Llevan dos meses de ensayos, sin contar la preparación previa, y antes del estreno se harán la prueba PCR. Fotos: Jordi alemany

Autoconfinados para que siga la función

'El viaje a ninguna parte' rinde homenaje en el Arriaga al teatro, un oficio que convive con la pandemia y la precariedad

Sábado, 9 de enero 2021, 23:15

Fernando Fernán Gómez escribió a mediados de la década de los ochenta un texto, 'El viaje a ninguna parte', que rendía homenaje al oficio de cómico -itinerante, siempre de acá para allá en busca de un bolo con el que ganarse la vida- cuyos protagonistas ... eran teatreros de la posguerra española, cuando todo era todavía más difícil para casi todos que en la época en la que escribía. Ese texto llegará al escenario del Teatro Arriaga el próximo jueves dirigido por Ramón Barea, que ha querido contribuir también a ese homenaje «desde el cariño» a una profesión que ya no es tan inestable como entonces pero sigue teniendo mucho de precario, sin duda. «Nosotros no somos tan Galvanes», dice el director y actor de esta coproducción con el Teatro Fernán Gómez en referencia al apellido de la familia ambulante protagonista, «hay artistas más Galvanes que nosotros. Estamos en el Arriaga, seguimos trabajando, pero hace falta moral y entusiasmo para continuar».

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Sobre todo ahora. Es inevitable preguntarse por cómo la pandemia afecta a un sector, el de las artes escénicas, en el que el 'salto de mata' es bastante habitual. Hay quien trabaja en cine y en series, que dan mucha visibilidad e ingresos más regulares, «pero existen otras muchas realidades», como explica el músico y actor Adrián García de los Ojos. La del teatro, por ejemplo. Dice Olatz Ganboa, encargada de dar vida a Rosita en la función, que «irse a Madrid y al cine sigue siendo un objetivo, como lo son para el personaje».

«Hay artistas más Galvanes que nosotros. Seguimos trabajando, pero hace falta moral y entusiasmo»

Ramón Barea | Actor y director

«Vivimos con una angustia añadida y una responsabilidad individual para no fastidiar a todos»

Olatz Ganboa | Actriz

El trabajo de mucha gente

Los teatros fueron de los primeros lugares que se cerraron ante la alarma por Covid 19 hace ya más de diez meses y de los últimos en reabrir. Sobre cualquier montaje pesa ahora la amenaza de un positivo en el equipo que impida estrenar o girar. «Es una angustia añadida. Y una responsabilidad individual que no es justa, pero que es así, y que nos lleva a vivir casi en un autoconfinamiento las semanas previas para no fastidiar a todos». Ganboa se refiere a los componentes de 'El viaje a ninguna parte', que son muchos. Ocho actores y actrices, el responsable de la escenografía, la de vestuario, la de atrezo, el de luces, ayudante de dirección...

Es el trabajo de mucha gente durante mucho tiempo -llevan dos meses de ensayos, sin contar la preparación previa- y eso son muchos posibles contactos y riesgos. Por eso, antes de comenzar los ensayos se hicieron todos una prueba para ver si estaban contagiados y se la vuelven a hacer días antes del estreno. Habrá, aseguran, tantos nervios ante los resultados como cuando se esperan los de «las pruebas de selectividad».

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«La precariedad hoy no es solo la de los actores», reflexiona Ramón Barea.

En el escenario se verán las caras, pero el resto del tiempo trabajan con mascarilla. Creían que era algo imposible, y sin embargo ahora ya lo han incorporado al día a día. «A la hora de comunicarte y expresarte es más difícil pero si no, siendo tantos, el riesgo se multiplica», dice Patxo Telleria. Cuando preparaba el estreno de 'Ez dok ero', mano a mano con su colega Mikel Martinez, se podían permitir hacerlo a cara descubierta. Y es que lo de los montajes pequeños es, ahora mismo, casi un seguro. Samuel Gibert, que en los últimos meses ha representado dos monólogos -'Marx lo hizo' y 'Padrino: ahora un musical', con los que volverá a La Calde el 23 de enero y el 27 de febrero, respectivamente- cree que es el momento de este tipo de formato. «Cuantos menos actores, más tranquilidad», se ríe. «Es más fácil recuperar este tipo de funciones si hay algún problema, porque no hay que cuadrar más agendas que la tuya».

