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Hay dos cosas sin las cuales una obra de arte queda incompleta: la luz y la mirada del espectador. A la iluminación le están prestando ... mucha atención los grandes museos del mundo y el Guggenheim no se ha quedado atrás. Al contrario, desde el año pasado está sustituyendo las luces de amarillas de tungsteno por las led más blancas y próximas a la luz natural. En la segunda y la tercera planta prácticamente ha terminado el proceso, que finalizará en 2020 en la primera con el cambio de 3.000 lámparas en total.
La inversión asciende a 1,25 millones, financiados con los recursos propios del museo, y permitirá reducir la factura de la luz en algo más del 90%, o 250.000 euros anuales. En cinco años se habrá recuperado el dinero invertido y a partir de ese momento el museo dispondrá de ese capital para otros asuntos.
No sólo las cuentas, sino también la retina del visitante agradecerá el paso a la tecnología led. Lo demostraron ayer los técnicos del museo, supervisados por el subdirector Daniel Vega, poniendo los focos sobre los 'Nueve discursos de Cómodo' de Cy Twombly, una de las grandes obras de la colección. Dividida el área de los nueve lienzos más o menos por la mitad, una parte la iluminaron con los halógenos de tunsgteno y otra con ledes. No hay color. En la segunda se veían con toda claridad los trazos del pintor expresionista. Y los trazos lo son todo en el arte de Twombly. Además, los cambios de intensidad y orientación se hacen ahora por bluetooth desde un ordenador portátil. Nada que ver con las escaleras por las que tienen que trepar los técnicos con los focos halógenos hasta llegar a un techo que algunas salas alcanza fácilmente los siete metros.
Calidad de visión de las obras, mejora de la conservación, eficiencia energética y reducción del impacto ambiental con 335 toneladas menos de emisiones de dióxido de carbono. Con estas cuatro ventajas sintetizó el director general del Guggenheim el cambio entre los dos tipos de luces.
Pasar del atrio, bañado con luz natural, a una sala cerrada al exterior no se notará tanto. De hecho, se han abierto algunos lucernarios para que entren los rayos solares porque se combinan mejor con los ledes que con la anterior iluminación. Vega lo demostró en el rincón de la tercera planta que acoge dos esculturas de Jorge Oteiza y una de Eduardo Chillida. El desarrollo de un programa informático especial permite regular automáticamente la luz según si el cielo está soleado o si hay nubes, y teniendo en cuenta los diferentes momentos del día.
No es lo mismo el óleo de Mark Rothko que el pigmento azul de Yves Klein. Dos grandes cuadros de estos artistas se hallan en la sala 304 como parte de la exposición de la colección permanente. Precisamente que la exhibición de estas obras sea constante las hace más vulnerables a los efectos nocivos de la luz, un riesgo todavía aumentado en los pigmentos de Klein, más delicados que él óleo. Los ledes, que tienen menor impacto porque alcanzan más potencia con muchos menos vatios, han permitido subir la intensidad, y ahora el azul del que el artista francés hizo su marca se ve mejor que nunca.
El alemán Thomas Struth se quedó sorprendido por la nitidez con la que se aprecian las fotos de su exposición en la segunda planta del museo. «Es la primera vez que veo mis fotografías con tanta precisión y detalle», remarcó en la rueda de prensa que ofreció el 30 de septiembre. «Y él aún la hubiera subido más. Quería que se apreciaran como él las ve en su estudio. Pero obviamente hay límites de prudencia», añadió Vega. Los miembros del patronato de la Kunsthalle de Bremen también se quedaron ojipláticos al ver su 'van gogh' en la tercera planta. Nunca lo habían contemplado así.
Para subrayar los beneficios en la conservación, Vega se guardó un último ejemplo. Uno de los cuadros monumentales de Anselm Kiefer en la exposición permanente está «químicamente vivo». Es decir, los pigmentos con el plomo y otros elementos siguen modificándose por interacciones. Y lo harán por algunos siglos. Las luces led ayudarán a que el proceso de cambio de los materiales, que forma parte del significado de la obra, sea lo más natural posible.
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