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El mundo de la cultura ha recibido otro duro golpe con la marcha de Miguel Gallardo (Lleida, 1955), uno de los autores más emblemáticos de nuestra historieta. Hace unos días nos dejaba el escritor Fernando Marías y las redes sociales se inundaban de imágenes y ... recuerdos, alabando su obra y su persona. Con el Capitán Gallardo, como se le conocía en sus círculos cercanos, ha ocurrido lo mismo. Ambos creadores han dejado un notable poso con su trayectoria artística y su manera de enfrentarse al mundo y entender la vida.
Talento y generosidad, afortunadamente, pueden ir de la mano. Miguel es un referente como ilustrador y dibujante de cómic que ha sabido transgredir siempre, evolucionar a conciencia y compartir su arte, colaborando de modo altruista con numerosas causas. Vitalista, entregado e inquieto, el agradecimiento a su legado es unánime.
«No me siento capaz de explicar el sufrimiento que me produce esta noticia», comentaba el cineasta Álex de la Iglesia en su perfil de Twitter. «Gallardo era una de las personas a las que he admirado más. Le quería mucho y me flipaba como dibujante y humorista. Era increíble. Mi amor por los tebeos estaba personificado en él. Todo lo que quiero y respeto tiene algo que ver con él, con su humor, su estilo y su elegancia. Tuve la suerte de conocerle... y su recuerdo es imborrable. Siempre atento y amable».
Son muchos los artistas que han mostrado su pena y condolencias. «Con Miguel Gallardo se va un pedazo enorme de la historieta de nuestro país, un dibujante fuera de serie y una persona con un sentido del humor privilegiado», destacaba con pena el multidisciplinar Manuel Bartual. «Un artista brillante y cercano. Qué pronto te has ido. Qué suerte haberte conocido».
Gallardo se dio a conocer en los años 80 como una de las firmas indispensables del tebeo underground nacional. Si en EE UU tienen a Robert Crumb, nosotros tenemos al padre de Makoki, personaje mítico de una época que tuvo su propia canción en la movida, firmada por Fernando Márquez «El zurdo» y su grupo Paraíso. Este antihéroe de papel, un inadaptado social huido del manicomio, con un casco en la cabeza lleno de cables de un fallido electroshock, se convirtió en el símbolo del lado más salvaje de la vida, del lumpen, el sexo, las drogas y el rock´n´roll, traspasando las fronteras del cómic.
Makoki nació en 1977, inspirado por un relato de Felipe Borrallo. Mediavilla se ocupó de los guiones y el iconoclasta monigote llegó a tener su propia editorial y cabecera, dando nombre a una tienda de comics en Barcelona. El álbum 'Fuga de la modelo' llegó a vender en su día más de 20.000 ejemplares. Fue un fenómeno social, pero la trayectoria del popular dibujante ha ido mucho más allá de las viñetas contraculturales que le dieron a conocer. Fue parte del colectivo El Rrollo Enmascarado, punta de lanza de 'El Víbora', entre otras proezas de antaño, y desde entonces ha sabido evolucionar con los pies en el suelo, labrándose una carrera como ilustrador en prensa a nivel internacional: Herald Tribune, The New York Times, The New Yorker, El País o The Washington Post.
Sus personales trazos y uso del color han inspirado a otros artistas, también aclamados, y nunca abandonó su labor como historietista. Uno de su trabajos más aplaudidos, 'María y yo', se llevó el Premio Nacional de Cómic de Cataluña en 2008. «Fue una completa sorpresa para mi», comentaba el autor por entonces. «El hecho de que hayan elegido María y yo, que no es una obra muy ortodoxa, y que bebe de varias fuentes, dice mucho del jurado».
Se trata de una obra muy especial, la crónica en primera persona de unos días de vacaciones con su hija autista. Se adaptó como película documental, cosechando excelentes críticas. «Surgió de los cuadernos de viajes que hacía para mi hija donde le iba dibujando toda la lista de gente que a ella le gusta, también de la necesidad de explicar nuestra historia, las relaciones entre un padre y una hija especial y nuestra particular forma de comunicarnos». Un título más que recomendable, firmado por un dibujante que confesaba sin rubor sus influencias: «Todas las del mundo, películas de serie B, dibujos animados, comics clásicos y modernos, la pintura, las tiendas de todo a 100…».
Gallardo también ha ilustrado portadas para libros de editoriales de peso y ha firmado, junto a Victoria Bermejo, varios libros infantiles. Es autor con Angeles Ponce de '¿Qué le pasa a este niño?', una guía sobre la discapacidad. Numeroso premios lucen en su curículum: Salón del Cómic de Barcelona, Society of Newspaper Design, Serra D'Or, Junceda... A su maestría le debemos también otras obras de peso del cómic de autor contemporáneo, como 'Un largo silencio' o la reciente 'Algo extraño me pasó camino de casa', donde contaba precisamente, con su personal sentido del humor, su experiencia con el cáncer, dolencia que parecía haber superado.
Estaba previsto que estos días viera la luz su última obra, ya póstuma, realizada al alimón con su compañera de vida Karin du Croo. Ambos adoptaron a Cala, una perrita abandonada a su suerte en mitad de la sierra del Segura, el germen de 'El gran libro de los perros', publicado en breve por la editorial bilbaína Astiberri. Muchos compañeros de profesión llevaban tiempo inundando de dibujos sobre el Capitán Gallardo las redes sociales, entre ellos su amigo y compañero de fatigas Paco Roca y grandes firmas como Max, Manel Fontdevila, Sonia Pulido, Mariscal o Flavita Banana. Hasta siempre, Capitán Gallardo.
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