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Con la estampa humeante de la catedral de París todavía reciente y en pleno debate sobre el nivel de protección del patrimonio cultural en Europa, el Museo de Bellas Artes de Bilbao no ha dudado en ahuyentar los miedos en torno a las obras de ... reforma y ampliación de sus instalaciones que arrancarán en marzo de 2021. Se espera seleccionar al estudio de arquitectura a finales de julio. «El proyecto que resulte ganador del concurso deberá lograr también las mejores condiciones de seguridad, tanto para las colecciones como para los visitantes y personal del centro, previniendo y minimizando los riesgos de robo, incendio, inundación, vibraciones, etc, etc», han recalcado fuentes de la pinacoteca bilbaína.
En Euskadi no existen protocolos de emergencia especiales para salvaguardar el patrimonio cultural, como es el caso de otras comunidades autónomas (Castilla y León, Asturias, Murcia...) que han desarrollado las directrices marcadas por el Instituto de Patrimonio Cultural de España para emergencias de nivel 3 (las que se consideran de interés nacional). En el supuesto de accidentes o desastres naturales, la normativa vasca se limita a la legislación general contra incendios y el plan de seguridad de cada edificio, que tiene en cuenta su valor histórico o artístico. Al carecer de planes de emergencia específicos, no se contempla la gestión coordinada entre los expertos en patrimonio y los bomberos, Protección Civil, Unidad Militar de Emergencia, Policía, Guardia Civil...
Pese a todo, el Bellas Artes de Bilbao afronta la idea de las futuras obras con plena confianza en las medidas de seguridad. La supervisión de los operarios será rigurosa, máxime porque en las reparaciones o labores de construcción, en manos de personal externo al recinto, siempre hay muchos riesgos. Sirvan como escarmiento la catástrofes patrimoniales de Notre Dame y del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, que el 31 de enero de 1994 quedó reducido a cenizas por la chispa de un soplete mal dirigido muy cerca del escenario.
Entre los aspirantes a liderar los trabajos en el Bellas Artes se encuentran tres Premios Pritzker (Norman Foster, Rafael Moneo y el estudio japonés Sanaa Jimusho), así como el arquitecto madrileño Nieto Sobejano, el danés Bjarke Ingels y el noruego Snøhetta. El director de la pinacoteca, Miguel Zugaza, ya ha contactado esta semana con los seis finalistas para detallarles las características del proyecto. La iniciativa contempla la reforma de los 2.250 metros que abarca su superficie y también una ampliación de 5.140 metros cuadrados. Se espera que todo el proceso dure 18 meses. Es muy probable que la inauguración tenga lugar en septiembre de 2022.
La nueva envergadura, de 7.390 metros cuadrados, permitirá absorber un volumen de visitas que podría llegar al medio millón de personas al año. De alcanzarse esa cifra, casi se duplicaría la acogida actual del museo, que ronda las 300.000 entradas. El Bellas Artes pasaría a jugar en la liga del reducido número de pinacotecas españolas con capacidad para superar las 500.000 personas (como el Museo Nacional de Cataluña, el Thyssen-Bornemisza de Madrid y el Picasso de Málaga). En el escalón superior al millón de visitantes destacan el Reina Sofía, el Prado, el Guggenheim Bilbao, el Dalí de Figueres y el Picasso de Barcelona.
Capacidad de acogida de más de 500.000 visitas al año. Destacan el Museo Nacional de Cataluña, el Thyssen-Bornemisza de Madrid y el Picasso de Málaga.
Capacidad de acogida de más de un millón de visitantes anuales. El Reina Sofía, el Museo del Prado, el Guggenheim Bilbao, el Dalí de Figueres y el Picasso de Barcelona.
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