El Bellas Artes ha reconstruido una parte significativa de la colección de Félix Fernández- Valdés Izaguirre (1895-1976), el empresario bilbaíno que convirtió en un auténtico museo su piso del número 15 de la Gran Vía. Logró reunir alrededor de 400 obras –«una de ... las más míticas colecciones del arte español y europeo del siglo XX», como destacó el director de la pinacoteca, Miguel Zugaza– y a su muerte este patrimonio se dispersó. Ha sido necesaria una investigación para reunir las ochenta obras maestras que se exhibirán del 7 de octubre al 1 de febrero. Con esta ambiciosa muestra, que incluye desde Goya, El Greco y Zurbarán a Delaunay y Agustín Ibarrola, se abre la programación de otoño.
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Zugaza explicó ayer que «se mantiene el plan que habíamos diseñado antes de la pandemia». Tras un atípico verano con el 30% de los visitantes del año pasado, y en el que la buena noticia ha sido la mayor presencia de gente joven, «que por primera vez supera el 20% del público», el objetivo es «estimular» a los ciudadanos para que disfruten del arte «en un entorno seguro». La temporada «empieza fuerte» con una colección que abarca «del gótico a las primeras vanguardias, compuesta a partes iguales por maestros antiguos y modernos».
Por primera vez se muestra al público, con el patrocinio de la BBK, una selección significativa de obras «que resumen la importancia y el carácter singular de esta maravillosa colección». En ella brillan cuadros célebres como 'La marquesa de Santa Cruz' de Goya, del que se dice que Franco quiso regalárselo a Hitler porque en la lira de la marquesa aparece un símbolo solar precristiano, muy parecido al lauburu, que los nazis tomaron de modelo para su esvástica. La obra salió ilegalmente del país y fue subastada en Londres, pero desde 1986 está en el Prado. La colección también atesora «obras inéditas, poco conocidas y en muchos casos nunca expuestas», todo un aliciente para especialistas y aficionados.
No ha sido fácil reunir esta muestra del «afán coleccionista» del industrial bilbaíno. Ribera, Van Dyck, Valdés Leal, Sorolla, Fortuny, Regoyos, Zuloaga, Romero de Torres... El 60% de los cuadros estaban en manos de la familia –entre ellos un retrato del empresario firmado por Vázquez Díaz– y el resto proceden de otras colecciones públicas y privadas. El Prado aporta cuatro lienzos y el Bellas Artes, siete. Otras siete obras vienen del extranjero.
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Los comisarios –María Pilar Silva Maroto, jefa de Conservación del Prado hasta 2017 y Javier Novo, coordinador de Conservación e Investigación del Bellas Artes– han realizado una exhaustiva investigación para localizar y reunir las obras. En su mayoría son pinturas, aunque hay dos tallas barrocas de Pedro de Mena que estaban en la capilla privada del piso de Valdés –luego fueron donadas a una iglesia– junto a la 'Lamentación sobre Cristo muerto de Van Dyck' que el Bellas Artes adquirió en 1985; otro de los sorprendentes rincones de aquella vivienda a la que ahora podemos asomarnos.
El museo celebrará también el 25 aniversario del metro de Bilbao con un homenaje a Otl Aicher (1922-1991), el diseñador gráfico que trabajó con Norman Foster y creó la imagen corporativa del suburbano. Es la primera retrospectiva que se dedica en Europa al diseñador más influyente de la segunda mitad del siglo XX, que fundó junto a Inge Scholl y Max Bill la escuela de Ulm. A partir de los años 80 colaboró con Norman Foster, que le encomendó la imagen corporativa de Metro Bilbao. La exposición mostrará a partir del 5 de noviembre 80 dibujos inéditos de este proyecto, que surgió de una investigación sobre la arquitectura y la ciudad y sobre la cultura y el paisaje de Euskadi. Es una obra central en su trayectoria junto a las desarrolladas para Munich 72 y Bulthaup.
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La tercera gran apuesta es la muestra sobre Eduardo Arroyo en su faceta de grabador, organizada en colaboración con el Festival Internacional de Grabado (FIG), que se inaugura el 13 de noviembre. El artista se dedicó al grabado desde principios de los 60 y mantuvo esta pasión durante toda su vida. En 2018, poco antes de su muerte, donó al Bellas Artes, que le dedicó su última gran antológica, un centenar de grabados de sus últimos años.
El cine regresa al auditorio del museo, cuyo aforo actual es de 71 butacas. Recupera la programación en colaboración con la Filmoteca Vasca con un ciclo sobre Éric Rohmer, teórico de la 'nouvelle vague' y padre espiritual de autores como Godard, Rivette, Chabrol y Truffaut. Del 3 de octubre al 19 de diciembre, la cita es los sábados a las 19.00 horas. Además, se reanuda el ciclo Historias de cine con una novedad: las sesiones serán los domingos por la mañana. El catedrático de la UPV Santos Zunzunegui presentará del 4 de octubre al 20 de diciembre obras que exploran «territorios poco frecuentados». En el marco de Zinebi (el 27 de noviembre y los días 4, 11 y 18 de diciembre) se ofrecerán pases gratuitos del documental del artista Josu Rekalde 'Esther Ferrer: hilos del tiempo', desarrollado gracias a las becas Multiverso a la creación en videoarte. El punto de partida es el verano de 1978, cuando Ferrer participó en la acción colectiva 'El tren de John Cage' e intervino en unos vagones, ocupando el espacio con hilos y trazando un recorrido relacionado con el tiempo y su representación.
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