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Suena paradójico pero los artistas son el centro y a la vez el eslabón más débil de la cadena creativa. La mayoría carece de seguridad laboral y sólo cuentan con su talento y su imaginación para idear un proyecto con el que optar a una ... beca, ganarse la confianza de los galeristas o seducir a los coleccionistas.
Aun así, han tenido la valentía de apostar fuerte para vivir de su vocación y, lejos de cualquier imagen tópica y apresurada que les pinta como marginados, saben mantenerse con finura en el alambre: a muchos de ellos no les va nada mal. Los entrevistados por este periódico están cerrando un buen año y tienen prometedoras perspectivas para el siguiente.
Ninguno vive en Babia. Todos pisan suelo y en su trabajo abundan los planteamientos sociales y políticos. Rut Briones y Raquel Durán compartieron una beca de producción en Bregenz, Austria, y crearon un vídeo coprotagonizado por las dos artistas y titulado ‘El buen ciudadano’, una reflexión sobre los procesos de acople y desacople de las personas en las reglas sociales. Mabi Revuelta ha pasado 2017 proyectando lo que hará durante el año que entra, pero también ha tenido tiempo para aportar una obra a la campaña ‘Yo te creo’, en apoyo a las mujeres que han sufrido abusos sexuales.
La fotógrafa Elssie Ansareo está acostumbrada a medir cada paso, ángulo y encuadre antes de disparar. Este año aprendió algo más. Se embarcó con la ONG Anesvad en un proyecto solidario en Benin, uno de los países más pobres de África, y allí tomó fotos según se enfrentaba a unas situaciones nuevas por completo.
El pintor Kepa Garraza ha expuesto su serie ‘Power’, sobre las representaciones solemnes y sombrías de los políticos en las estatuas, por Madrid y por Roma, entre otras localidades.
Cómo comportarse y parecer interesante
Se conocían de la Facultad de Bellas Artes de Vigo, en la que enseñan destacados creadores vascos como Juan Luis Moraza, Juan Carlos Román y Marisa Fernández. Volvieron a coincidir en 2014 en BilbaoArte y empezaron a trabajar juntas. Rut Briones (Pontevedra, 1982) había pasado casi un década en Londres y Raquel Durán (A Coruña, 1982) llegó a la ciudad para estudiar en la UPV-EHU con una beca Séneca, y desde 2005 vive aquí.
Juntas han montado la productora audiovisual Gheada, una «fábrica de historias» que este año proyectó una de sus obras sobre la fachada de la iglesia de San Nicolás en la celebración de Gau Zuria-La Noche Blanca. Diseñaron los fondos audiovisuales para la representación de los madrigales de Monteverdi en el Cuartito del Arriaga. Ganaron una beca de la Diputación de Bizkaia y gracias a ella crearon la serie de cinemagraphs -fotografías en las que se mueve algún elemento- titulada ‘Flâneur domestique’.
Han llegado hace unos días de Bregenz, en Austria, donde han estado dos meses con un intercambio artístico organizado por Bilbao Arte. «Es una ciudad pequeña, con una gente muy hospitalaria y cercana, nada que ver con el estereotipo de la rigidez austríaca o alemana. Como a todos los meridionales, lo primero que nos interesó saber es por dónde se salía los sábados. Y la verdad es que no había vida en la calle, aunque la gente era de lo más sociable».
Su destino estaba en el museo de Bregenz. Contaron con el apoyo de una comisaria de origen español, Anabel Roque Rodríguez, y de una técnica de la concejalía de Cultura que les llevó de excursión por Alemania y Suiza. «Aprovechamos las paredes de cemento del interior del edificio y los ventanales para hacer un performance en vídeo con un carácter bastante abstracto sobre los procesos de integración, sobre cómo hay que comportarse, sobre aquello de lo que hay que hablar, sobre cómo parecer interesante, sobre esas presiones que si no cumples con ellas te dejan fuera del juego social».
Como idean su trabajo en series, ahora quisieran concebir otras performances de la misma clase en el Azkuna Zentroa, en el Guggenheim, en Tabakalera de San Sebastián y en Montehermoso de Vitoria.
Apoyo y cuidados entre mujeres
Para Mabi Revuelta (Bilbao, 1967) este año ha sido muy especial porque la palabra ‘sororidad’ -«solidaridad entre mujeres contra las discriminaciones y abusos del patriarcado»- ha tenido más repercusión que nunca. «A pesar de que el término tiene más de 40 años, creo que en 2017 la idea de la red de cuidados y apoyo entre mujeres que se viene tejiendo desde el activismo feminista se ha fortalecido en las redes sociales, los medios de comunicación y la sociedad en general».
