Crítica de 'Woman Of...' (2023): Yo soy esa que siempre fui

Adam es un buen padre y un buen marido. Un buen hijo también. Un buen trabajador. Pero siempre supo que era otra persona. Supo, sospechó o sintió. No tuvo conciencia total de ser mujer, pero sí de sentir distinto. Es un buen ser humano Adam. Valiente también. Se encontrará a sí misma y decidirá ser ella. En esta obra muy polaca en sus colores, en sus ocres, en sus pardos claroscuros.

Presentada en Venecia, Guadalajara, Goteborg y en el Festival de Derechos Humanos de Donostia, podría haber ganado los premios que otorgan las comunidades LGTBI+ en el Zinemaldia (Sebastiane) y Berlín (Teddy), pero en realidad, aunque es igual o incluso mejor luchadora que muchas producciones decididamente 'queer', se parece bastante poco a ellas. No creo que Adam conozca siquiera la palabra 'queer'. Adam sabe, sí, que él no él, que es otro alguien. No lo descubre de pronto, el filme va despacio, van a pasar muchos años de incertidumbre. De extrañeza. Hasta que Adam sea Aniela, esa que siempre intuía que era. En una película no triste, pero sí melancólica. En una película tan dulciamarga...

Acompañamiento. Los cineastas y el compositor de la banda sonora, un espléndido director de orquesta que estudió en la Universidad Chopin y en UCLA, están al lado de Adam/Aniela durante 45 años de vida. Y no, en Polonia no hay leyes sobre la identidad de género. Pero su gente lo sabe, Adam es Aniela.