Crítica de 'Shin Chan: El superhéroe' (2024): Negro futuro, culito

Magnífico plano secuencia casi inicial con una madre (tan agobiada como siempre, tan harta de su hijo, su hija y su marido como de costumbre) persigue en bicicleta al crío díscolo que rueda en patín. Bonísima traslación de la animación tradicional 2D a la 3D, lográndose tanto una fidelidad noble y absoluta a los dibujos originales como una complejidad visual de lo más interesante. Temazo musical de la banda de rock alternativo japonés Sambomaster. Buen doblaje al castellano y una excelente adaptación de los juegos lingüísticos del original. Momentos de bastante contenido emocional.

Contundentes puyazos contra el estado actual del Japón, la miseria de sus políticos y el futuro negrísimo de los jóvenes, por más que papá (el de los calcetines fétidos) se empeñe en animar a la muchachada. Interesante carga anímica, bien tramada en los 'flashbacks' que nos muestran lo que algunos sospechábamos desde antaño: en el fondo de cada (súper) villano hay un niño abusado, maltratado, ninguneado, un don nadie de cuya tristura acumulada se aprovecha alguien que como de costumbre quiere acabar con este mundo.

A Shin Chan le gusta más que nunca colgarse de las tetas de las chicas. A su padre, mirarlas. El 'baile-culito', protagónico total porque ya es un clásico. También tenemos la sonrisa lateral de la hermanita, Himawari (qué difícil habrá sido pillarla en la tecnología 3DCG ). La guardería sigue siendo la guardería y todo merece muchito la pena.