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El dolor neuropático, esa enfermedad invisible que afecta al sistema nervioso y genera una sintomatología compleja y debilitante, es una realidad para hasta un 10% de la población. A pesar de su prevalencia, solo la mitad de los pacientes logra controlarlo de forma efectiva. Los doctores Fernando Torre Mollinedo y Rubén Álvarez, anestesistas de la Unidad del Dolor de Quirónsalud Bizkaia nos acercan esta realidad y las opciones de tratamiento.
“Es una experiencia sensorial compleja y debilitante que puede manifestarse como quemazón, hormigueo, acorchamiento, calambres o incluso una alteración de la sensibilidad”, explica el doctor Torre. A pesar de su prevalencia, solo la mitad de los pacientes logra controlarlo de forma efectiva, lo que genera un impacto significativo en su calidad de vida. Este tipo de dolor afecta al sistema nervioso tanto central como periférico, es decir, que afecta a los nervios y suele seguir el territorio de este.
Una de las claves para mejorar la calidad de vida de los pacientes que padecen dolor neuropático reside en la acción temprana: “Cuanto antes se diagnostique y se trate el dolor neuropático, mayor será la probabilidad de éxito”, explica el doctor Rubén Álvarez. Este, a diferencia de otros tipos de dolor, tiene la capacidad de cronificarse si no se trata a tiempo. Cuanto más tiempo pase sin abordarlo, mayor es el riesgo de que se instale de forma permanente, aumentando la sensibilidad del sistema nervioso central y complicando enormemente su tratamiento. Por ello, un tratamiento precoz siempre es la mejor opción.
Las posibilidades de éxito son exponencialmente más altas si se trata un dolor neuropático de tres meses de evolución que uno de tres años. El doctor Torre explica que la diferencia reside en la plasticidad del sistema nervioso: cuanto antes se actúe, mayor capacidad tendrá para revertir el daño y recuperar su funcionamiento normal. Un especialista en dolor puede identificar la causa del dolor a través de un diagnóstico preciso y establecer un tratamiento adecuado, evitando así la cronificación y sus nefastas consecuencias.
El dolor neuropático engloba multitud de tipos de dolor, los más frecuentes son el dolor del nervio ciático, dolor del nervio trigémino, dolor posherpético y la polineuropatía diabética. Todos ellos con síntomas muy heterogéneos que requieren de un tratamiento especializado. Desde la Unidad del Dolor de Quirónsalud Bizkaia señalan que hay que tener en cuenta que el envejecimiento, junto con el desarrollo de enfermedades degenerativas y articulares hacen que la incidencia del dolor neuropático se incremente.
La elección del tratamiento dependerá de la patología específica del paciente, el tiempo de evolución del dolor, la gravedad de la lesión y la intensidad del dolor. Además, ambos especialistas subrayan que en las unidades del dolor se pueden combinar diferentes técnicas o enfoques para lograr el máximo beneficio posible para el paciente y mejorar, así, su calidad de vida.
El primer escalón de tratamiento es la medicación analgésica y antiinflamatoria, como indican las guías clínicas. “También empleamos la técnica de bloqueo nervioso, que actúa interrumpiendo la señal de dolor que se envía al cerebro, proporcionando así alivio significativo al paciente” señala el doctor Torre. Otra alternativa es la radiofrecuencia guiada por neuromodulación, ya que favorece el control preciso del dolor: “consigue disminuir los síntomas llegando con precisión a los nervios diana con el fin de interrumpir la señal de dolor”, explica el anestesista Rubén Álvarez.
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