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Alois Kölb, párroco de St. Andrä de Graz, celebra la misa del Miércoles de Ceniza con el templo acondicionado para la 'performance' de Alberto Lomas y Fausto Grossi. Fotos del artículo: Ulrike Rauch y Nicola Milatovic

La 'blasfemia' de dos vascos en Austria

El artista Alberto Lomas denuncia la política de fronteras y el cambio climático con Fausto Grossi gritando ¡Porco Dio! en una misa de Miércoles de Ceniza en Graz

Domingo, 5 de mayo 2024, 00:24

Los fieles que el pasado 14 de febrero acudieron a la iglesia de St. Andrä en Graz (Austria) para la ceremonia del Miércoles de Ceniza se encontraron con un cura blasfemando a gritos y doce inmigrantes depositando coronas de espinas ante un altar defendido por una muralla de cruces entrelazadas. Los artífices de este surrealista escenario son dos vascos: el artista multidisciplinar Alberto Lomas, nacido en Vitoria en 1967 pero residente en Bilbao, y su amigo italiano Fausto Grossi, nacido en Arce en 1954 aunque afincado en la villa desde hace mucho, conocido por sus 'performances' y exposiciones y reconocido además como maestro pizzero en el establecimiento que lleva su apellido. ¿Su objetivo? Denunciar y concienciar sobre la política de fronteras y el cambio climático.

El hecho artístico consta de varias partes y momentos y comienza en el taller que Lomas tiene en BilbaoArte con la conversión del texto del informe del panel de expertos sobre cambio climático, el famoso IPCC, en una especie de alambre hecho de plástico reciclado donde se engarzan las frases de dicho análisis. Con él, confecciona coronas de espinas, alambradas y una especie de ovillo, como las plantas rodantes del desierto, que coloca en las luces de la iglesia para proyectar esas palabras sobre techo y paredes. Se traslada además al pantano del Ebro, víctima de la sequía, a retratar esos ovillos, y a la frontera entre Rusia y Polonia para fotografiar su alambrada colocada sobre la valla de cruces. «Tuvo que ser un trabajo rápido», dice, mientras enseña una imagen suya junto a dos militares.

El artista Alberto Lomas.

«Trato de visualizar las contradicciones y la inconsistencia de una sociedad que otorga estatus de persona a diferentes seres humanos en función de los papeles que posean», señala el artista, que concreta que el 'alambre' está hecho con la respuesta a la prensa dada por el IPCC ante la publicación de datos filtrados por los propios expertos a 'Extinction Rebelion', «como escudo frente a posibles influencias externas en las versiones finales de los informes».

Detalle del alambre hecho con el texto del IPCC en plástico reciclado.
El 'alambre', una vez colocado en el templo, proyecta sombras con el texto sobre las paredes y el techo.

Sorprenden muchas cosas de esta historia, pero la primera es que un templo católico en funcionamiento permita que un artista lo conciba como escenario de una acción de este tipo. Desde 1999, la iglesia de ST Andrä mantiene un compromiso con la cultura contemporánea y cede su espacio espiritual para intervenciones que susciten el diálogo. Sus fieles saben que, de vez en cuando, pueden tener alguna sorpresa, incluso en Miércoles de Ceniza. Lomas acordó con Alois Kölbl, párroco de ST Andrä, los detalles de su 'performance'.

Alois Kölbl, párroco de ST Andrä, escucha las explicaciones de Lomas sobre su 'performance'.
¿En Euskadi?

«No creo que pudiera hacerlo aquí, hay un claro desinterés por el arte con trasfondo político o social»

Alberto Lomas

Artista

Sorprende también que el vasco viaje hasta Austria para llevar a la práctica su arte (la televisión estatal le dedicó más de dos minutos del tiempo de informativos). ¿Acaso no podría hacer algo similar aquí? ¿Quizá en la Basílica de Begoña?«No lo creo. Primero, porque no existe ningún contexto similar. Pero ni para esto ni para mi intervención pública anterior en Graz (en una fuente pública hablando de la guerra de Ucrania). Hay leyes antiterroristas que se mantienen para evitar intervenciones públicas. Y segundo, porque hay un claro desinterés por el arte con trasfondo político o social, más aún con una iglesia tradicional y un partido conservador en el poder».

Como doce apóstoles

La comitiva de inmigrantes con coronas de 'espinas' se dirige hacia la iglesia con el artista.

