Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Carles Sans jura y perjura al inicio de '¡Por fin solo!', el espectáculo que trae a Bilbao este fin de semana (Campos Elíseos, hoy 20.00 horas y mañana 19.00) que todas las anécdotas que cuenta, las de Tricicle y las más personales, han ... ocurrido de verdad. «Lo digo porque algunas pueden parecer imposibles, hay historias muy absurdas». Como en las películas que advierten que «cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia», pero al revés. Cuarenta años en una compañía que llevaba su humor sin palabras por todo el mundo dan mucho de sí, más aún si se tiene miedo a volar. En uno de sus viajes protagonizó «uno de los ridículos más espantosos de la historia de la aviación».
Su primer monólogo se nutre de todas esas vivencias y de las inquietudes que le han acompañado desde siempre. Como miembro de Tricicle ha escrito y dirigido varios cortometrajes, dos de ellos nominados a los Goya; adaptó al teatro la película 'Familia' de Fernando León de Aranoa y dirigió una versión de 'El barbero de Sevilla' para niños y jóvenes, entre otros trabajos. Apasionado de la fotografía, escribe artículos en la prensa y también un libro, 'Cita a dos', junto a Anna Llauradó. «En su tiempo libre besa sin parar», apostilla su currículum. «¡Y de los tres soy el que menos ha trabajado! Paco es un 'work-alcoholic' absoluto, tiene cinco minutos y te hace una Torre Eiffel de palillos». Uno de los motivos que les llevó a tomar la «difícil decisión» de dejarlo, cuando seguían llenando teatros «incluso con público joven», fue el deseo de «poder hacer con total libertad y más tiempo las cosas que cada uno quería hacer». Ya no actúan juntos, pero continúan como compañía. «Ahora vamos a producir un musical, 'Forever young'».
el público y su idiosincrasia
Su gira de despedida con 'Hits' se prolongó hasta marzo de 2020. La pandemia la truncó dos semanas antes de lo previsto, y para entonces él ya había decidido retarse a sí mismo con un espectáculo en solitario que estrenó en octubre. Después de tanto silencio, habla por los codos y exhibe su repertorio gestual encarnando a distintos personajes. A sus 66 años, se le ve en plena forma, ya recuperado del coronavirus. «Lo pasé muy fuerte». Cuando les contó la idea a sus compañeros, le dijeron: «¡Qué valiente! Les encantó».
Entre tantas giras han vivido todo tipo de situaciones, algunas surrealistas y dignas de su 'Manicomic'. «La gente se ríe mucho cuando contamos que en Japón nos chuparon la oreja, fue algo inolvidable». La primera vez que actuaron en Múnich no las tenían todas consigo. Ante sus gags, «algunos se reían y otros les hacían: 'shsss'. Pensábamos ¿pero qué pasa aquí? Luego aplaudieron muchísimo, son idiosincrasias que hay que conocer». En España también «hay matices en las conductas» y el público de Bilbao le parece «un poco difícil. Tarda en entregarse, luego cuando ya entra no hay ningún problema. Valencia es el ejemplo contrario, empiezas y buaaaahhh!».
Por primera vez, está solo en el camerino. Dice que cinco minutos antes de salir a escena «no hay veteranía que valga», pero luego la función se le hace corta. «Decía Josep Pla que de la Historia lo que más le interesaba era la anécdota, eso activa nuestros cinco sentidos». Lo mismo escenifica una colonoscopia que cuenta cómo se conocieron. El germen de Tricicle está en el Institut del Teatre de Barcelona, pero con Joan Gràcia coincidió antes en una escuela de teatro. «Nos cambiábamos en el mismo vestuario chicos y chicas, porque éramos muy hippies, y un día le dije: 'la rubia esta de las mallas está estupenda'. Contestó: 'es mi mujer'. Empezamos mal», se ríe.
Ha encontrado su tono para hablar con el público y solo lamenta que en un terreno tan familiar para él como el humor, ese lenguaje «en el que debería poder decirse cualquier cosa siempre que sea con gracia y con sentido», tiene que avanzar «con mucho tiento. «Estamos en un momento realmente difícil y muy delicado», reflexiona. «A través de las redes sociales hay grupos de mucha presión y mucha fuerza que, si se sienten agredidos o insultados, pueden llegar a montarte un lío grande. Los que vivimos del público tenemos que ir con muchísimo cuidado. Es una pena porque antes la censura venía desde los gobiernos y ahora ha pasado a manos de la sociedad civil, descargando a los estados de esta responsabilidad. Somos nosotros los que nos convertimos a través de las redes en jueces o verdugos de según quién».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.