Crítica de 'El día que la tierra explotó: Una película de Looney Tunes' (2024): El chicle que te vuelve zombie

Tal vez dure más de lo debido, pero no pasa absolutamente nada porque ellos, Porky y el pato Lucas, han vuelto. Con el moderno subido y el ritmillo loco de las produciones animadas de la Warner Bos («eso es todo, amigos») bien pillado. En una peli deliciosamente absurda, tontamente maravillosa, ricamente irreverente. Es dibujo de palo y tentetieso y, por supuesto, ¿como dudarlo? ACME, la mítica compañía que proporcionaba al Coyote todos los explosivos con los que nunca pudo hacer saltar por los aires al Correcaminos, sigue siendo la proveedora oficial de la franquicia, encargándose esta vez de que los superhéroes (a Porky y Lucas se les une Petunia, algo así como la prima rebelde, supercientífica y aguerrida de Miss Piggy) tengan siempre a mano las herramientas necesarias para fumigar, con vayan ustedes a saber qué potingue salvador, a sus conciudadanos, convertidos en zombies tras masticar un chicle que, además de no ser excesivamente sabroso, ha sido intencionadamente infectado por una especie de blandiblup marciano.

Acaso dure unos minutejos más de lo debido, pero ¿qué más da si son capaces de hablar a la velocidad de la luz?