Colocó las coronas de espinas sobre las cabezas de doce inmigrantes 'legales' y acudió a uno de los parques de Graz, cercano al templo, donde suele haber muchos 'ilegales' y tráfico de drogas: «Papeles, papelinas... Un buen juego de palabras y de poder. El recurso a la corona de espinas contemporizada nos permite inquirir a la iglesia cristiana de turno, en este caso católica, sobre su compromiso con la parte más desfavorecida y vulnerable de la sociedad o su aquiescencia con prácticas excluyentes generadas por parte de sus fieles. Y en el caso de Austria, y en un pasado no tan lejano, por la propia institución eclesiástica. Al apropiarnos de cierta parte de sus rituales enfatizamos esa repulsa hacia sus contradicciones, que no dudo que habitan y duelen en el interior de muchos de sus fieles».

Los inmigrantes entran en el templo lleno de fieles.
Uno de los inmigrantes deposita la 'corona' en la valla de cruces ante el altar.

Como una comitiva silenciosa, los inmigrantes entran en el templo, donde los fieles aguardan la celebración de la misa donde les impondrán la ceniza. Se acercan al altar, pertrechado por la muralla de cruces, colocan allí sus coronas y van saliendo. En ese momento, irrumpe en el templo Fausto Grossi vestido como un clérigo de otra época. Avanza por el pasillo central mientras grita un sobrecogedor '¡Porco dio!, ¡Porco dio!', que viene a ser como nuestro 'cagüendios', (literalmente, cerdo dios), es decir, una blasfemia. Continúa gritando arrodillado, y luego, se aleja. En su lugar aparece una niña con unos crucifijos rotos que deposita ante el altar. Al cabo de unos instantes de reflexión, como si nada hubiera pasado, comienza la misa, oficiada por tres sacerdotes que finalmente cumplen con el ritual del Miércoles de Ceniza.

Fausto Grossi entra en la iglesia.
Grossi se encamina hacia el altar.
El artista comienza a gritar '¡Porco dio!'.
Finalmente, Grossi se arrodilla y sigue gritando su mantra.

«El inspirador y protagonista inefable de 'Porco Dio' –en realidad, una 'performance' dentro de otra– tenía que ser mi amigo Fausto Grossi, y trata de enfatizar aún más esa situación. La idea surgió en una de mis visitas previas a la iglesia acompañado por Fausto, en la que, como es habitual en él, repetía 'Porco dio' a modo de mantra existencial. En una mezcla que yo leo como reivindicación de su propia identidad migrante y su hartazgo con la situación social contemporánea. La única pauta que le di es que debía interactuar con los ritos que allí se producían, los de mi performance y los propios de la iglesia. La inconsistencia de esos ritos se refuerza con la presencia de una niña distribuyendo cristos mutilados frente al altar. Se llama Tara y es hija de la artista Ada Kada, la comisaria de mi anterior muestra en Graz y quien medió con la iglesia en este caso».

Grossi marcha y en su lugar entra la niña Tara.
La pequeña deposita unos crucifijos rotos en el suelo ante el altar.
Los sacerdotes continúan con la ceremonia del Miércoles de Ceniza tras la performance de Alberto Lomas y Fausto Grossi.

Lomas agradece el apoyo de BilbaoArte y de su equipo vasco: «A Santi SOS que actuó como intérprete, se mantuvo a mi lado en jornadas infinitas y me ayudó a materializar los textos en plástico reciclado en BilbaoArte, junto a Alex Ugalde y MJ».

– ¿Cómo consiguió el permiso de la iglesia de Graz?

– El cura nos puso dos condiciones: que la obra tuviera contenido social y que se produjera antes de la liturgia, para que él pudiera realizar su interpretación de lo sucedido desde el púlpito.

– ¿Cómo reaccionaron los fieles?

– En general, tras un lapso de incredulidad acogieron bien la propuesta. Hubo quien acudió exprofeso a la propuesta artística, con poco interés por el ritual católico, y le pareció corta.

– ¿Le resultó difícil defender el 'Porco dio'?

– Es lo que más me costó con el párroco. La de Fausto es una figura que asume una polisemia bestial. ¿A quién está maldiciendo? ¿A unos artistas que han entrado en la iglesia para quejarse haciendo un uso paradójico de sus ritos? ¿A un Dios indiferente hacia el sufrimiento humano? ¿A una sociedad que se refugia en Dios pero se olvida o condena a quien está a su lado?

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