La vida en una miniatura

Y lo que necesita son telas, papeles, botones, cuentas, cristales, alambres, diversos abalorios, juguetitos... que utiliza para crear sus 'Escenas en cajones', que expone hasta el día 10 en la galería Ignacio Goitia de Bilbao. Lo de crear cosas pequeñitas le viene de familia: «De mi abuelo, mis tías abuelas, todos han sido muy habilidosos, muy de hacer cosas pequeñas. Recuerdo que una tía abuela mía compraba pomos de puerta y los decoraba con pequeñas flores, rosas que ella misma hacía. Luego otro tío se dedicaba a fabricar unas moscas de pescar fantásticas, con hilitos dorados. Y mi padre, por ejemplo, creaba maquetas de barcos, mis hermanos también...».

A Cosme, que es biznieto de Evaristo Churruca, el constructor del puerto exterior de Bilbao que da nombre al muelle de Las Arenas, le dio por hacer casas. Incluso escenas de cuadros como los de Edward Hopper. Está el de 'Sol de la mañana', con la chica sentada en la cama mirando por la ventana. «Las figuras humanas las hace una chica de Logroño cuyo trabajo conocí por internet. Le puedes pedir que te haga tu propia imagen, le mandas unas fotos y te recrea perfectamente». Ahora quiere que le haga unos caballos porque le han encargado que fabrique una cuadra en miniatura, con gallinas...

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Este de Hopper fue uno de los primeros cajones en 'volar', pues se venden a precios que oscilan entre los 500 y los 800 euros. En el escaparate hay un cajón cuádruple que sorprende por la profusión de detalles, incluso tiene luz para iluminar la estancias, pero lo va a dividir en cuatro piezas para venderlas por separado. ¿No le da pena deshacerse de ellos? «No, sigo haciendo más».

Hay cocinas con todos sus utensilios, salones con chimenea y lámparas de araña, salitas que parecen sacadas de un episodio de 'Cuéntame', bibliotecas repletas de libros y periódicos que hace él mismo. Puede tardar unos cuatro meses en completar a su ritmo un cajón de los sencillos, como el de su favorito, una sala con decoración atómica: «En Estados Unidos en los años 50 se puso de moda el símbolo del átomo y lo usaban para todo, para empapelados, para las lámparas, la decoración. Este taburete lo hice con botones, el cactus es de plastilina y esos son alfileres alrededor del espejo, todo hecho por mí. Los aviones son botones».

Entre los favoritos de la gente, un cajón que algunos han bautizado como el 'office':«Es la antesala entre la cocina y el comedor, donde se guardan los platos para sacarlos y ponerlos en la mesa». Hay también una estancia repleta de telas, un homenaje al sitio donde trabajó toda su vida: «Compras unos telas pegadas a un papel adhesivo que puedes imprimir con los motivos que tú elijas y así hice estos rollos».

Otro día se encontró con una pequeña chimenea... «Y me dije ¿qué hago con esto? Encontré unos adornos dorados, puse un pequeño espejito, tenía un montón de marquitos y decidí colocar retratos de los pintores que más me gustan. Los imprimí en versión reducida y ahí están colgados de la pared Kahlo, Warhol, Van Gogh, Picasso, Dalí, Magritte, el mismo Hopper...».