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«Las palabras nos permiten modificar las memorias dolorosas»

«Las palabras nos permiten modificar las memorias dolorosas»

El neurocientífico Mariano Sigman hablará de su poder sanador en el Aula de EL CORREO

gerardo elorriaga

Lunes, 17 de octubre 2022, 01:54

Construimos nuestra vida a la manera de un relato. «No somos conscientes, pero con ellas elaboramos imágenes que resultan muy difíciles de cambiar», asegura Mariano Sigman, doctor en Neurociencia, y proporciona un ejemplo. «El recuerdo del primer beso resulta una experiencia casi cinematográfica, parece que hubiera una cámara sobre nosotros que nos permite guardar cada detalle del escenario. En realidad, teníamos los ojos cerrados. Uno deconstruye y va dibujando y pintando el hecho. Según las claves de este proceso, las palabras también nos permiten modificar las memorias dolorosas», indica el científico, protagonista de un nuevo encuentro que tendrá lugar hoy, a partir de las 19.30. en el Salón El Carmen de Bilbao. El acto, realizado en colaboración con editorial Debate, cuenta el apoyo de Fundación 'la Caixa'.

La comprensión de este fenómeno proporciona libertad. «Tenemos capacidad para cambiar esa memoria tóxica con la que convivimos, y situarla en un lugar seguro, aunque no es un trabajo sencillo porque ese recuerdo aversivo posee muchos elementos relacionados», indica y apunta vectores como el dolor, el golpe o el lugar, en el caso de un accidente. «Parte del ejercicio consiste en cortar los hilos, desanclar el suceso de todo aquello que lo convierte en tóxico».

'El poder de las palabras', su última obra publicada, apunta la función sanadora del lenguaje. «Evoca el recuerdo y lo hace maleable, y hemos de entender que hablar de él y asociarlo con ideas diferentes es una forma de cambiarlo e, incluso, de hacerlo inocuo». Sigman es uno de los directores del Human Brain Project, una iniciativa internacional que pretende entender el cerebro humano.

Hay que hablar, a su juicio, de aquello que nos preocupa. «Cuando no entendemos o nos preocupa algo, exponerlo es una vía para establecer argumentos, ver lo real y lo falso», aduce y señala la conveniencia del diálogo. «Hemos de escuchar con predisposición y buena fe, con ánimo de descubrimiento».

«Resignificar las emociones»

La conversación es, además, un modo de acceder a nuestras propias convicciones. «Se trata de un entramado en el que concurren muchos factores, desde el miedo a la prudencia, y que forma en el interior de nuestra manera», arguye. «Intentar verbalizarlo supone también establecer un acceso y conocernos mejor».

El control de las emociones es un horizonte de esta labor. «Es una forma de gestionar algo que hemos entendido como automatismos», alega y, a ese respecto, indica la diferencia entre quienes no se asoman a un precipicio y aquellos que disfrutan del vértigo en una montaña rusa. «Hay que resignificar las emociones, cambiar la interpretación de lo que sentimos para hacerlo más aceptable».

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