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A una fotógrafa como Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 1949), le interesa el antes y el después de los hechos. Ella lo descubrió en una Semana Santa. «El muchacho que hacía de Cristo se estaba dando besitos con su novia y con una ... lata de Coca-Cola en la mano. Qué imagen más potente, pensé. Y tiré unas fotos. No me gustó el resultado pero me descubrió un camino» ha revelado en la Sala Rekalde de Bilbao donde se ha presentado su retrospectiva 'Con la boca abierta'.
En vez del centro, busca lo que está alrededor. En vez de los ojos como expresión central del rostro, la boca. «Es incontrolable y expresa los estados de ánimo con mucha autenticidad, el dolor, el hambre, la alegría, al sensualidad, la sexualidad», enumeró al comienzo de una visita por su exposición, que recoge unas sesenta imágenes de las más de 30.000 que ha sacado para este trabajo, iniciado en 1979.
Presentada por la artista y por la diputada de Cultura, Lorea Bilbao, la muestra recorre desde el llanto expresado de la boca abierta al nacer, en unas fotografías de niños que acaban de salir del vientre de su madre en Brasil, Georgia, Cuba y Portugal, hasta los labios cerrados de la muerte en la figura de un cadáver en su féretro, situado al lado de los campos y viñas que había conseguido en vida.
La artista apreció la fuerza expresiva de la boca cuando estaba haciendo un trabajo en Galicia. «Había llegado una familia desde una aldea, andando, a la fiesta mayor con un cordero. Más que la situación en sí, me interesó la expresión de cansancio y aburrimiento de la niña seguramente después de haber estado horas caminando, y la boca abierta era el signo más evidente de lo que estaba sintiendo en ese momento», explicó García Rodero, que vestía de rojo como casi siempre, aunque también por un motivo más próximo. «Hoy (14 de febrero) es San Valentín y, en India, el rojo es el color del amor».
Además del hilo conductor de la exposición, en esta también aparecen los clásicos temas que han marcado la carrera de la fotógrafa, como las fiestas y los ritos. En los Carnavales de Tolosa de 1982 aparece riéndose una cuadrilla de 'drag queens', antes de que los transformistas se llamaran 'Drag queens'. En la misma sala está una de sus fotos más reproducidas, la de una joven con un tocado religioso custodiada por dos guardia civiles como «dos columnas dóricas», una imagen «con sentido del humor, abierta a provocar la sonrisa y a lo que pueda haber de crítica».
Su obra se mueve por un arco que va desde las fotografías que hizo de las mujeres en comunidades rurales de India, para mostrar su poder de transformación, hasta las que ha realizado en distintos festivales eróticos. En todas ellas hay una intención antropológica que busca los límites del ser humano. Como en la imagen de la exposición en la que aparece una niña que participa en un concurso de belleza infantil de Estados Unidos. «Sus padres las preparan para competir incluso durante años, aunque luego todas se llevan un premio», precisó.
Imparable contadora de historias, desveló que intenta pasar desapercibida cuando fotografía, porque «cuando pides permiso, todo cambia en la actitud de la gnte». Pierde naturalidad, aunque hay situaciones en las que no le queda más remedio que pedirlo, como cuando se acercó a una zona de prostitución en Madrid. «Sólo una me lo concedió. Me puse en la carretera para fotografiarla y casi me pilla un coche. Abrió la boca porque pensaba que me iba a matar y en el gesto del cuerpo se le salió un pecho». La imagen de la escena está a la vista en la Sala Rekalde.
Por la muestra van desfilando el vudú y otros ritos de origen africano en Haití y en Cuba, las 'love parades' que se han diseminado a la largo del mundo desde sus inicios en Alemania a ritmo de música tecno, y concentraciones como el Burning Man en el desierto de Nevada, donde la premisa de los asistentes es ser generoso y creativo. «Los peregrinos cristianos van a Jerusalén, Roma o a Santiago. En estas celebraciones no es lo sagrado lo que aglutina, sino la música, el baile, los cuerpos, la libertad de hacer lo que no puedes la mayoría de los días». En cada de estas imágenes, la boca lo dice casi todo.
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