Alumnos de la Escuela de Cine del País Vasco hacen prácticas en el plató del centro. Jordi Alemany

Bilbao acapara rodajes, pero le faltan técnicos: estos son los perfiles más demandados

La falta de profesionales especializados y de infraestructuras condiciona la explosión de rodajes en Bizkaia

Domingo, 4 de febrero 2024, 17:41

Las señales de tráfico provisionales de prohibido aparcar ya no se reservan en Bilbao para camiones de mudanza, sino para los equipos de rodaje que han tomado una ciudad donde ver una cámara de cine era casi un milagro. El año pasado llegaron a filmarse ... al mismo tiempo tres largometrajes y tres series.Las frecuencias de los walkie-talkies se entremezclaban y algún actor despistado se montó en el coche de producción de otra película.

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En apenas dos años, el dinero que dejan en la provincia los rodajes se ha cuadruplicado hasta rozar los 60 millones de euros en 2023. Los incentivos fiscales establecidos por la Diputación de Bizkaia, los más ventajosos del mundo, han favorecido que el año pasado se rodaran la cifra récord de 12 largometrajes, 7 series y 21 documentales. «Los incentivos están dinamizando el sector audiovisual en Euskadi y propiciando la descentralización de una industria que hasta ahora estaba en Madrid», alaba el productor Koldo Zuazua, que esta semana arrancaba en Bilbao 'Soy Nevenka', de Icíar Bollaín.

En Euskadi siempre ha existido una pequeña industria local que daba cobertura a las contadas producciones que se filmaban aquí. «Obviamente, ya no es suficiente para el volumen actual», observa Zuazua, que preside la Federación de Productores Audiovisuales Independientes (PIAF). «Los incentivos pretenden generar un tejido sólido que se perpetúe. La gran incógnita será comprobar a largo plazo si la implantación de productoras y empresas de servicios entre nosotros es circunstancial o permanente».

Paco León rueda estos días en Bilbao 'Sin instrucciones', de Marina Seresesky, con Silvia Alonso y Maia Zaitegi.

Bilbao todavía no es Hollywood. Los incentivos fiscales vizcaínos se armonizarán este año con carácter retroactivo desde el 1 de enero en los territorios vecinos de Gipuzkoa y Álava, que lucharán por 'robar' rodajes. Las productoras las pasan canutas para conformar equipos porque los mejores profesionales están ocupados. Las plataformas se han pasado a producir series y películas como si no hubiera un mañana para nutrir sus catálogos y captar abonados. Faltan técnicos e infraestructuras.

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«Estamos completamente desbordados», constata el productor Carlos Juárez, que rueda estos días en la capital vizcaína la comedia 'Sin intrucciones', protagonizada por Paco León. «Esto es un tsunami y la gente de la ciudad es la primera en notar que algo ha pasado y que va a ser para largo». Juárez cuenta divertido que el otro día abandonó el set de 'Sin instrucciones' y, camino de su hotel, se cruzó con otros dos rodajes. Hasta hay «localizaciones en cola», como el Palacio Olabarri, en las que existe lista de espera para rodar.

Los técnicos vascos en el audiovisual siempre han gozado de prestigio. Contratarlos ahora es casi una misión imposible. «Traer gente de Madrid implica pagar dietas y alojamientos. Y los alquileres y hoteles cada vez son más caros en una ciudad turística como Bilbao», apunta Juárez, que destaca la «labor fundamental» de las escuelas de cine para formar profesionales. «Es prioritario que entre gente joven en el audiovisual vasco para competir en un marco global».

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El 100% con trabajo

La Escuela de Cine del País Vasco (ECPV) lleva doce años en funcionamiento y acoge a 250 alumnos.El centro se mudará en breve de Deusto a unas nuevas instalaciones en Miribilla de 2.000 metros cuadrados. En especialidades como dirección, interpretación y fotografía tienen lista de espera para matricularse. Los estudiantes hacen prácticas con material profesional.T rastean con cámaras Arri y Red que pueden llegar a costar 100.000 euros y prácticamente la totalidad encuentra trabajo al graduarse. No todos quieren ser el nuevo Amenábar, de aquí salen ayudantes de cámara, 'gaffers', auxiliares de producción, atrezzistas, técnicos de vestuario...

«Son oficios especializados que no se aprenden en un cursillo de un mes», advierten los directores de la escuela, David Pedrosa y Diego Kataryniuk. «Solo para aprender a colocar un trípode que pesa 40 kilos se necesitan varias semanas». Explican que hay alumnos que entran queriendo ser directores de fotografía y descubren que lo que les gusta es ser ayudante de cámara u operador.

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Los directores de la ECPV, Diego Kataryniuk y David Pedrosa, en los almacenes del centro. Jordi Alemany

Todos los profesores del centro son profesionales en activo, que ahora a duras penas encuentran un hueco para enseñar. Como el canario Ernesto Báez, ayudante de cámara en 'Detective Touré' y 'El Hoyo 2', que este pasado martes daba clase de composición y esquema de la luz. Báez lleva 18 años viviendo en Bilbao y comprueba cómo muchos compañeros vascos que se fueron a buscarse las alubias a Madrid han regresado a vivir a su tierra. «No he tenido vacaciones. Y hay quien tiene que rechazar proyectos porque no le da la vida», descubre. «Yo me he hipotecado porque, por primera vez, tengo una perspectiva de ingresos estables. Mis padres han dejado de mirarme raro por querer dedicarme al audiovisual, que nos salvó en la pandemia y nos sirvió para darnos cuenta de que el contenido cultural era algo fundamental en nuestras vidas».

