Mariët Westermann | Directora y CEO del Museo y la Fundación Solomon R. Guggenheim
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Mariët Westermann | Directora y CEO del Museo y la Fundación Solomon R. Guggenheim
«Buscamos un director que sepa gestionar pero también entienda los valores vascos»Desde ayer la holandesa Mariët Westermann es oficialmente la nueva directora y consejera delegada del museo y de la fundación Solomon R. Guggenheim de Nueva York, de la que depende el centro de arte contemporáneo homónimo de Bilbao. En una entrevista realizada en la sede ... de la colección Peggy Guggenheim de Venecia, Westermann, celebra el «momento transformador» que supuso la apertura de la pinacoteca vizcaína hace 27 años y dedica palabras elogiosas para Juan Ignacio Vidarte, quien anunció recientemente que dejará la dirección del museo a finales de año. «No hay duda de que sin él no es posible imaginar el éxito que ha supuesto el Guggenheim para Bilbao, para el País Vasco, para la fundación y para todos», alaba Westermann.
A su juicio, resulta indispensable que quien le suceda tenga «un fuerte sentido internacional» al tiempo que conozca «las instituciones locales» y sepa «lo que está pasando en el mundo del arte». Hasta asumir las riendas de la fundación, Westermann, que ha centrado su carrera como comisaria en el arte clásico holandés, ha dirigido NYU Abu Dhabi, un campus de artes liberales e investigación de la Universidad de Nueva York.
- El año pasado el Guggenheim de Bilbao recibió 1,3 millones de visitantes, un récord absoluto y una cifra muy superior a la del museo de Nueva York (861.000) y al de Venecia (379.000). ¿Qué supone Bilbao para la fundación?
- Con su apertura hace 27 años, el Guggenheim de Bilbao dio forma a la familia Guggenheim, convirtiéndola en una institución más amplia y con capacidad de llegar a otros públicos. Fue un momento transformador para la fundación, al construirse un museo completamente nuevo. Se comenzó así una nueva colección al tiempo que se comenzó a pensar en una circulación de las obras desde Nueva York y Venecia. Todo este proceso fue muy importante para introducirnos en el siglo XXI, nos metió en la globalización.
- ¿Se creyó desde el principio en el proyecto?
- Al principio había cierto escepticismo ante la idea de crear un museo en una ciudad que casi nadie conocía, obviamente no en el País Vasco o en España, pero en Nueva York mucha gente no sabía ni dónde estaba Bilbao. Pero hoy se puede decir sin duda que el Guggenheim de Bilbao refrescó la fundación y su propia manera de concebirse como generadora de nuevos museos. Bilbao ha tenido tanto éxito que tiene el mayor número de visitantes de todos los museos de nuestra constelación. Es también el más grande. Y por supuesto, también el propio edificio es parte de la colección y atrae a los visitantes por sí mismo. La fundación está muy orgullosa del Guggenheim de Bilbao y no podría imaginar nuestra organización sin él. Una parte fundamental de todo ello es la colaboración no sólo con las autoridades, que es importante, sino también con la gente de Bilbao.
- En todos estos años el museo Guggenheim sólo ha tenido un único director, Juan Ignacio Vidarte, que dejará en unos meses el cargo. ¿Cómo valora su trayectoria?
- No hay duda de que sin Juan Ignacio no es posible imaginar el éxito que ha supuesto el Guggenheim para Bilbao, para el País Vasco, para la fundación y para todos. Le estamos muy agradecidos, lleva desde que comenzó en 1997 dedicándole el corazón y el alma. Cuando me informó hace unos meses de su decisión de abandonar el cargo, mostró una gran generosidad al afirmar que había que dejar espacio para los jóvenes y sus nuevas ideas. Me comentó que tenía energía para seguir y que continuaba disfrutando, pero quería propiciar un proceso de transición ordenado por el bien del museo de Bilbao y de la fundación. Quien le suceda tendrá la suerte de tener a su lado a una figura tan inspiradora como Juan Ignacio Vidarte, que es único.
- ¿Cuál sería el retrato robot de su sucesor?
- Más allá de la persona, creo que es importante fijar cuáles son los valores que debe tener. Buscamos a alguien con las cualidades de Juan Ignacio, que obviamente sepa gestionar, pero que también entienda los valores de Bilbao y del País Vasco, que sepa lo que está pasando en el mundo del arte y cómo hacer para que la gente quiera venir a los museos. Debe apreciar la aportación al ser humano que suponen las obras de arte y cómo se traduce eso en la programación de un museo, al tiempo que mantiene una fuerte relación con la sociedad y las autoridades locales y vascas. Para todo ello hacen falta un sentimiento especial y saber desarrollar la gobernanza. Pero es que al mismo tiempo también hay que trabajar codo con codo con una fundación que es estadounidense y tratar con los colegas de Nueva York y Abu Dhabi. Se precisan, por tanto, condiciones tanto locales como internacionales.
