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Para entender cómo la artista Amalia Fernández ha llegado hasta 'Neti neti', a proponer cuatro horas de lo que habitualmente llamaríamos pieza o espectáculo pero que es otra cosa –y no solo por su duración– hay que ir hasta el principio de su relación con el baile. Cuando era niña, y donde ella lo fue, en Andalucía en los setenta y ochenta, si querías bailar solo podías elegir entre ballet y flamenco. Todo muy técnico, muy bonito, muy preciso. Todo muy rígido, también, y empezó a preguntarse para qué todo. «Llegó un punto en el que a mí la danza me aburría hasta como espectadora, y la abandoné como lenguaje aunque siempre he mantenido el cuerpo como elemento central de mi trabajo», dice. De ese «desamor» surgió otra pregunta hace un par de años: «¿Cómo puede haber una danza que me llene, que me lleve a otro lugar, que no sea la técnica sino el sentido de todos estos años de bailar y de ser, además, profesora de yoga?». Respuesta: 'Neti neti', este jueves por la tarde en Azkuna Zentroa (de 17.00 a 21.00 horas, 10 euros). En sánscrito significa ni esto ni aquello. Aquí y ahora, ni baile ni yoga, con dramaturgia y herramientas teatrales. «Meditación en acción» podría ser una referencia mejor. Porque el movimiento, la consciencia de este y de la respiración y del lugar que se ocupa en el espacio y en relación con otras personas, cómo un paso lleva a otro y a otro, la repetición y ritualización, la concentración y la conexión interior a medida que se 'activa', todo eso puede «abrir todo un mundo diferente».
Para Fernández y sus compañeras –Mónica Muntaner, Catherine Sardella y Ohiana Altube– «el espacio normal tiene otra dimensión, se produce otra percepción. Y también para el espectador». El público, por cierto, tiene libertad para entrar y salir de la sala, para tumbarse si quiere, y hasta para sumarse a lo que se ve sobre ese suelo blanco que delimita el escenario. Las sillas estarán colocadas alrededor de esa especie de tatami, en una sola fila, para que no haya obstáculos entre las artistas y quienes las miran. No se trata de una pieza participativa, es decir, «nadie está obligado a nada». Pero el punto de partida de 'Neti neti' sí es poner a cada espectador de una forma diferente ante el espectáculo: «No queremos que se conciba como público, que lo vea en la distancia y lo valore, no. Queremos que lo experimente. Esta es una experiencia compartida. Lo que está pasando, te está pasando a ti. Tu experiencia es tuya, mírate, está en ti, pasa por ti».
Es un cambio de foco que implica que cada asistente sienta que forma parte de 'Neti neti'. Habrá quien no pueda dejar de mirar el reloj y de pensar en lo que queda fuera de Azkuna Zentroa durante ese tiempo; eso será una experiencia, también, otra. Habrá quien sea capaz de entrar del todo en ese «acto ritual, social» y la «experiencia colectiva» propuesta por Fernández. «No es filosofía, es meditación en movimiento que no solo nos afecta a nosotras, sino a quien nos ve porque si activamos eso, puede activarse en quien lo ve». Es la búsqueda de un «estado distinto».
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