos las torres gemelas del World Trade Center. Ya no existen, igual que marcas comerciales que aparecen en el metraje, como Atari. El tiempo, el gran tema de 'Blade Runner' según Fernando Savater, no ha envejecido lo más mínimo esta inabarcable y melancólica epopeya. La muerte del androide Roy Batty, una de la más hermosas de la historia del cine, conmueve cuarenta años después.

Ahora que los 'blockbusters' buscan aturdir con su excesiva imaginería digital, 'Blade Runner' permanece como un ejemplo de efectos especiales integrados en la trama. Cuando el productor Bud Yorkin llamó a Stanley Kubrick para pedirle algún plano de nubes descartado de 'El resplandor' que pudieran usar en la escena final recibió el mismo día ¡17 horas! de metraje tomado desde un helicóptero. En esta convicente visión del futuro hasta el director de '2001' tuvo algo que decir.

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