El Museo de las Encartaciones acoge la mayor exposición de arte gótico de Bizkaia

Supervivientes porque, como explicó la presidenta de las Juntas Generales, Ana Otadui, «desgraciadamente han desaparecido muchas de las iglesias y ermitas que existían en Bizkaia al ser sustituidas por edificios renacentistas y más tarde por barrocos, y se han perdido muchas de las obras de arte que guardaban. Las tallas y esculturas que se conservan en ermitas, iglesias y museos son los últimos restos que nos quedan de aquel pasado gótico».

En esos lugares ha rastreado Muñiz, quien ha localizado 60 piezas de incalculable valor de las que se han seleccionado estas 38 figuras, retablos y pinturas exhibidas en Sopuerta. Y han logrado localizar representación de las tres etapas del gótico, la inicial, la internacional y la tardía, abarcando el periodo de 1270 a 1530. Las más antiguas tienen cerca de 800 años. Explica el investigador: «De todo ello hay en la exposición y creo que es fundamental porque, en muchos casos, esas piezas son los únicos testigos que tenemos de esa etapa, los vínculos más antiguos que tenemos con una época que, además, fue fundamental para entender la historia de Bizkaia».

Muñiz, en compañía del director del Museo de las Encartaciones, Javier Barrio, ha recorrido museos, parroquias, ermitas... lugares donde estas obras se han conservado gracias a que la población de la época las quiso preservar: «En muchos casos, los vecinos de esa cofradía, parroquia, tenían una especial veneración, devoción a esas imágenes, y las mantuvieron en el tiempo. Aunque fueron alteradas, se modificaron, porque es muy complicado que nos lleguen, por ejemplo, con la policromía original, de hecho, solo una de las 38 piezas la conserva», explica el historiador. Aunque no pertenece a la exposición, un ejemplo de este deseo de conservar las imágenes es la actual 'Amatxu' de Begoña, «una Andra Mari del siglo XIII, más antigua que la propia basílica».

Sí se puede disfrutar en la muestra la Virgen de Ileta-Amabizkar, que estaba en la ermita de San Cosme y San Damián de Galdames y que fue recuperada por el Museo de las Encartaciones en 1934. Un ejemplo de las piezas «queridas por la población que forman parte del legado patrimonial de nuestro medievo», señaló Otadui. «Una auténtica joyita», la definió Muñiz.

Las 60 obras catalogadas por el historiador están descritas en el libro que da título a la muestra. Y aunque en Sopuerta solo haya 38, son suficientes para conformar la mayor exhibición de este estilo en nuestro territorio. Provienen de Muskiz, Santurtzi, Portugalete, Barakaldo, Alonsotegi, Gordexola, Güeñes, Zalla, Sopuerta, Galdames, Arcentales y Carranza, además de las piezas de los museos Vasco, de Arte Sacro y el propio de las Encartaciones.

No están todas las que son porque en muchos casos, el prestar la obra durante los meses que dura la muestra suponía dejar huérfana de imagen a una iglesia. Relata Muñiz: «En muchos casos ha habido que convencer al responsable de la parroquia, un trabajo realizado por Javier Barrio. Pero yo me iba sorprendiendo con los síes, como el de San Pantaleón de Zalla; recuerdo que dos vecinas del barrio que limpian y conservan la ermita dijeron '¡Qué honor que esté en una exposición y se dé a conocer!».

¿Un hallazgo sorprendente? El Santiago de Galdames, «la mejor pieza de la primera fase, aunque de esta etapa solo tiene la cabeza, que está reimplantada en un cuerpo del siglo XVIII, y toda ella colocada sobre unas andas procesionales. Está en la exposición». Muñiz anunció además que en breve se sumarán a la muestra dos pequeños relieves en hueso de dos figuras desnudas y aladas, ahora en el Museo Arqueológico.