La clase media surgió tras la Segunda Guerra Mundial como una fórmula eficaz para lograr la paz social, según explica el economista Santiago Niño-Becerra. «La protección de la Administración, la necesidad de portarse bien y el pago de impuestos garantizaban su estabilidad». Pero la ... progresiva reducción de la demanda de trabajo amenaza hoy su existencia. «Experimentará un adelgazamiento agudo, porque los salarios son su fuente fundamental de ingresos», advierte. El hombre que aventuró la crisis de la primera década de siglo anuncia una nueva fase del capitalismo que acentuará la desigualdad. El experto hablará de ese mundo que viene en un encuentro del Aula de EL CORREO que tendrá lugar mañana a las 19.30 horas en el Salón El Carmen de Bilbao, y que repetirá el martes, a la misma hora, en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria. La conferencia cuenta con la colaboración de la editorial Ariel y el apoyo de la Fundación la Caixa'.
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«El panorama social no es bonito», advierte, aunque estima que la crispación no alcanzará niveles alarmantes. «La burguesía entendió en el siglo XIX que no se podía estrujar más a la clase obrera y, además de la ayuda económica, habrá ocio gratuito», indica.
Esos recursos provocarán un sustrato de conformismo, según sus palabras. «El adormecimiento social impedirá los disturbios». Los procedimientos telemáticos contribuirán también al control. «No olvidemos que el Estado chino ya ha asegurado que dispone de tecnología para seguir al 100% de su población en tiempo real».
El siglo XXI será el de la eficiencia, tal y como explica en el libro 'Futuro, ¿qué futuro?', recientemente publicado. La tecnología reducirá el peso del factor trabajo. «Cada vez es capaz de realizar más tareas y más complejas, reduciendo costes», aduce y señala que los afectados, a menudo, accederán a empleos precarios. La concentración empresarial es otra consecuencia relevante. «Es lógico, porque se necesita más capital para implementar esos medios tecnológicos», alega y augura que la absorción de firmas por otras más poderosas se acrecentará. «Si una farmacéutica carece de un medicamento, lo más sencillo es que compre otra, más pequeña, que posee la patente necesaria». Los oligopolios se convertirán en una seña de identidad. «Cuatro empresas controlan el 70% de los fletes marítimos, por ejemplo», indica.
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El panorama se antoja aterrador, pero Niño-Becerra también halla ventajas en el escenario social y económico que heredará la generación T, la nacida a partir de 2010. «El hiperconsumismo no tendrá cabida y se alcanzará cierta estabilidad, tampoco se sucederán las volatilidades bursátiles actuales», explica. Algunos retos se solventarán, a su juicio. «Estoy convencido de que se resolverá el problema medioambiental, pero, en cambio, lo de pedir un crédito para viajar a las Maldivas será mucho más complicado».
Ponente. Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951) es economista y profesor universitario.
Lugar y hora. Lunes 16 en el Salón del Carmen a las 19:30h.
Con la colaboración: Fundación 'la Caixa'.
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