Ha sido el año de la creación de La Caja de Pandora, colectivo de mujeres formado por unos 3.000 agentes del mundo del arte y de la cultura que exige «un contexto artístico libre de violencias machistas y abusos de poder».
La artista ha dedicado estos meses a la investigación de su próximo proyecto, titulado ‘Acromática’. Una beca Leonardo de la Fundación BBVA le permitió contar con el tiempo y la financiación necesarios para acometer su producción. «He puesto el foco en el juego del ajedrez como metáfora de lo vital y lo social. Me interesa este ‘juego de los juegos’ desde el punto de vista creativo, mental, deportivo y bélico». Bajo este concepto realizará una serie de piezas con base en el vídeo, la coreografía, la escultura, la fotografía y el diseño. «Ahora estoy ocupada con la dirección de la pieza de vídeo que grabaremos en febrero y en la que cuento con un equipo maravilloso».
En la última parte del año, ha creado «un estuche de herramientas educativas que resaltan las posibilidades del arte como conocimiento y transformación en un mundo cambiante». Azkuna Zentroa será el marco en 2018 en el que esas herramientas comiencen a utilizase.
De Benina la ciudad fantasma
Hasta principios de 2017, a la fotógrafa Elssie Ansareo (México DF, 1979) le gustaba tenerlo todo «hipercontrolado en el estudio, la puesta en escena, el proceso...». Un planteamiento que no le servía en Benin. Se fue al país africano con la ONG vasca Anesvad, pionera en la ayuda a los enfermos de lepra y la úlcera de Buruli, entre otras infecciones. Del intimismo de muchas de sus obras tuvo que pasar a la foto directa, al documento, al retrato de la dignidad de las personas sumidas en una marginación difícil de imaginar. «Sólo había trabajado en blanco y negro al principio en México. Mis códigos eran muy distintos». Volverá con la misma ONG a Ghana en 2018, porque ha descubierto que le llenan tanto las fotos muy personales como las más sociales.
Como Mabi Revuelta, este año lo ha dedicado a pensar y proyectar, salvo su viaje a Benin y el trabajo que hizo allí. A raíz de un reencuentro con Gabriela Damián, amiga de la infancia y autora de literatura fantástica, le ha estado dando vueltas a las figuras del fantasma, incluidas las derivadas del psicoanálisis.
«En 2016, descubrí una ciudad cerca de Amberes, en Bélgica, en la que no vive casi nadie. La abandonaron al final de la Segunda Guerra Mundial y luego construyeron una central nuclear. Luc Tuymans (creador belga) quiso reutilizarla como ciudad para artistas pero el proyecto no salió. Me interesó ese territorio entre la vida y la muerte».
Ahora le está dando vueltas a cómo coordinarse como Gabriela Damián para hace juntas un libro sobre la «ciudad fantasma» en el que las fotos no sean una ilustración del texto ni viceversa.
La ambición de la estatua y el paisaje apocalíptico
Hasta el 10 de enero está exponiendo en la galería Combustión Espontánea de Madrid una serie de pasteles sobre papel, en blanco y negro, titulada ‘Power’. Por ella aparecen Mao, Hitler, Bush padre e hijo y Margaret Thatcher, entre otros. También en la capital, participa en la colectiva de la galería Álvaro Alcázar ‘Soldaditos de papel’, que comparte con Eduardo Arroyo y Rafael Canogar. Para 2018, ya tiene la agenda bastante apretada.
Para Kepa Garraza (Berango, 1979), salir fuera del País Vasco resulta fundamental para darse a conocer y ganarse la vida. «No me importa hablar del lado económico del arte y de las hipotecas que, como todo el mundo, tenemos que pagar». Con la crisis, argumenta, el mercado se ha centralizado en Madrid, donde se desarrolla «el gran evento que es ARCO».
Este artista hijo de artista (Ángel Garraza) trabaja «encantado» en Bilbao, si bien cree que la ciudad «está herida» en cuanto al mercado del arte se refiere. «Los museos programan exposiciones con la que disfruto mucho, pero son ajenos a la realidad del 99% de los artistas vascos».
En la serie ‘Power’ retoma la tradición grecolatina de la representación del poder a través de las estaturas y se pregunta cómo llega hasta la actualidad a través de los medios de comunicación, una vez que ese género en tres dimensiones ya no se estila «salvo en regímenes frikis como Corea del Norte».
Está preparado para, en 2018, dar un giro completo a su trabajo. «Vuelvo al color para investigar el género del paisaje y más en concreto la concepción apocalíptica del paisaje».
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