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Desde hoy, los 21.500 vascos que llegan a la mayoría de edad este año se pueden beneficiar del Bono Cultura Joven que ha puesto en marcha el Ministerio de Cultura y Deporte. Son 400 euros que pueden solicitarse a través de la página web ... www.bonoculturajoven.gob.es y que deben destinarse a adquirir productos que van desde el teatro a los festivales de música, pasando por la literatura y los videojuegos entre otros muchos. En Euskadi, si todos aquellos con derecho a la ayuda la piden, la inversión ascenderá a 8,6 millones de euros. Hay quien puede dejarse llevar por los prejuicios y pensar que la mayoría va a gastarse el dinero en videojuegos, pero eso sería un error. Primero, porque a ese apartado solo puede dedicarse una parte del dinero y, segundo, porque quienes están en esa edad tienen bastantes más inquietudes culturales y de ocio de lo que muchos adultos creen.
Lo sabe bien Fernando Bayón, director del Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto. «Tras la franja de los mayores de 70 años, son los que más tiempo de su ocio dedican a apoyar actividades del tercer sector, a colaborar en proyectos desinteresados», ejemplifica. Y en cuanto a cultura, «la franja de edad de 18 a 28 años es la que mejor informada está de las actividades que hay». Por no hablar de que los adolescentes y postadolescentes «están dando un enorme empujón al sector editorial», que experimenta un alza de ventas considerable. Eso sí, han cambiado los formatos y las formas de leer.
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«Se lee para compartir. Ya no es solamente un acto solitario, sino que es algo que ocurre dentro de una comunidad», describe Bayón. Nuevas conductas que los editores están sabiendo aprovechar. Gemma Vilagis, editora en Montena y Random Cómics de Penguin Random House, confirma el 'boom' a raíz de los confinamientos y la aparición de nuevos espacios de lectura y escritura. «Durante la pandemia aumentaron mucho las ventas y aparecieron plataformas como Wattpad que han supuesto un cambio considerable», cuenta. Se trata de espacios en línea en los se pueden colgar escritos sobre los que cualquier usuario puede comentar. «La historia se crea en red, se comparten en TikTok o Instagram por ejemplo y crece en comunidad», explica Vilagis, que confirma que estos nuevos puntos de acceso también son caladeros en los que las editoriales 'pescan' autores noveles. «Muchos de sus lectores en red luego compran los libros».
En otros ámbitos, por el contrario, los más jóvenes no terminan de asomar. ¿Es solo por el dinero? Fernando Bayón asegura que no. De los estudios del instituto que dirige se desprende que el 80% de los chavales vascos se interesa por las actividades culturales, pero solo el 60% acude. «Cuando se les pregunta la razón, es curioso, porque el precio no es la principal barrera para no ir a un concierto o al teatro, por ejemplo. El primer motivo que esgrimen es la falta de compañía adecuada; el segundo suele ser el dinero y el tercero, la falta de tiempo», detalla.
Y el paso del coronavirus también ha influido en esto. «La mayoría asegura que aquello en lo que más ha cambiado sus hábitos culturales la pandemia es en la conformación de los grupos, en con quién hacen lo que les gustaría y lo que solían hacer». La tradicional cuadrilla, única e inmutable, se ha atomizado en grupos distintos constituidos en función de lo que se hace con cada uno.
Conscientes de estos cambios, algunas instituciones y empresas culturales dan pasos para atraerles. Es el caso de la ABAO Ópera Bilbao, que desde la temporada 2016-17 organiza Gazteam, una comunidad «creada por y para los menores de 30 años con el objetivo de acercarles al mundo de la ópera a través de distintas actividades y ventajas».
«Surgió porque vimos que entre los motivos para no acudir estaba, además del precio, que a un chico o una chica le puede gustar este género, pero, como la generalidad de la gente de su edad no suele venir pues son los raros, los distintos y no se atreven. Así que creamos las 'quedadas'», argumenta María Luisa Molina, directora de gestión del organismo. Esta temporada hay 222 menores de 30 años que, además de disfrutar de precios muy favorables para ver la función, tienen oportunidad de conocer al director de orquesta, visitar a los artistas o ver los camerinos. «Luego ellos hacen planes para irse a tomar algo juntos», desvela.
Un porcentaje del Bono Cultural servirá, claro está, para financiar videojuegos en soporte físico y digital, algo que tampoco hay que despreciar. Este tipo de entretenimiento «puede llevarles a la lectura, al cine o a realizar otras prácticas en el espacio público. Son una forma de socialización y en muchos casos se practican en grupo y son el enganche para una vida social más saludable y activa de muchos chavales», remarca Fernando Bayón, que concluye con una recomendación para las empresas culturales. «Seguramente los jóvenes no van a aporrear las taquillas de teatros para comprar entradas para la próximas temporada de la ópera o del teatro, pero eso no quiere decir que con alguna campaña de reclutamiento no acudan o se animen quienes de que de otra forma no irían».
