La escultura 'Ekaitzari aurre hartu', junto a un girocompás. Yvonne Iturgaiz

'Ama', tributo a «nuestro Norte»

El Museo de Reproducciones acoge esculturas de Jose Pablo Arriaga que dialogan con piezas clásicas y de la cultura vasca

Sábado, 26 de octubre 2024, 01:02

Los recuerdos y las emociones afloran nada más entrar en el Museo de Reproducciones Artísticas de Bilbao. La vitrina del vestíbulo luce pequeños y grandes retazos de la memoria de la plantilla del centro, en un guiño a la exposición 'Ama', de Jose Pablo Arriaga, ... que se acaba de inaugurar. Lo mismo atrapa la atención un ejemplar de '¡Educad el carácter de vuestros hijos!', fechado en 1943, que un bote antiguo de Cola-Cao bajo el lema de 'El alimento de la juventud', sin que falte una radio multibanda Brigmton modelo 1500 de los tiempos en que Julio Iglesias todavía no se había casado.

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Todos estos objetos preparan al visitante para una inmersión en un mundo que rinde tributo a la maternidad y su impacto, desde la ilusión de una joven ataviada con su ajuar a la tragedia de miles de niños bajo las bombas en Gaza. La muestra se plantea como un diálogo entre una decena de esculturas de Arriaga y reproducciones clásicas del centro que las acoge, así como piezas del Museo Vasco, «que ahora está cerrado pero su colección sigue viva», destaca Sorkunde Aiarza, directora de ambas instituciones, antes de que arranque una visita guiada con el artista de Markina.

Caserío Etxerre de Mutriku

«Este trabajo se inicia como un homenaje a mi madre y su vida en el caserío Etxerre de Mutriku, entre invernaderos y naturaleza», explica Jose Pablo Arriaga, muy satisfecho con la disposición de sus obras, en un breve itinerario por la primera planta, que cuenta con la luminosidad justa para no romper la sensación de refugio y paz. No faltan, sin embargo, las sorpresas.

Hay una argizaiola del siglo XVIII, originaria de Markina, con la que se honraba la memoria de una mujer, que se ha ubicado a los pies de 'Zugabe', una estructura fracturada de piedra acrílica y madera, con una base muy frágil, «que no solo remite a la ausencia de la madre por fallecimiento sino a todas aquellas situaciones en las que no es posible recurrir a ella», reflexiona Itziar Martija, comisaria de la exposición y autora de los 20 textos que incluye el programa de la exposición.

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Es conveniente hacer el recorrido con ese folleto de más de 30 páginas en la mano para exprimir todo el significado del diálogo entre las obras, como el que se mantiene entre la reproducción de la diosa griega Deméter, que bajó a los infiernos para rescatar a su hija, y 'Urtaroak' (Las estaciones), unas formas truncadas con pátina naranja que, explica Arriaga, «homenajean a las madres de Oriente Medio». También tienen mucha fuerza evocadora los arcos pegados a la pared bajo el título de 'Ekaitzari aurre hartu' (Capear la tormenta) que sostienen una vela plegada «y aluden a la fortaleza y preparación». Esa imagen se vincula a un girocompás del siglo XX, la brújula habitual de los barcos, que en las palabras de Itziar Martija en el programa «fija un destino (....) Ama. El Norte. Nuestro Norte».

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