Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Tres especialistas en pensiones abordan un tema que llegará a su punto álgido con la ya próxima jubilación de los ‘baby boomers’
Pocos debates suscitan tanta polémica como el futuro de las pensiones, que en las últimas semanas ha estado, además, de rabiosa actualidad. El Congreso de los Diputados aprobó el pasado 2 de diciembre una reforma por la que éstas se revalorizarán cada año en función del IPC. Al mismo tiempo se desincentivan las prejubilaciones y aumentan las cotizaciones de los trabajadores en un 0,6 %.
En el horizonte asoma ya la jubilación de la generación de los ‘baby boomers’, momento que ocupa y preocupa a dirigentes políticos y, cómo no, a los millones de trabajadores que temen que su futuro y su pensión no estén garantizados.
Con el ánimo de conocer cuál es el panorama de este trascendental reto para la sociedad vizcaína y española, ELCORREO organizó el pasado miércoles un foro bajo el título ‘La jubilación de los ‘baby boomers’, reto para el sistema de pensiones’, un encuentro que estuvo moderado por la periodista Pilar Aranguren y en el que participaron Luis Vadillo, director del Instituto BBVA de Pensiones; Iñaki Tapia, expresidente del Colegio de Graduados Sociales de Gipuzkoa; y Massimo Cermelli, doctor en Economía y Dirección de Empresas y profesor de Deusto Business School.
Para afrontar el futuro, hay que mirar el presente, ser conscientes de cuál es el punto de partida. Y eso fue lo que hizo Luis Vadillo: «Estamos en un momento importante, tenemos por delante la jubilación de la generación más numerosa que ha habido en España (1957-1977), con una media de 670.000 nacimientos/año». Por contextualizar el dato, en el periodo 2015-2019 la media es de 380.000. No es una cifra baladí sino que «es importante en un sistema de reparto, porque las pensiones se pagan con las cotizaciones actuales. La pensión de los ‘baby boomers’ la tendrán que pagar las generaciones que estén cotizando en ese momento». En ese sentido, «tenemos un reto demográfico», además de otro económico porque «partimos de un déficit importante, porque las cotizaciones no cubren las pensiones que pagamos». No sólo eso, sino «un reto del mercado de empleo porque muchos ‘baby boomers’ tienen carreras laborales largas, con salarios elevados», sin olvidar que es «una generación en la que se incorporó la mujer y que vive más años» que las anteriores. Por todas estas razones, «un pilar es la seguridad social», la que mantiene a día de hoy las pensiones, pero Luis Vadillo defendió que «debe ser complementado con otros dos pilares: el sistema de empleo por el cual las empresas hacen aportaciones a sistemas de pensiones a sus trabajadores y el sistema individual por el que cada uno aporta a su jubilación. Y en España estos dos sistemas son muy débiles, los ciudadanos no ahorran para su jubilación».
En ese mercado laboral que citaba Vadillo se centró Massimo Cermelli, quien habló de la importancia de que las medidas que se tomen «sean concertadas, que haya un diálogo intergeneracional». Señaló que «una buena reforma del sistema de pensiones pasa por una reforma del sistema laboral». Y eso se traduce en «una estabilidad salarial que permita que las personas que trabajan perciban más dinero». Ahondó en la cuestión explicando que «no es un problema exclusivo de España, sino que se extiende a otros países del entorno como Francia o Italia».
Iñaki Tapia quiso aprovechar su presencia para tranquilizar a la sociedad y reivindicar que «el sistema público de la seguridad social es una de las grandes conquistas de las clases trabajadoras» y que «es un derecho que está escrito en la Constitución». Respecto al ‘ruido’ que se ha generado en los últimos meses y que habla del riesgo de la sostenibilidad de las pensiones, recordó que «estos augurios no son nuevos, también se hablaba de esto en la década de los 80». Por ello, explicó que «hay que alejarse de la teoría de que la única manera de sostener las pensiones es con recortes de las prestaciones económicas» y aportó dos propuestas que pueden ayudar a que el sistema no se tensione: «la fiscalidad y la lucha contra el fraude fiscal», dos variables en las que ve «margen».
Vadillo valoró que «se está hablando de la reforma de las pensiones y eso es muy bueno», aunque es cierto que «se están dejando para más adelante las cuestiones más complejas». Los retos son «estructurales y la reforma también debería serlo». Eso «no significa privatizar nada, sino mejorar el sistema público de pensiones y complementarlo con los otros dos pilares que hemos comentado». A su vez, expuso la idea de «un sistema público de reparto en el que haya más relación entre la cotización y la pensión». En este sentido, «nuestro sistema es tremendamente generoso. De media, los pensionistas están recibiendo entre 1,5 y 1,7 euros por cada euro cotizado». La propuesta que trasladó «es un sistema público de cuentas nocionales que garantice las pensiones mínimas y que permita más correlación entre lo cotizado y lo percibido como pensión», un sistema conocido y que se puso en marcha en Suecia en los años 90. Todo bajo un criterio: «La reforma de las pensiones requiere de un gran acuerdo social».