200 euros: Esta cuantía es la destinada al apartado de artes en vivo, patrimonio cultural y artes audiovisuales. Por ejemplo, entradas y abonos para artes escénicas, música en directo, cine, museos, bibliotecas, exposiciones y festivales escénicos, literarios, musicales o audiovisuales.
100 euros: Es la cuantía que puede invertirse en productos culturales en soporte físico: libros; revistas, prensa, u otras publicaciones periódicas; videojuegos, partituras, discos, CD, DVD o Blu-ray.
100 euros: Deben ser para consumo digital o en línea. Incluye suscripciones y alquileres en plataformas musicales, de lectura o audiolectura, o audiovisuales, compra de libros, suscripción a videojuegos en línea o a prensa y publicaciones periódicas.
Mireia Mellid. 18 años desde abril
«La idea me parece muy de elogiar porque acerca la cultura a mucha gente y la cultura es una base fundamental para la sociedad porque ayuda a generar un pensamiento crítico», proclama Mireia Mellid con las ideas muy claras. Pianista y lectora interesada en todo lo que tenga que ver con la filosofía y el derecho, esta chica de Bilbao invertirá sus 400 euros en «entradas para ver a la Filarmónica, comprar discos de música clásica e ir al teatro». «También me va a permitir comprar libros o ir a la ópera... Para mí el bono es un regalo que da la oportunidad a mucha gente de mi edad de acceder productos culturales que de otra manera no podrían disfrutar o que igual solo optarían por ir a discotecas».
–Pero, ¿no dicen que a los jóvenes solo os interesa jugar a videojuegos y cosas así?
– A mí también gustan pero este regalo prefiero emplearlo en 'cultura de verdad'.
Pablo Osés. 18 años en diciembre
«El dinero lo invertiría en conciertos y festivales. Me considero un apasionado de todo tipo de música y creo que me iría por ese camino. Otra de mis grandes aficiones es el cine. Por tanto, creo que combinaría ambos 'hobbies'». Este es el plan de Pablo Osés, un vitoriano que alcanzará la mayoría de edad y que a partir de septiembre cursará el grado de emergencias sanitarias. Y ya tiene dos conciertos muy concretos en mente.
«Sé que Tiago PZK y Melendi actuarán cerca en los próximos meses y me encantaría poder disfrutar de sus canciones, porque las entradas resultan bastante caras y difíciles de conseguir», admite Osés. Además, «al empezar en septiembre una nueva etapa, me gustaría utilizar parte del dinero para comprar libros y material que me ayude a conocer en mayor medida lo que será mi futura profesión». Así que para este joven la idea del bono, que califica de «muy interesante» no puede llegar en mejor momento.
Gorka Romero. 18, en noviembre
Con el Bachiller recién finalizado y la vista puesta en «acceder a un grado que tenga que ver con la electricidad y luego ir a la 'Uni'», este joven vecino de Portugalete mira al bono con cierta desconfianza. «La medida me parece buena idea, pero creo que tiene mucho de conseguir votos», cuenta antes de puntualizar que «esto es una opinión mía personal eh». Con todo, aprovechará la ayuda porque es «una oportunidad de poder comprar entradas para algún gran festival musical como el Mad Cool». «Me encantaría ir al Tomorrowland, pero ese es en Bélgica y no creo que me llegue. Luego también pillaré entradas para conciertos más pequeños», desvela.
Algo de sus 400 euros será para comprar entradas para el cine. ¿Y el resto? «Pues aún no lo he pensado pero seguro que algo surgirá. Serán cosas a las que de otra forma no podría acceder», reconoce.
Irati Antón. 18 años desde febrero
A pocos meses de iniciar sus estudios en el doble grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual esta bilbaína, que alcanzó la mayoría de edad el pasado mes de febrero, tiene muy claro a qué va a destinar una parte importante del bono de 400 euros. «Lo que más me apetece es ir al teatro porque para mí las entradas son caras y cuando he podido ir es porque mi madre me ha invitado», admite.
Tampoco desdeñará ni adquirir pases para ir al cine, ni la adquisición de unos cuantos libros.Como muchos de su edad, valora con especial ilusión poder compartir actividades con sus amigos. «Como ellos también tienen la posibilidad de pedir el bono, podremos quedar para ir juntos a alguna cosa. Esa es una de la cosas que me gustan», cuenta. ¿Y qué más? Pues descartados los videojuegos, «que no me gustan mucho», Irati se decanta por aprovechar una parte de la ayuda para «poder pagar algunas suscripciones a plataformas digitales».
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