- ¿Es imprescindible que la persona elegida conozca la atmósfera vasca?
- Es muy importante que el próximo director general sepa navegar en medio de las instituciones locales y regionales, pero esa experiencia con el País Vasco puede llegar de distintas maneras. No significa que tenga que venir de las autoridades. Puedes haber tenido por tu educación o carrera un fuerte bagaje internacional pero también conocer bien las instituciones de Bilbao. Se necesita conocer la historia del País Vasco y cómo se trabaja, pero algunas cosas también pueden aprenderse por el camino. Yo misma he aprendido mucho durante estos años en Abu Dhabi. Para ello hay que tener una actitud de apertura hacia el aprendizaje, la gente del lugar y sus valores.
- ¿Cómo pretende superar las reticencias que levanta la posible ampliación en Urdaibai?
-Es una cuestión que tiene que ser considerada atentamente. Hay un plan de desarrollo que implica a todas las administraciones, incluso al Gobierno central, y se trata de una situación compleja. Obviamente, estamos muy interesados en que el proyecto salga adelante.
- Cuando usted viajó a Bilbao en febrero visitó la zona de Urdaibai. ¿Qué le diría a quienes están en contra de abrir un museo en una zona protegida?
- Lo primero es que mi visita a Urdaibai, donde no había estado nunca, fue extremadamente inspiradora y me permitió ver todo el potencial de esa zona tan hermosa que permite entender mejor la historia de la industria naviera. Quiero remarcar que tanto para mí como para la fundación Guggenheim la protección del medio ambiente es extremadamente importante. Estamos convencidos de que en cualquier proyecto que hagamos siempre debemos ser lo más respetuosos posibles con el entorno en el que nos movemos en sentido amplio. Me refiero tanto al medio natural como al social. Sé que en los alrededores de la zona hay más de 20 comunidades y algunas pueden estar a favor del proyecto y otras, en contra. Deberíamos en cualquier caso tener una perspectiva modesta respecto al tamaño del museo. Se trata de un tema en el que aún queda mucho por recorrer. La decisión final es de las autoridades, obviamente, pero está claro que hay potencial.
- Usted aúna por primera vez en la historia de la fundación Guggenheim el cargo de presidenta y el de consejera delegada. ¿Supone un cambio en la gestión?
- Es más bien una clarificación de una condición que ya existía. Remarca que el papel de liderar la fundación es más grande que la dirección tradicional de un museo. Eso por supuesto le ocurre a otros directores también, pero en este caso, con la fundación, exige pensar lo que ocurre en estas cuatro instituciones: los tres museos que ya existen en Nueva York, Venecia y Bilbao y el cuarto que se está creando en Abu Dhabi. Como consejera delegada de la fundación tengo que tener en cuenta que todas las partes encajen y que aprendamos los unos de los otros. Me refiero, por ejemplo, a temas como la aplicación de la protección del medio ambiente, los nuevos creadores o el sur global, en el que está muy centrado el proyecto de Abu Dhabi.
- Es usted la primera mujer en desempeñar su cargo. ¿Cree que este hecho sigue constituyendo una noticia o se trata de una práctica ya normalizada?
-La fundación tiene una larga historia de liderazgo de mujeres, aunque es cierto que hasta ahora la constelación de nuestros museos nunca había estado liderada por una mujer. Pero es una tendencia global para las mujeres y es algo estupendo. Yo he tenido mucha suerte en mi carrera y he podido ser reconocida como líder, pero creo que es importante que se reconozca que las mujeres llegan a estos puestos, porque durante mucho tiempo no era lo habitual y resulta inspirador.
- La Bienal de Venecia tiene en esta edición como lema 'Extranjeros en todas partes', propiciando las creaciones sobre inmigración, colonización o lo que supone moverse dentro de diversas sexualidades o géneros. ¿Trata la fundación de seguir esa línea?
- Yo misma he sido una extranjera en muchos sitios durante mucho tiempo. Estoy absolutamente convencida de que el arte es algo que une, por lo que los museos deben ser más representativos de las distintas comunidades para incluir a todo tipo de artistas. La diversidad es un recurso para la humanidad, no un problema, y es algo que nos permite tener un mundo mejor, también en nuestros museos. Esta energía quiero que esté cada vez más presente en nuestros museos, como está ya pasando. Lo bueno es que al dedicarnos al arte contemporáneo, nunca es demasiado tarde para recuperar historias a las que no habíamos prestado atención antes y mejorar así nuestras colecciones.
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