Antonio de la Torre en la Seminci de Valladolid.

Antonio de la Torre: «Aunque me vaya muy bien hay un pobre en mí»

'La contadora de películas', el filme de Lone Scherfig que inaugura la Seminci de Valladolid, convierte al actor en un minero chileno

Sábado, 21 de octubre 2023, 19:08

Antonio de la Torre (Málaga, 1968) clava el acento chileno en 'La contadora de películas', adaptación de un novelón de Hernán Rivera Letelier que sigue a lo largo de los años a una familia en una mina del desierto de Atacama en la etapa más ... convulsa del país. El filme de la danesa Lone Scherfig inauguró este sábado la 68 Seminci de Valladolid y se estrena el próximo viernes.

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–Esta película tendría que contarse y no verse, como hace su hija en la ficción, que cuenta a los demás las películas que ha visto.

–Es verdad. El autor de la novela, Hernán Rivera, me contó que la idea de escribirla surgió cuando trabajaba en la mina. Un trabajador le explicó que, como no tenía dinero para pagarles el cine a todos sus hijos, iba uno y después contaba la película al resto.

Tráiler de 'La contadora de películas'.

–El ser humano quiere que le cuenten historias, eso no ha cambiado.

–Así ha sido desde los bisontes de Altamira hasta ahora. Necesitamos contarnos las cosas. Ahora podemos hacerlo de muchas maneras, pero, como le leí a Juan José Campanella en una entrevista, el formato más emocionante es una sala de cine. Cuando llegué a Madrid y descubrí los cines en versión original fue una experiencia que no he vuelto a tener.

–¿Tenía su particular Cinema Paradiso en Málaga?

–El cine Monumental, que estaba cerca de mi barrio, Ciudad Jardín. Recuerdo guardar cola desde las cuatro de la tarde para entrar a la sesión de las ocho. Iba con mi madre a las sesiones dobles y con mi hermano a ver películas de Bruce Lee, 'Ben-Hur' con un intermedio...

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–'La contadora de películas' está dirigida por una directora danesa, transcurre en Chile, cuenta con un actor hispano-alemán, Daniel Brühl, una actriz argentino-francesa,Bérénice Bejo... Vaya Babel.

–Los productores han tratado de internacionalizar una película que se rodó en castellano, porque en inglés sería una mentira. He trabajado en rodajes en todo el mundo, y todos son iguales.

Antonio de la Torre junto a Bérénice Bejo y la niña Alondra Valenzuela en 'La contadora de películas'.

–¿Y su acento chileno? Lo clava.

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–Gracias. Fue clave el trabajo con una coach. Empezamos con llamadas de zoom ensayando las frases y cuando llegué al país escuchaba la radio mientras corría por las mañanas. El acento chileno es un poco locura, es como andaluz, tiene una parte de argentino, con una jerga muy popular...

–¿Se siente bien interpretando a desheredados?

–Sí. Suena como un insulto para cualquier actor que lo lea, pero yo tengo algo de perdedor. Una ve leí a Almodóvar que, aunque tuviera mucho dinero, no había perdido la conciencia de clase. A mí, salvando las enormes distancias, me pasa lo mismo. Me va muy bien, soy un actor reconocido en mi país, con premios y ofertas de trabajo. Pero mis orígenes son humildes y hay un pobre en mí. No pierdo esa condición. Como actor, uno es como el niño que fue. Puedes hacer 'El reino' y cuela, pero hay algo en esencia que te acompaña siempre. Es el drama del actor: lo que te potencia es lo que te limita. Tu originalidad es de lo que te quieres desprender, porque si no siempre harías el mismo papel.

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Antonio de la Torre en 'La contadora de películas'.

–Viendo en el filme las imágenes de Salvador Allende y el Palacio de la Moneda bombardeado pensaba en las elecciones argentinas de este fin de semana, que pueden darle el triunfo a Javier Milei. No aprendemos de la Historia.

–Y lo que está pasando en Palestina... No aprendemos nada. Durante el rodaje en Chile fui al Museo de la Memoria. Y te da mucha pena, porque lo más parecido al socialismo real en el siglo XX fue lo que ocurrió en Chile. Estuvieron a punto de conseguir un sueño.

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–Ha grabado un anuncio para el Málaga de sus amores, que no levanta cabeza.

–Es que soy muy futbolero. Ya no sé si donar un Goya o qué hacer... Mira, esta pasión tiene algo de la identidad. A medida que te vas haciendo mayor y cuanto más tiempo llevas fuera, más de Málaga me siento. Vivo en Sevilla muy a gusto, pero es evidente que me fui de Málaga con 18 años. Pasa el tiempo y buscas al niño que fuiste. Parafraseando a Belen Esteban, esa gran intelectual, por el Málaga mato.

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