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Los alimentos ultraprocesados se han demonizado. «Todos tenemos claro que, por ejemplo, la bollería y los refrescos no son convenientes», explica Aitor Sánchez, pero esa certeza no impide la permanencia de malos entendidos. «En Euskadi no se identifica que un menú sea malsano», lamenta. «No ... percibimos que consumimos demasiada carne y escasas frutas, que no debemos beber alcohol y sí dedicar más atención a las legumbres». Este dietista-nutricionista y tecnólogo alimentario protagonizará hoy un encuentro en el Aula de EL CORREO sobre tales excesos y carencias. El acto tendrá lugar a las 19.30 horas en el Salón El Carmen de Bilbao. La charla cuenta con el apoyo de la editorial Paidós y la Fundación 'la Caixa'.
Ponente. El experto Aitor Sánchez presenta el libro '¿Qué pasa con la nutrición?'.
Lugar y hora. Hoy en el Salón El Carmen, a las 19.30 h.
Con la colaboración: Fundación 'la Caixa'.
El interés por comer mejor es evidente, pero, a menudo, varía la información vertida sobre los beneficios y perjuicios de los alimentos. «Debemos atenernos al sentido común cuando muchos de los debates al respecto siguen sin resolverse mediante datos científicos», arguye el autor de '¿Qué pasa con la nutrición?', obra de reciente publicación que aborda los temas más controvertidos en este campo.
El ayuno intermitente se ha convertido en la novedad con mayor proyección y, por supuesto, cuenta con partidarios acérrimos y detractores. «Como todo, tiene su parte positiva y negativa», reconoce el experto. «Establecer una ventana de 14 o 16 horas sin ingesta se antoja relativamente sencillo de ejecutar y se puede hacer sin asesoramiento médico, pero otra cosa es que esté justificado», aduce. «Sería alarmista decir que es peligroso, otra cosa es que resulte útil si luego nos excedemos al comer». Ahora bien, no se trata de una panacea. «No produce ningún beneficio extra si no restringimos las calorías repartidas durante el día».
El programa de las cinco comidas diarias es otro mito. Además, asegura que suprimir la carne no es la gran prioridad, sino reducir en gran medida y, sobre todo, la procesada. «Muchos embutidos incluyen sal, almidones de baja calidad y exceso de grasa animal», señala.
Los lácteos también son objeto de abuso. «No deberíamos superar más de dos diarios, eso está fuera de toda recomendación, y siempre naturales y priorizar los fermentados», indica y recomienda hacerse con similares nutrientes a partir de frutos secos, legumbres y semillas. En el caso de la patata o los cereales, sugiere un consumo ajustado a nuestra actividad física. La demanda de aceite de oliva ha caído por el incremento de su precio. Pese a ello, se inclina por preservarlo en nuestra dieta. «No podemos olvidar su gran impacto en la salud y su utilización en todo tipo de recetas».
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