El Reina Sofía incorpora a su fondo obras de cuatro artistas bilbaínas

Las adquisiciones fueron anunciadas por el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí, y el director del Reina Sofía, Manuel Segade, tras la Comisión Permanente del Real Patronato reunida en ARCO. La Administración ha desembolsado 401.372 euros para hacerse con veinte piezas de 15 artistas, entre las que se encuentran las obras de las cuatro artistas vascas, así como de Julia Montilla, Elena Alonso, Eli Cortiñas, Nuria Güell, Regina Giménez, Lola Bosshard, Sonia Navarro, Armando, Esther Boix, Alexander Apóstol y Mitsuo Miura. Por su parte, la partida consignada por el Reina Sofía asciende a 152.381 euros, con la que se han comprado diez obras de 7 artistas: Ana Gallardo, Alicia Herrero, Josep Ponsatí, Elisa Montessori, Miguel Ángel Rojas, Belén Uriel y Regina José Galindo. Tal y como han remarcado los compradores, con el objetivo aumentar la presencia de mujeres en las futuras presentaciones de la colección, se han adquirido piezas «que representan a las nuevas generaciones creativas que dan continuidad a las poéticas feministas de los años 70, en trabajos en muy diversos medios y de muy diferentes generaciones, con especial hincapié en el apoyo a las mujeres artistas españolas». También se han incluido creaciones con temáticas discursivas que «acercan a las injusticias sociales, a la discriminación de género o a las diferentes realidades políticas», intentando «enriquecer» el espacio que el museo dedica en su colección al arte latinoamericano.

La compra de fondos para el Reina Sofía también supone un espaldarazo al arte vasco creado por mujeres. El óleo sobre lienzo 'Paris HLM', la pieza elegida de Herrero, fue realizado en 1972, cuando la autora residía en la capital francesa. Esta pintura figurativa alude a los apartamentos de alquiler social del extrarradio de la urbe ('habitation à loyer modéré), una respuesta oficial a la demanda de la posguerra. La composición muestra la acumulación de edificios verticales que colapsa el horizonte y responde a las preocupaciones de esta primera etapa de su larga trayectoria, marcada por la actualidad del momento y la influencia de los lugares donde ha vivido.

La escultura de pequeñas dimensiones 'Culito' (1996) constituye la aportación de Aláez y se enmarca en una serie de obras que, durante los años noventa, reflexionaron sobre el sida y la estigmatización que provocó en ciertas prácticas amorosas, tal y como señala aquí con el orificio taponado. Además, la pieza también refleja la personalidad estética de la autora, ajena a la tendencia posminimalista de su tiempo, que investiga con nuevos materiales, la ironía, el kitsch y las manifestaciones de la cultura popular.

La colección del Reina Sofía se nutre, asimismo, de dos autoras jóvenes que ya cuentan con gran reconocimiento. Sahatsa Jauregi firma 'Izarrak', un ensamblaje de grandes dimensiones con siluetas de partes del cuerpo elaboradas con chapas de metal, sostenidas y estiradas por elementos textiles. El carácter performativo y la sugerencia de género son algunas de las señas de identidad de la obra y su artífice. Por su parte, la escultura 'Kurba (ballena beso baile)' de Nora Aurrekoetxea, también de gran escala, nos sugiere un diálogo entre la forma rotunda y el espacio con una sugerencia tanto de violencia como de juego pasional. La pieza adquirida está formada por tela de cemento y varillas roscadas.

La compra de piezas de artistas locales coincide con la distribución de una lista de doce autores vinculados a la Fundación BilbaoArte, mayoritariamente originarios de Euskadi, y cuyas obras pueden ser contempladas en stands de la feria. Kepa Garraza, presente en dos galerías, Miguel Ángel Gaüeca, Itziar Barrio y June Crespo se hallan entre los integrantes. Esta importante representación es, a juicio de su director Javier Riaño, consecuencia de que «la Comunidad Autónoma Vasca es la que más esfuerzos hace por la plástica contemporánea en todos los sentidos, desde becas, centros de arte y museos». A pesar de reconocer que «el comercio se ha diluido», el gestor cree que «el apoyo a la producción les proporciona visibilidad y la posibilidad de que se apueste por ellos».