Koldo Zuazua habla de un año de «bookeo» previo para reservar técnicos y actores. «Se ha disparado la renovación en un sector que era muy hermético. Han subido precios y salarios, casi se puja por los mejores profesionales. Si antes costaba años llegar a un puesto, ahora se asciende muy rápido». Los sueldos van acorde con la especialización del trabajo. «Lo más bajo, entrar de meritorio, se paga de 250 a 300 euros por semana. Un puesto de nivel puede cobrar 2.500 por semana», ilustran Pedrosa y Kataryniuk. Si en un largometraje se trabaja durante unas ocho semanas, hay series como 'Intimidad' que mantienen ocupadas a dos centenares de personas durante cinco meses.

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Una fábrica de series

'El Hoyo', que batió récords en Netflix durante la crisis del coronavirus, se rodó en un hangar de Zorroza, la zona con pasado industrial que el Ayuntamiento de Bilbao y la Diputación de Bizkaia pretenden convertir en un 'hub' audiovisual. A su productor, Carlos Juárez, que ha filmado la secuela en el BEC, le gustaría que este 'miniHollywood' que se licita el próximo verano se pareciera a las instalaciones de Netflix en Tres Cantos (Madrid), una 'fábrica' de series con platós, camerinos y espacios de postproducción. «Si eso se ha montado en Madrid, ¿por qué aquí no?», se pregunta.

Jimina Sabadú rueda 'Anatema' en el palacio Olabarri. Ignacio Pérez

Toboggan Studios inauguró el año pasado en el Polígono Martiartu de Arrigorriaga el plató más grande de Bizkaia, que acogió la grabación de la serie 'The Other Side', de Daniel Écija. Ahora no tiene actividad. El CEO de la compañía, Juan Pedro Rodríguez de la Ossa, confirma que han mantenido conversaciones con el Ayuntamiento y que licitarán para estar presentes en Punta Zorroza. «Se nos han caído varios proyectos que queríamos llevar a Bizkaia por la falta de inversores», lamenta. «Nuestro objetivo es fomentar la industria local y que Punta Zorroza no se convierta en algo elitista, destinado a producciones internacionales».

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Las series y películas que se rueden en Bizkaia se verán 'online' en todo el mundo y estarán hechas por jóvenes como Noa Nicolás, una burgalesa de 21 años que estudia en la ECPV. El bolsito con las pinzas de ropa para colocar geles en las lámparas delata que hoy hace de eléctrico. «Aquí nos juntamos los raritos y hablamos de una peli que fuera no entenderían. Se ha formado una comunidad guay».

José Luis Beltrame: «En Bilbao la vida es más bonita y todo está a mano»

O: BELATEGUI

José Luis Beltrame se ha pasado los últimos meses recorriéndose Bizkaia de punta a punta en busca de localizaciones para la serie 'Querer', de Alauda Ruiz de Azúa, y 'Soy Nevenka', que Icíar Bollaín rueda desde esta semana. A partir de ahora ya no tendrá que viajar desde Madrid, porque se ha venido a vivir a Bilbao.

«Me parece una ciudad muy vivible», piropea. «He cambiado la locura de Madrid por un sitio donde la vida es más bonita y todo está a mano. No cojo el coche, voy andando a localizar y no pierdo tiempo en desplazamientos. Me siento a gusto y la gente me parece muy agradable. Ojalá que continúe la racha de trabajo en un sitio en el que tienes montaña, playa y todo tipo de paisaje urbano a veinte minutos».

Beltrame es uno de esos profesionales del cine y la series sin un hueco en su agenda laboral por el boom de producciones. Su cometido no es solo elegir los lugares donde transcurre la acción. «Somos la proa de un barco gigantesco que va detrás, la avanzadilla de un rodaje», ilustra. «Leemos el guion, hablamos con el director, producción y arte, y buscamos los espacios donde se va trabajar. Encontramos el lugar, negociamos el precio, gestionamos los permisos y preparamos la logística necesaria para rodar allí».

Es decir, un jefe de localizaciones no solo indaga emplazamientos, sino que se ocupa del ingente papeleo. Tiene que tratar desde con una Film Commission hasta con el dueño de la terraza de un bar. «Hablamos con Ayuntamientos, locales comerciales, empresas, particulares...», enumera Beltrame, cuya deformación profesional le lleva a estar siempre ojo avizor. «Voy con mi chica y le digo: mira este callejón oscuro, qué bueno para matar a alguien».

Beltrame comenzó de auxiliar de producción en 'Al salir de clase' y ha trabajado en series como 'Amar en tiempos revueltos', 'Cuéntame', 'Entrevías'... «Antes todo ocurría en Madrid, donde ahora mismo puede haber 25 rodajes al mismo tiempo», explica. «Pero cada vez la producción está más descentralizada. Me he tirado nueve meses en Navarra haciendo una serie americana de vampiros».

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