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El estreno del montaje de 'Rigoletto' con dirección de escena de Miguel del Arco en el Teatro Real de Madrid, el pasado 2 de diciembre, ... no fue bien digerido por parte del público, que reaccionó con abucheos ante su puesta en escena rompedora. No es algo nuevo, y de hecho la controversia se da con cierta frecuencia cada vez que la ambientación de un libreto se sale mucho de lo clásico y acaba incorporando astronautas donde originalmente hay caballeros del siglo XVI o nazis en lo que se supone que es la adaptación una leyenda medieval.
El Aula de Cultura de EL CORREO acogió este lunes el coloquio 'La ópera: arte y polémica', moderado por el periodista César Coca, en el que participaron la soprano Sabina Puértolas; el presidente de la ABAO, Juan Carlos Matellanes; y el asistente de dirección artística de la entidad bilbaína, Pablo Romero.
«Buscar la polémica por la polémica es algo que se cae por su propio peso. Si no hay genialidad detrás, la obra no perdura en el tiempo», consideró la cantante. «Pero la polémica es necesaria en el arte porque nos hace crecer», añadió. «Es útil que la gente opine y nos veamos confrontados con las impresiones del público». Romero apuntó que «el fin último del arte es generar un impacto en quien lo ve. Hay artistas que recurren a la polémica como medio para crear un impacto en los espectadores. Depende del mensaje que quieran transmitir, la polémica irá en un sentido o en otro».
Matellanes recordó que «la ópera es pasión y genera pasiones. Y con esa pasión es consustancial la generación de opiniones más o menos extremas». Las generadas en torno a esta versión de 'Rigoletto' «no responden a la obra, al libreto, sino a su tratamiento, la actualización». En una ópera no se puede tocar el texto ni la música, pero sí la puesta en escena. «En estas actualizaciones suele haber elementos muy accesorios que en realidad cada vez nos dejan más indiferentes pero que también, en este caso, pueden ser prescindibles y no aportan mucho».
Puértolas argumentó que «trasladar al momento actual un libreto escrito hace doscientos años, siempre que se haga con respeto, tanto hacia el público como hacia los artistas, está bien traído». Por su parte, Romero subrayó que «una ópera no es una pieza de museo. La ópera es un arte vivo y precisa de personas vivas para ponerla en escena». «Lo importante -terció Matellanes- es la pertinencia, el acierto en la trasposición del libreto. Hay algunas trasposiciones más acertadas que otras».
Sobre el caso de este 'Rigoletto', traído por la ABAO al escenario del Euskalduna estos días y en el que Sabina Puértolas interpreta a Gilda, Romero destacó que «el público de Bilbao nos ha dado una pequeña lección. Estábamos con la tirita puesta antes de hacernos la herida, y al final la gente ha respondido fenomenal». Puértolas consideró que en Madrid se generó «mucho humo. Aquí el público vino y vio que no era para tanto. Yo he sentido mucho respeto aquí, en Bilbao. Yo me siento muy bien haciendo esta producción».
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