Vigente

Cuando en 2011 el mismo museo celebró una muestra con una selección parcial de este fondo, surgieron dudas sobre la validez futura de la mayoría de las obras expuestas. Un error de apreciación, sí, porque ya sea con respecto a la actual narrativa del arte contemporáneo, a su condición de reflejo de preocupaciones y retos sociales; o incluso en relación con la diversidad de la colección propia, las seis obras donadas al museo bilbaíno encajan de forma más que razonable. Por ejemplo, y aunque en su día el discurso feminista de Kiki Smith cediera en su apreciación a una lectura perturbadora e irónica del cuerpo humano, ahora su introspección personal tiene un sentido de género ciertamente más reivindicativo. Lo mismo se puede decir de la pieza de Kendall Geers, entonces entendida exclusivamente como un cuestionamiento del valor artístico, pero ahora más como un alegato activista sobre los estereotipos raciales.

Vigencia, discurso actual y enlace con la colección propia, también, en las obras de Kippenberger, Matthew Barney o John Bock, ya sea en la crítica a las ortodoxias artísticas, en el desafío a la contemporaneidad o en la metáfora sobre la relación del creador con el espectador.