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Kepa Torrealdai, Beatriz Herráez, Denis Itxaso, Manu Gómez y Vera Wrana.
Solo cuatro de cada diez vascos de 18 años han pedido los 400 euros del Bono Cultural

Solo cuatro de cada diez vascos de 18 años han pedido los 400 euros del Bono Cultural

El 30 de septiembre acaba el plazo para solicitar esta prestación, dotada de 8,6 millones en Euskadi

Lunes, 11 de septiembre 2023

EEn sentido estricto es un regalo: 400 euros para todos aquellos que hayan cumplido o cumplan 18 años en 2023 para gastar en festivales, conciertos, teatro, cine, museos, suscripciones a periódicos, libros, discos y videojuegos. Sin contrapartidas. Basta con inscribirse aunque, sí, hay que sacarse el certificado digital, que lleva un tiempo. Es el Bono Cultural Joven, que además de impulsar la participación y el consumo en estas actividades revierte en las ventas de las industrias culturales, con un 3,5% del PIB y 700.000 trabajadores en España.

Pese a que todo parecen ser ventajas, no ha habido avalanchas para solicitarlo; más bien todo lo contrario. A falta de dos semanas para que concluya el plazo de solicitud, solo 8.487 jóvenes vascos que llegan a la mayoría de edad este año han reclamado el bono dentro de esta segunda edición, que empezó el 13 de junio financiada por el Ministerio de Cultura. Representa el 39% de los potenciales beneficiarios, que son un total de 21.718. Distribuidos por territorios, los que ya lo han conseguido quedan así: 4.335 en Bizkaia, 2.796 en Gipuzkoa y 1.356 Álava. El plazo para pedir los 400 euros libres de cargas termina el 30 de septiembre.

La cantidad tiene que distribuirse en 200 en artes en vivo - festivales, conciertos, teatro, cine, museos-, 100 en soportes físicos -suscripciones a periódicos, libros, discos y videojuegos- y 100 en productos digitales, suscripciones a publicaciones y a plataformas. El presupuesto asignado para esta iniciativa en el País Vasco asciende a 8,6 millones.

Exposiciones, talleres y cine

En la primera edición solo se gastaron 2,1 millones. Participaron 13.787 'dieciochoañeros', el 64% de los que podían hacerlo. Hasta junio realizaron 63.000 operaciones. Las artes en vivo acumularon el 48,3% de las compras y el 58,8% del gasto. Discos, libros, videojuegos y otros productos en soporte físico representaron el 32,9% de las adquisiciones y el 29,4% del desembolso. Los bienes en soporte digital supusieron el 18,8% de las operaciones y el 11,8% del gasto, informó ayer el delegado del Gobierno, Denis Itxaso, en el espacio La Terminal de Zorrozaurre, en Bilbao.

Itxaso destacó que, en la edición anterior, Euskadi, fue la primera autonomía en cuanto al número de demandantes. También incidió en que es «una iniciativa para quedarse, como sucede en otros países». Es una medida no sólo para incentivar el consumo, sino para apuntalar una industria cultural que «genera riqueza y paga impuestos, y que ni más ni menos subvencionada que otras». Presentaciones como la Bilbao se produjeron ayer en distintas comunidades autónomas españolas, un indicio del empujón final que desde el Gobierno quieren darle a esta acción.

En la presentación sobre el estado actual del bono también estuvieron el anfitrión del evento, el coordinador de La Terminal Manu Gómez, junto a Beatriz Herráez, directora del Artium de Vitoria; Kepa Torrealdai; presidente de la Federación de Librerías de Euskadi; Vera Wrana, directora de Relaciones Internacionales e Institucionales de la promotora Last Tour; y los jóvenes Víctor y Julen, que contaron su experiencia de la iniciativa.

Según Herráez, los jóvenes de 18 años en adelante tienen menos posibilidades de entrar a los museos ya que los programas educativos llegan por lo general hasta las edades escolares, instituto incluido. Dedicar una parte del bono cultural a suscribirse a la asociación de amigos del Artium les permitirá, dijo Herráez, no sólo visitar las exposiciones del museo, sino también participar en los talleres y asistir a los ciclos de cine.

«Sí leen, y mucho»

Vera Wrena explicó que el bono ha permitido a muchos jóvenes acceder por primera vez a la experiencia de los festival, y recordó que Last Tour tiene también una editorial (Liburuak) y dos discográficas (Oso Polita y Yuukii).

«Pensamos que jóvenes no leen, pero sí leen, y mucho. Algunos han ido con sus padres a las librerías y les resulta familiar el espacio. Otros pueden conocerlo gracias a los 100 euros que disponen para gastar en ellas», incidió, por su parte, Torrealday. Desde su punto de vista, el bono anima a derrumbar barreras, a descubrir el placer de mirar los títulos de las librerías y revierte positivamente en los ingresos de estos negocios. Para Manu Gómez, obtener el Bono Cultural podría ser de esos acontecimientos que se esperan desde la adolescencia y que se cumplen a los 18 años, con los 400 euros en la mano. Pero, al parecer, no todos se han enterado.

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