Arte a domicilio en Getxophoto

El proyecto 'Gallery. Delivery' ya se ha llevado a cabo en otras ciudades como Liubliana, Milán o Berlín, y hasta nosotros llega por iniciativa de Getxophoto dentro del programa de su actual edición. El autor alemán Sebastian Schmieg es su artífice en primera instancia y la fórmula exige que, en cada lugar, sea comisariada por un experto local y que la propuesta recoja la obra de autores emergentes adecuada a las dimensiones del compartimento móvil. «Sugiere una reflexión en torno a la economía digital y esos empleos surgidos en los últimos años, precarios y ocultos», aduce Jon Uriarte, responsable artístico del festival. «Parece como si un algoritmo lo hiciera todo, pero, detrás, hay muchas personas anónimas».

El 'rider' habitual nos entrega el pedido, cobra su importe y se va. Pero mAwatreS franquea la puerta y organiza la exposición en nuestro domicilio durante una hora. Las piezas, en pequeño formato, se desplegarán por el salón, el tendedero o el baño. «La casa se convierte en un espacio de reflexión y debate», alega MawatreS, qu recalca la idea de compartir, lema de Getxophoto.

No se trata de un artefacto, original y sofisticado, ideado para el disfrute de públicos exquisitos. «No tiene por qué ser público iniciado, pero sí interesado», alega. A ese respecto, el festival no sólo buscó a un experto en el panorama estético vasco, sino también a alguien con capacidad para la mediación y la improvisación. mAwatres, bregado en las visitas guiadas en el Museo Guggenheim, asegura que «lo interesante es no quedarte en el discurso habitual, vinculado a la filosofía, y poder establecer vínculos con el cine y la literatura».

El cliente disfrutará del diálogo con Ordúñez e, incluso, tiene la posibilidad de adquirir algunas de las piezas, con un arco de precios que oscila entre los 40 y los 600 euros. El aficionado encontrará fotografía, pero también escultura y pintura. La web gallery.delivery permite conocer las piezas y formalizar el pedido. Entre otras creaciones, hallamos una toalla de Ismael Iglesias con uno de esos grafitis que suele dejar en los colchones abandonados, la intervención sobre periódicos de Liben Svaart o una colección de polaroids realizadas por Mikel Erkiaga.

Las características de 'Gallery. Delivery' recuerdan a las de Artoteka, una plataforma de préstamo de obras recientemente presentada. «Aquella es una institución que ha llegado para quedarse, mientras que Gallery es más experimental», aduce el comisario y acude a su componente teórico: «Schmieg pretende cuestionar nuestros modos de consumo y desarrollar una acción». La performance posee un carácter simbólico y real. «El comercio del arte está siendo puesto en tela de juicio y esa crítica está muy vinculada al poder de las redes sociales. El público no acude las salas, pero esos espacios, en cambio, concitan miles de adhesiones en Instagram, por ejemplo».

La obra gráfica que exhibe este proyecto no concita el interés de muchos marchantes, que no la consideran económicamente viable. «En realidad, no sabemos hacia dónde vamos», lamenta mAwatres, para quien este tipo de propuestas también ponen de relieve la necesidad de revulsivos que se ajusten a la realidad.

El carácter lúdico de la propuesta es apuntada por Uriarte. «Es una forma divertida y juguetona de abordar el arte. Un intento de que no vayas hacia el arte, sino que él vaya a tu casa, que lo pidas y te lo instalen sin levantarte del sofá. Más fácil y cómodo, imposible».