«El latín no solo nos educa y forma como personas, también es divertido»

El conferenciante ha publicado 'Latín lovers', un libro en el que difunde su conocimiento y explica, como reza el subtítulo 'La lengua que hablamos (aunque no nos demos cuenta)'. «Está pensado para aquellos que lo desconocen, pero también para reconciliar a los que lo odiaron cuando lo estudiaban e, incluso, para los que siempre lo han amado», asegura el profesor titular de Filología Latina en la Universidad de La Rioja, donde ha estado en excedencia hasta ahora para dedicarse a la política, primero como consejero en el Gobierno riojano y en la última legislatura como diputado en el Congreso.

Del Río alerta sobre el retroceso académico que han sufrido las Humanidades. «Somos un gran país, pero podríamos ser mejores», alega y advierte de que países como Francia, Gran Bretaña o Alemania le conceden más importancia y tiempo en sus planes de estudio.

El experto reivindica la fuente de todas las lenguas romances y apela a su actualidad o al enorme y variopinto legado del Imperio que hizo suyo el Mediterráneo. «Los ingleses acuden a la raíz latina cuando hablan del Brexit y cuando solicitamos algo tan delicioso como una ración de jamón y gambas hablamos de dos términos que surgen de la misma palabra latina», indica. Y señala que el disfrute era algo consustancial a la manera de entender la vida en la Antigua Roma: «Ellos hablaban de la cultura del vino como un espacio de civilización y que más allá de sus límites sólo había barbarie».

El anglicismo es una corriente que hay que combatir, según su opinión. «¿Qué pensaríamos de alguien que martilleara el acueducto de Segovia o un cuadro de Goya?», se pregunta. «¿Por qué despreciamos una palabra que se ha ido formando a través de miles de años?», añade. Frente a esta tendencia, contrapone el hecho de que el 60% del vocabulario inglés procede de la lengua continental y los británicos presumen de ese pasado clásico.

Pero la aportación de Roma no se reduce al idioma. El ensayo que publica en la editorial Espasa habla de la vida cotidiana en la Antigüedad, con explicaciones tan diversas de su día a día como la manera de defecar o cómo practicaban el amor y utilizaban el humor. «Es una de sus grandes aportaciones», comenta. «Se ríen de todo e, incluso, de sí mismos, porque lo entienden como una fórmula de salvación frente a la angustia», desgrana el profesor logroñés.

La despedida en el País Vasco, algo tan común, está influida por el latín, aunque la mayoría lo desconozca. «Ellos decían 'vale', que es una exclamación que desea salud, de ahí palabras como valido o inválido, mientras que en euskera se dice 'agur', que también proviene de un verbo latino como 'augere', que significa aumentar, e implica la esperanza de que el otro incremente su dinero o la felicidad», explica.