![El Bellas Artes abona el surrealismo verde de Vicente Ameztoy](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202002/11/media/cortadas/ameztoy-bellas-artes-kOLI-RXPPojygEoJ5tZAIyBojCcP-1248x770@El%20Correo.jpg)
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«Magritte en San Sebastián». Es lo primero que dijo el pintor Antonio López al ver el pasado viernes la exposición de la obra del pintor guipuzcoano Vicente Ameztoy (1946-2001) en el Bellas Artes bilbaíno. Hay que fiarse del artista manchego, no ... sólo por su criterio sino también porque aquello que estaba viendo le sonaría. Ameztoy se fijó en su obra temprana para empezar la suya y, sí, también en la de Magritte, el belga de las nubes y los sombreros de bombín.
La etiquetaron como realismo mágico, pero en el caso de Ameztoy también se trató de una apropiación del surrealismo en la que cabían lo rural y lo urbano, la hierba y las chimeneas, las personas y los espantapájaros. Imágenes insólitas que surgen del verde de la hierba, de la clorofila que impregna su pintura, la que rodeaba su caserío de Billabona, y que inspiró 'Vacas', la primera película de su amigo Julio Medem.
La muestra que se abre este miércoles al público recoge desde la época del artista de finales de los años sesenta hasta sus últimas realizaciones. Aumenta el número de pinturas hasta 53 respecto a las 40 de su primera etapa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y recoge material diverso como sus carteles, uno de ellos del mercado de los miércoles en 'Villafranka' (Ordizia), con unos puerros sobre fondo rojo que hacen la cruz y el aspa de la ikurriña. El humor y la ambigüedad fueron para el artista dos de sus más utilizados pinceles.
El director del Bellas Artes, Miguel Zugaza, dio las gracias a los coleccionistas privados que han hecho posible la exposición. Ameztoy tiene muy poca obra en las colecciones públicas -entre ellas destaca la del museo bilbaíno-, pues a pesar de lograr el éxito muy joven en Madrid, a partir de una muestra suya que inauguró la galería de Juana Mordó 1976, su carrera posterior discurrió mayormente en Euskadi. De las obras expuestas, 9 lienzos han sido restaurados y 38 intervenidos por el equipo del centro artístico del parque.
Poco después de la muerte de Ameztoy en 2001, Miriam Alzuri y Javier Viar comenzaron a recopilar datos para hacer el catálogo razonado de su obra. A partir de aquella investigación ha surgido esta muestra de la que ambos han compartido el comisariado. «Tuvo un enorme prestigio desde los años setenta y también gozó del cariño popular. Sin embargo, su trayectoria se ha quedado al margen de los relatos que están construyendo los historiadores del arte, algo que esta exposición trata de reparar», comentó Alzuri.
Como sus compañeros de generación y de contexto Andrés Nagel, José Llanos, Ramón Zuriarrain y Marta Cárdenas, entre otros, se decantó por la figuración cuando el arte vasco estaba muy marcado por la abstracción de Chillida y Oteiza, con sus derivaciones políticas y sociales. «Se alimentó de las narraciones populares de terror y sobre extraterrestres. Muchas imágenes e interpretaciones psicoanalíticas sobre el vacío interior, el duelo y la melancolía, lo siniestro, los muertos vivientes y los vivientes que parecen muertos, aparecen en su obra. Era como un niño que cree en su poder para dar vida a sus muñecos», añadió Viar.
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