Aun así, hace poco estrenaba con un par de compañeros 'Hitcshock' en el Teatro Campos. Han actuado de nuevo este fin de semana y volverán el 6 de marzo. Su lema, «hago todo lo que puedo. Hay que vivir con esa incertidumbre que es habitual en el teatro a lo largo de su historia, y aplicar el sentido común. Es lo que tenemos que hacer».

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«Vivir con incertidumbre es habitual en el teatro. Cuantos menos actores, más tranquilidad»

Samuel Gibert | actor

«Nadie te puede cubrir, yo he reducido la burbuja al mínimo sin renunciar a lo esencial»

Juana Lor | Actriz y directora

En su compañía, Scartaris, no se han hecho pruebas de cara a los ensayos -más allá de las que, cada cual, ha tenido que realizarse a lo largo de 2020 por haber estado en contacto con algún positivo-; viven «con la mascarilla el máximo tiempo posible desde los ensayos generales hasta el final», no se olvidan del gel hidroalcohólico al mínimo contacto, «aunque eso el día de la función va a ser imposible», y mantienen distancias en el escenario, en la medida de lo posible. «Hemos reducido mucho el contacto físico, esta es una obra de miradas, de gestos, de texto».

Otro grupo que actúa en La Calde, antes Haceria, es el que dirige Richard Sahagún. Ese pabellón es su nuevo espacio de trabajo y creación. Sus medidas de defensa ante esta crisis: pruebas PRC a todos los miembros del equipo el día anterior al estreno y el «compromiso de todos de aislarse hasta el día de la función». La famosa burbuja de la que tanto hemos oído hablar en el último año la tienen muy presente los trabajadores de las artes escénicas. Se trata de «no poner en riesgo el proyecto. Nadie te puede cubrir», resume Juana Lor, que acaba de estrenar en el Teatro Arriaga la última producción del laboratorio de Pabellón 6. «Yo he reducido la burbuja al mínimo sin renunciar a lo esencial: abrazar a mi hija y que la niña y su abuela se vean».

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Medidas habituales

  • Las pruebas. Lo habitual es que todo el equipo se haga pruebas PCR antes de empezar los ensayos y antes del estreno.

  • Ensayos con mascarilla. Ya se han acostumbrado, «aunque es más difícil a la hora de expresarte».

  • Equipos. Es más fácil sacar adelante funciones con pocos actores y se están haciendo bastantes monólogos.

«Fernán Gómez tenía instinto para contar con sencillez y hondura»

«El cabrón de Fernando Fernán Gómez tenía instinto para contar con sencillez y con hondura. Esta es una historia con mucha carne, que no es frívola pero sí fácil de ver y de digerir y de la que yo creo que la gente va a salir reconfortada», dice Patxo Telleria sobre 'El viaje a ninguna parte' en un descanso de los ensayos.

Ese viaje es el que hacen cada día los miembros de la familia Galván, varias generaciones dedicadas al teatro, cada uno con sus vivencias y sus sueños. Van y vienen con sus maletas y baúles, soñando con temporadas en Madrid y traslados en coches-cama. «Sobre la obra flota el fantasma de una precariedad que hoy no es solo la de los actores. Habla de gente humilde, no de héroes; el autor refleja la parte más humana y frágil», completa Ramón Barea, que además de dirigir forma parte del reparto. Acariciaba la idea de llevar a escena 'Las bicicletas son para el verano' pero terminó aceptando la contrapropuesta del Arriaga de realizar este homenaje a la profesión.

Además de ellos dos, forman esta familia Mikel Losada, Itziar Lazkano, Irene Bau, Olatz Ganboa, Diego Pérez y Adrián García de los Ojos, que se mueven en un espacio escénico diseñado por José Ibarrola y con vestuario de Betitxe Saitua.

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