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La futura directora del Banco Central Europeo recibe a los visitantes de 'Begira', la primera retrospectiva que BilbaoArte dedica a su colección de pintura, formada a lo largo de los últimos veinte años. El inquietante retrato de Christine Lagarde, a cargo de Kepa Garraza, ilustra esa apertura de miras e inquietudes, tanto formales como sociales y políticas, de los autores locales. «Los artistas han accedido a más información», aseguró ayer Aitor Arakistakin, comisario de la muestra, al ser interrogado durante la rueda de prensa sobre los cambios experimentados en este periodo. «Se ha producido una mayor accesibilidad y muchos de ellos han trabajado en otras partes del mundo, lo que se traduce en que haya mayor diversidad que nunca. Ya había internet en 1999 y ahora esos canales se han enriquecido aún más».
La diversidad estilística constituye la seña de identidad de esta exposición formada por piezas de veinte creadores que han gozado de residencias en este centro de producción artística y que celebra dos décadas de existencia de la institución. «Proporciona una perspectiva de lo que se hace en pintura sin la intención de alcanzar la totalidad», precisó, y señaló que la relación abarca desde 1999, su origen, hasta 2018.
El cosmopolitismo de las propuestas estéticas supera la visión costumbrista tradicional, pero también el abordaje de las señas de identidad de lo vasco. Frente a los reiterados anuncios del fin de la disciplina, la muestra también pretende dar cuenta de la profusión de herramientas, técnicas y discursos con los que los autores reivindican la validez y contemporaneidad de la pintura. Además, los responsables de la selección hablan de una constante preocupación por la superación de los límites academicistas y la inclusión en el ejercicio de la pintura de metodologías procedentes de otras ciencias.
La selección, entre más de 400 obras, demuestra, a su juicio, que la plástica vasca se halla plenamente integrada en el contexto internacional. Arakistain también indicó que los representados eran artistas en ejercicio y, en su mayoría, habían pasado del estatus de autores emergentes al de consolidados. La muestra, abierta hasta el 22 de agosto en la Sala Urazurrutia, es la tercera que BilbaoArte lleva a cabo con sus fondos, tras las dedicadas a la obra gráfica y la fotografía.
La vieja división entre realismo y abstracción no parece relevante en el nuevo panorama creativo, según los responsables de la entidad cultural. Sin embargo, la muestra proporciona la posibilidad de disfrutar de la rara convergencia de varios de los representantes de la nueva figuración vasca, caso del mencionado Garraza, Alain Urutia, Iker Serrano y Juana García Pozuelo, y, en paralelo, disfrutar del abordaje de los más cualificados de la experimentación geométrica, como Ismael Iglesias, Fermín Moreno y Jorge Rubio.
La cita también permite reencontrarnos con profesionales de larga trayectoria que no suelen mostrar su trabajo con frecuencia en el País Vasco. Es el caso de Aitor Lajarín, vinculado al arte conceptual, Fernando Villena, caracterizado por sus interpretaciones subjetivas del paisaje, e Ignacio Goitia, cuya pintura, de factura clásica, rezuma una sofisticada crítica social.
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