Crítica de 'Super/Man. La historia de Christopher Reeve' (2024): ¿Un pájaro? ¿Un avión?

Pero, a pesar de ser Superman, cometió errores, abandonó a su gente y tardó en darse cuenta de que una vez confinado en la silla de ruedas por siempre jamás, con respiración asistida y la muerte acechando tan cerca, ya no era único, sino que había miles de miles como él.

Es un buen documental. En el que aparecen todos los que le quisieron y todos a quienes nosotros queremos, una espléndida Glenn Close, un maravilloso amigo, Robin Williams, una Susan Sarandon con un toque de humor. Les dirán que es convencional. Puede. No tiene las maneras de los novísimos documentales de esta segunda década del XXI. Sus modos y modales son clásicos que, recuerden, significa 'digno de ser imitado'. Quizás por eso se estrenó en Sundance antes de llegar a las demás pantallas de la galaxia.

Han dicho, y con razón, que es una elegía, pero no una hagiografía. Ciertamente. Superman tiene miedo a morir. Superman tiene miedo a vivir. Superman fracasa cuando quiere dejar de serlo. Superman no consigue la admiración de su padre. A Superman le aterra comprometerse con su primer amor. Luego se comprometerá con los que son como él.

Y está ella, claro. Dana, su esposa. Que morirá 18 meses después que él. De cáncer. Pedazo de mujer que echa de menos el cuerpo de Chris/Superman/Clark Kent, pero que estará siempre ahí.

Es elegante. Es honesta.