'No hables con extraños' (2024): Y no aceptes invitaciones

Conocéis a una familia un poco sobrada de tono en vuestras vacaciones en Italia. Intimáis porque no captáis ninguna de las señales de peligro que manda el guion y que el púbico, bien curtido en detectar sádicos y psicópatas en las producciones de Blumhouse y Universal, pilla al vuelo.

Con el tiempo os invitan a un fin de semana en su casa de campo. No deberíais aceptar, pero si no lo hacéis nos quedamos sin historia, así que el desastre se va cociendo lentamente. Ya empezáis a daros cuenta de que algo no funciona. Hay un niño sin lengua, un médico con modales de cazador furtivo y una esposa magullada...

El público, exultante, celebra feliz cada uno de los (im)perceptibles detalles del horror que se va a desencadenar. Y mientras tanto el peluche bienamado de tu hija aparece despanzurrando en el canalón del tejado. No, no deberíais haber aceptado la invitación, pero ya que estáis metidos en el lío, ¡al ataque! Y a la defensa, por supuesto.

Funciona. Porque la tensión va in crescendo sin despatarrarse en ningún momento. Porque los anfitriones (y los guionistas) juegan bien al gato y al ratón con sus invitados. Porque todos esconden secretos. Porque destila un sabroso retrogusto sádico.

Fallos sí tiene, claro y puede que hasta fuera mejor la original, más impía. Pero no importa. Las chicas son valientes, el niño también y 'Saltitos' no ha desaparecido.