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El arquitecto y artista cordobés Juan Cuenca se puso en marcha nada más saber de la muerte de su amigo Agustín Ibarrola, y en la mañana del sábado fue uno de los primeros en acudir al tanatorio de la plaza del Gas para despedir a su compañero de Equipo 57. Estuvo con él viviendo en Dinamarca y en Córdoba, y pasó temporadas y vacaciones con sus familias en Marbella. Se acercaba siempre que podía al caserío de Oma. «Ya no queda nadie del equipo. Agustín era mi último referente. Lo compartimos todo. Cualquiera de nosotros podía empezar una obra y acabarla otro. Por eso no las firmábamos. Era una creación colectiva», recordaba.
El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, también citaba la palabra «referente» para despedir a Ibarrola, al que definió como «una persona luchadora e innovadora, que supo trabajar en la confluencia entre cultura y naturaleza». Acompañado por el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria, Aburto dio relieve a las obras del artista en el Bellas Artes, entre las que se encuentra su mural 'Guernica', adquirido en 2021. «Estamos en un momento idóneo para pensar entre todos cómo podríamos reconocer su trayectoria con una gran exposición», avanzó.
Dentro del tanatorio, Jose Ibarrola, hijo del artífice del Bosque de Oma, pensaba sobre la resistencia no sólo ética sino también física de la generación de su padre. «Vivieron la Guerra Civil, la posguerra y la cárcel. Y se ha muerto a los 93 años por una rotura de cadera. Su muerte ha sido fortuita pero estábamos preparados. Ha sido mi maestro, he sido su aprendiz, hemos sido colegas», manifestó, al tiempo que pedía que no se confundiera al personaje que se creó en torno a él con la persona y el artista. La familia enterrará sus cenizas en los terrenos del caserío, al lado de las de su mujer, Mari Luz Bellido, y plantarán un árbol sobre ellos.
Del estamento político, la primera en llegar fue la diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualdad, que recordó los doce años en los que Ibarrola tuvo que vivir las 24 horas del día con escolta y la conexión de su trabajo «con la memoria de la clase obrera». Le siguió su compañero de partido Eneko Andueza, parlamentario vasco y secretario general del PSE, y un poco más tarde se presentó el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, y su mujer, Begoña Gil, vicepresidenta de las Juntas Generales de Bizkaia.
López evocó al Ibarrola que conoció de niño, amigo de su padre, Eduardo López Albizu 'Lalo', con quien compartió la experiencia de la clandestinidad y la cárcel. «Me acuerdo de la primera exposición que vi de Agustín en una iglesia de Portugalete. Para mí siempre fue un ejemplo de compromiso y dignidad frente a la dictadura y el terrorismo».
La diputada de Cultura, Leixuri Arrizabalaga, vino acompañado de la parlamentaria Irune Zuloaga y del director de la red de museos forales, Asier Madarieta. «Ibarrola es Oma pero también mucho más. No le gustaba que le encasillaran. Su perspectiva crítica nos ha enseñado mucho».
Por el tanatorio también han pasado Miguel Zugaza, director del Bellas Artes, Teo Uriarte, condenado en el Proceso de Burgos, el actor Lander Otaola, el profesor de la UPV y vecino de la familia Roberto Uriarte, el exrector de la universidad vasca Manu Montero, los periodistas Santigo González, Jesús Fernández Urbina y David Barbero, el ginecólogo y exmilitante comunista Roberto Lertxundi, el sindicalista Carlos Trevilla, el exidirector de Cultura del Gobierno vasco Mikel Toral y el galerista Juan Manuel Lumbreras, entre otros.
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