Más allá de los ingresos que cada contribuyente pueda generar a lo largo de su vida laboral, uno de los grandes problemas que se cierne sobre el futuro de los pensionistas radica en la falta de ahorro de estos. Vadillo difundió algunos datos de la X Encuesta del Instituto BBVA de Pensiones. Uno de los más alarmantes radica en que «sólo el 8 % de los ‘baby boomers’ en el País Vasco cree que tendría ingresos suficientes de ahorro para afontar su jubilación» y, en esa misma línea, «el 54 % no ahorra. Es decir, no se ahorra». De ahí que «necesitamos ahorro, volver a la cultura de nuestros padres y abuelos para poder afrontar cualquier circunstancia que venga» y eso implica «mejorar nuestra salud financiera porque nos va a permitir que un momento de nuestra vida como éste lo afrontemos de la mejor manera».
Y claro, no dudó Cermelli en recuperar su exposición inicial: «Todo pasa por los salarios y la realidad es que en 2022 serán más vulnerables que las pensiones». Entiende el doctor que, por muchas mejoras que se realicen desde la política, no van a corregir definitivamente un sistema que está abocado a ser mixto: «Economías como Dinamarca, Holanda… complementan lo público con lo privado».
Los problemas de ahorro también fue una de las aristas que tocó Tapia a lo largo del foro. Y recalcó: «La capacidad de ahorro depende de la retribución salarial y eso pasa por corregir la temporalidad y la precariedad», dos de los grandes problemas a los que se enfrenta el mercado laboral en España.
Pese a todas las incógnitas que se avecinan, «hay que mandar un mensaje de certidumbre, el sistema de pensiones se puede sostener», subrayó Tapia.
Uno de los países que ha tenido que afrontar una notable reforma de las pensiones es Italia, que apuesta ahora por un «sistema contributivo, de reparto», comentó Cermelli, quien adelantó algunos de los problemas que habían surgido en el país transalpino: «Vivieron un ‘baby boomer’ y el problema fue que todos ellos recibieron pensiones muy altas, las ‘pensiones de oro’». Todo ello ha provocado que la edad de jubilación, que es de 66 años, pase a una realidad en la que la media bajaba hasta los 62.
Teniendo ese ejemplo presente y volviendo al caso español, «hay que asumir que tenemos que trabajar más años. Hay que prepararse para que las personas que trabajan en una empresa y se acercan a los 70 años puedan desarrollar tareas distintas a las que cumplen con 40 años». Eso implica «medidas que incentiven a las empresas». No resultó una mala estrategia para Tapia quien, en cualquier caso, sustuvo que «es una buena idea la retirada activa. Pero es un tema complejo poque no todos los trabajos tienen las mismas exigencias, y hay que ver las condiciones en las que se llega a esas edades».
El futuro está por escribir y quedan muchos capítulos por delante en un libro que siempre genera expectación. Luis Vadillo finalizó su intervención con un deseo, que haya «más y mejor información junto a una mayor salud financiera»; Iñaki Tapia apuntilló su posición con que «hay recursos económicos para la sostenibilidad de las pensiones»; y Massimo Cermelli, fue tan escueto como contundente: «Salud y cultura financiera».
No son buenos tiempos para los futuros pensionistas, que escuchan, leen y ven noticias sobre su jubilación que ponen en entredicho su pensión. Tanto es así que, tal y como recoge la X Encuesta del Instituto BBVA de Pensiones, dos de cada tres ‘baby boomers’ vascos creen que su generación afronta una peor jubilación. Por ello, Luis Vadillo destacó que «la labor de los medios de comunicación es fundamental ante la falta de información, que dicen adolecer los encuestados». Porque la realidad es que la gran mayoría no tiene suficiente información ni cultura financiera como para conocer el estado de su pensión.
El desconocimiento es tal que muy pocos son capaces de descifrar cuánto percibirán como pensión en un futuro. El problema radica en que el 80% de todos ellos carecen de una idea de cuál será el importe de su pensión y del 20% restante, una cuarta parte no sabe indicar un porcentaje aproximado de lo que supondrá su futura pensión. En lo que sí coincide el 72% de los encuestados es que cobrará menos pensión de lo que ha cotizado, percepción que es errónea.
La mitad de los ‘baby boomers’ vascos afirma carecer de ahorros para su jubilación (50%), mientras un 42% sí los tiene, pero ignora si serán suficientes para cubrir las necesidades que les puedan surgir durante ese periodo. Solo el 8% considera que el volumen de sus ahorros para la jubilación le permitirá cubrir esas necesidades. Como otras generaciones previas, el grueso de la del ‘baby boom’ contará mayoritariamente con la pensión pública como único ingreso durante su periodo de retiro.
Content Service elaborado por SRB Ediciones