Al recién nacido Marcelino le encontraron a la orilla de un río del cinturón industrial de Bilbao (que Etxahun Galparsoro supone que es el Kadagua); de ahí su apellido. Le sacó del hospicio un matrimonio de Alonsotegi, formado por un gallego y una ... leonesa que llegaron para trabajar en la industria vizcaína, y a los que les daban una pequeña compensación económica por criarlo. «Tuvieron unos veinte hijos biológicos. Marcelino no sabía decirme cuántos eran exactamente y si sus padres tuvieron alguno más cuando él se fue a la guerra. Sí me insistía en que le trataron como a uno más, con mucho cariño. Siempre mostraba su agradecimiento».
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Galparsoro se ha centrado en los años en que su tío abuelo pasó en Mauthausen pero tiene otro libro sobre su vida hasta llegar allí. «El cura de Alonsotegi le echó de la escuela porque sus padres eran socialistas. A los once años tiraba de las vagonetas de la mina La Primitiva. Y luego entró en Rica Hermanos», una fábrica de hilatura de yute que fabricaba sacos y suelas de alpargatas en la que trabajaban mil mujeres. «He ido descubriendo las denuncias sobre la explotación infantil que se pusieron entonces, incluso por sindicatos católicos, que eran los que más cerca estaban de patronal».
Su tío abuelo le contaba que vivían en la miseria y que manifestarse en contra de sus condiciones laborales podía ser mortal porque abundaba el pistolerismo. Vivir suponía un esfuerzo inmenso pero él siempre recordaría aquellos años con entusiasmo, a pesar de vivir luego durante siete décadas en el sistema del bienestar francés.
«Para él Bilbao, Alonsotegi y Barakaldo lo era todo. Me hablaba de las Siete Calles, de los puestos y bares con caracolillos y del Athletic. Fue un buen jugador de fútbol y eso le benefició mucho en Mathausen. Iba andando de pequeño de Alonsotegi a San Mamés y o bien le dejaban pasar los tribuneros o se colaba en La Misecordia y veía los partidos desde allí. Hasta que se murió en 2014, con la bufanda del Athletic puesta, me repetía las alineaciones de aquellos años», rememora Galparsoro, que ofrecerá una charla sobre su tío abuelo en el Archivo Histórico de Euskadi de Bilbao el 23 de enero junto al historiador Josu Txueka, intercalada con entrevistas que le hizo la productora Baleuko para un documental.
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En la Guerra Civil, con 16 años, fue movilizado por los anarquistas a pesar de pertenecer a las Juventudes Socialistas Unificadas. «No sabía nada de ideologías, pero había pasado tanta miseria que enseguida me lancé a detener la rebelión de los franquistas», le dijo a su sobrino nieto y así aparece en el libro.
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