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Gerardo Elorriaga
Sábado, 12 de agosto 2017, 01:11
Para el diseñador Ángel Fernández, la crisis del textil catalán, a principios del presente siglo, fue toda una oportunidad. «Estaba de la moda hasta las narices», confiesa. Al trabajar para grandes firmas, tan sólo se empleaba con el dibujo durante tres semanas de los seis meses que dura la temporada. «El resto del tiempo es cambiar colores y gestionar la producción». Echaba de menos trabajar con las manos y ese propósito le llevó hasta la sombrerería, donde adoptó el nombre de Ángel Amor. «Quería salir de ese engranaje y volver a hacer algo que pudiera controlar desde mi mesa. Yo he vuelto a ser artesano para hacer prendas con alma».
Este erandiotarra, formado en la escuela bilbaína Lanca, vivero de creadores, y la prestigiosa Saint Martins, considerada la mejor del mundo, descubrió así, a los 40 años, una disciplina en la que se formó rápidamente y que ahora enseña a sus alumnos. «Siempre me ha gustado, quizás porque mi pasión juvenil era el retrato y la cabeza es lo que más me gustaba y esta disciplina es vestirla». Tras una larga estancia en Londres y Barcelona, abrió un taller en Bilbao en el que simultaneará su trabajo a clientes privados con la docencia y su dedicación al vestuario de cine y televisión, una tarea que le ha llevado a trabajar para Angelina Jolie o Cate Blanchett.
Estilo extravagante
Él aconseja a sus alumnos seguridad y un buen portafolio, aunque nunca ha necesitado tocar puertas. En Inglaterra se especializó en vestuario femenino, creó para algunas de las fieles a las carreras de Ascott y tras su regreso a España trabajó con el Instituto Catalán de la Moda o la marca Divinas Palabras. «Nunca he pedido nada, las cosas me han venido por mi trabajo», explica. Le llegaron encargos de clientas tan excepcionales como Lady Gaga o Monica Bellucci y su colaboración con el orfebre Manuel Albarrán lo condujo al mundo de la publicidad, donde conoció a la oscarizada diseñadora Sandy Powell. «Mi sueño infantil era ser diseñador de Walt Disney y un día me llamaron para trabajar en ‘Maléfica’. Entonces descubrí que esas películas no se hacen en Hollywood, sino en Europa, en los estudios Pinewood».
Para 300 extras
Los rígidos cuellos que lucía Angelina Jolie en pantalla se habían convertido en un problema. «Se caían y me llamaron porque sabían que yo confeccionaba ropa de espectáculo y que trabajaba con metal y cuero», indica. El prototipo que propuso obtuvo la necesaria aprobación y a lo largo de varios meses trabajó in situ. «Hasta entonces, no me había fijado en ella, pero me pareció fascinante», recuerda. «Venía a vernos todos los días, a revisar todo, nos traía pasteles. No he visto nunca a una actriz tan involucrada».
Con Angelina en ‘Maléfica’
Aquella experiencia fue la primera. Luego llegó ‘Cenicienta’, con Cate Blanchett, «tan estupenda, tan alta y tan consciente de su lado bueno». En esta producción era el encargado de sombrerería y se enfrentó al reto de crear los tocados para los artistas principales y 300 extras. «Lo más impresionante eran los medios que nos brindaban», apunta y menciona los armarios llenos de piedras de Svarowsky y el abundante surtido de rollos de seda a 300 euros el metro. Después vinieron otros proyectos, caso de ‘El destino de Júpiter’ con los hermanos Wachowski, y series para la BBC o la Fox. «Es un engranaje complicado, en el que todo se hace a mano e, incluso, te llegan a facilitar piezas de época para que te inspires».
El éxito le ha animado a crear su propia marca. «Ángel Amor tiene mucho que ver con mi trabajo. Hacemos encargos para novias y me pareció un nombre glamuroso que suena bien en el extranjero, pero también refleja una realidad», defiende. El diseñador asegura que su principal seña de identidad es un estilo más extravagante de lo habitual, reflejo de su dedicación al séptimo arte, y la variedad de materiales empleados. «Quiero ser más atrevido que los demás, pero también hacer que las modelos se sientan seguras con mi propuesta».
Trabajo artesanal
Su intención era comenzar este año su nueva aventura vasca, pero, una vez más, le reclamaron nuevos proyectos cinematográficos. «Por motivos personales no pude participar en ‘El regreso de Mary Poppins’, pero en primavera volví a Londres para el rodaje de ‘La favorita’ de Yorgos Lanthimos, el autor de ‘Lobster’, el nuevo niño que quiere impulsar Hollywood». Ha confeccionado una especie de peinetas españolas para esta comedia en torno a los Estuardo en la que destacan Emma Stone y Rachel Weisz.
Formación. En la escuela bilbaína Lanca y la prestigiosa Saint Martins.
Diseño textil. Trabajó para grandes firmas hasta que se especializó en sombrerería para controlar todo el proceso.
Películas. Ha trabajado para ‘Maléfica’, ‘Cenicienta’, ‘El destino de Júpiter’ y ahora para ‘La favorita’, además de para series de la BBC o la Fox.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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