![Luis Chillida, durante su comparecencia de ayer en el escenario del Victoria Eugenia.](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/2024/01/10/luis-chillida-kk1B-U210120246947540E-1200x840@El%20Correo.jpg)
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Alberto Moyano
Miércoles, 10 de enero 2024, 07:21
El hijo del escultor y presidente de la Fundación Chillida Belzunce, Luis Chillida (Donostia, 1962), cree posible que algún día se escriba la biografía de su padre, que sería indisoluble de la de su madre, Pilar Belzunce, ya que compartieron durante más de seis décadas ... su itinerario vital. Recuerda Luis Chillida que Eduardo fue un gran melómano y un amante del cine, pero tampoco era un asiduo a proyecciones y conciertos ya que «no era una persona con una gran vida social, le gustaba estar tranquilo en su estudio».
- Hay quien comenta que en este centenario se echa en falta una biografía sobre su padre, ya que no hay ninguna publicada. ¿Hubiera sido quizás éste el año adecuado?
- Lo que pasa es que al final esa biografía tiene que hacerla alguien que pueda ir viendo y entendiendo una serie de cosas. Me parece muy interesante la exposición que María Bolaños va a hacer en San Telmo, contextualizando la obra en su momento artístico a través de unas cuantas obras vinculadas a lo que sucedía en cada momento. Eso también es una parte de su biografía.
- Pero, ¿le gustaría a la familia que se escribiera esa biografía?
- Es complicado. Tenemos los datos y muchísima documentación, pero habría que ver quién. En algún momento se hará, pero ahora no es una prioridad.
- ¿Abrirían el archivo a la persona que considerasen adecuada para ese encargo?
- Es algo que habría que ver: quién la hace, en qué momento y de qué tipo. Una biografía puede ser muy historicista o centrada en los aspectos más personales. Además, eran mi padre y mi madre, no puede existir una biografía de uno de los dos, no sería justo. Lo que conocemos incluso nosotros de las vidas de mis padres es a partir de cuando se encontraron. De lo anterior, muy poco.
- Es que se conocieron muy jóvenes...
- Con trece y catorce años. Algo sabíamos de los viajes de mi madre a Filipinas, pero de alguna manera todo lo que sabemos parte del momento en el que están ya juntos. Fue una vida en común, dedicada al arte y con diferentes visiones. Yo creo que se podría hacer, pero no es desde luego ahora una prioridad.
- Para más adelante...
- Siempre habrá tiempo. Incluso se puede pensar en una serie, que están de moda y en boga... La vida es muy larga, pero cuando ves una serie siempre te preguntas si esto fue así o no, o si algo se ha magnificado.
- ¿Se corresponde la imagen de Chillida que tiene la sociedad con la que sus allegados guardan de él? Quizás se les acerca gente a contarles anécdotas que les resultan familiares o, por el contrario, extrañas...
- No, yo creo que la gente guarda el recuerdo de una persona amable, tranquila, que trataba de no hacer mucho ruido, que pensaba y meditaba. La gente sentía que era uno más. Me hacía gracia cuando aita nos contaba que cuando hizo el 'Peine', le daba un poco de cosa ir allí y que la gente le saludara. Así que prefería ir temprano, cuando estaba solo. Luego se fue acostumbrando, pero era una persona que no buscaba ese reconocimiento.
- Mañana (por hoy) el Victoria Eugenia acoge el homenaje a su figura. Como amante del cine y de la música, ¿era un asiduo al gran teatro donostiarra?
- Sí, incluso estuvo una época en el Festival de Cine a mediados de los setenta. Solía ir a conciertos, pero cuando podía. Estaba muy centrado en sus cosas, pero no era una persona con una gran vida social, le gustaba estar tranquilo en su estudio.
- Desde Hauser&Wirth comentaban que quizás Chillida no estaba valorado como merece en el mercado del arte.
- Lógicamente, el mundo de la valoración de los artistas es muy complicado. Es difícilmente mensurable para nosotros. Existen las galerías del arte, que son las que controlan estos aspectos. Yo creo que valorado está, pero mi padre nunca mezclaba los conceptos de valor y precio. Una cosa es estar valorado y otra estar cotizado. Hoy en día son dos cosas muy diferentes: hay gente muy cotizada, pero quizás no está tan valorada. Su obra fluctúa. En cambio, la de aita es estable en su valoración porque nunca ha seguido modas ni tendencias. Su obra era la que era.
- ¿En algún momento imaginaron o temieron que se celebrara el centenario de su padre sin un Chillida Leku abierto al público?
- Si algo teníamos claro era que lo que no podía pasar es que aquello siguiese como estaba y yo siempre percibí que la solución vendría de fuera. Era más factible por el contacto que yo tenía con gente. Al final, el mundo es cada vez más pequeño y qué más da que sea alguien de aquí o alguien de fuera. Ahora, con el centenario estamos con Hauser&Wirth y muy bien con todas las instituciones. Las cosas han de seguir su camino.
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