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IMQ, ayudar a que la herida cicatrice

La aseguradora vasca de salud cierra con un documental la campaña #contágiate, pensada para contribuir a la necesidad de sanar, también emocionalmente, a una sociedad impactada de múltiples maneras por la pandemia

El 12 de marzo de 2020 la OMS declaraba oficialmente una pandemia mundial la transmisión de la COVID-19 mostrando también su preocupación, a medida que la enfermedad se propagaba, sobre su incidencia tanto en la población general, como en determinados grupos en particular (personas mayores o con enfermedades previas o, colectivo sanitarios…). Ya entonces este organismo internacional auguraba que la implementación de medidas como la cuarentena y su interferencia en las actividades y los hábitos diarios que fue preciso poner en marcha, tendrían también consecuencias negativas en los niveles de soledad, depresión, consumo de sustancias tóxicas y hasta de comportamientos autolesivos.

El tiempo y los datos recopilados sobre salud mental desde entonces han corroborado, por desgracia, esa hipótesis: el miedo a la enfermedad y sus consecuencias ha aumentado los niveles de ansiedad, estrés, adicciones y trastornos alimentarios tanto en individuos previamente sanos como en aquellas personas con trastornos psiquiátricos preexistentes.

En abril de 2021, consciente de la profunda huella que nos estaba dejando esta pandemia interminable -llena de emociones negativas, incertidumbre, impotencia, miedo, soledad, frustración…- y del inmenso dolor causado por la pérdida de seres queridos de los que ni siquiera nos pudimos despedir, desde IMQ, la principal aseguradora vasca de salud, se preguntaron qué más podían hacer como compañía, además de prestar asistencia, cobertura y apoyo sanitario, por una sociedad enferma no ya solo de COVID, sino también de sufrimiento emocional.

“Antes de que las cifras evidenciasen lo que ya se veía venir, como aseguradora sanitaria pensamos que ese hondo impacto necesitaba sacarse de dentro, aunque fuera en pequeñas dosis, que necesitaba ser contado como primer paso para su curación”. De esta reflexión nacía hace un año la campaña Contágiate.

El objetivo: poner en valor que existen otros contagios posibles, contagios positivos, de esperanza, de valores, de solidaridad y fuerza. “Queríamos visibilizar que era posible rescatar la alegría de las pequeñas cosas, olvidar la oscuridad y compartir no solo el sufrimiento, sino también la capacidad para sobreponerse a él, extraer enseñanzas de nosotros mismos y de los demás, disfrutar de lo que tenemos y de lo que somos”, señalan desde IMQ.

Cuestión de tiempo, el documental

Ahora, tras un año de recogida de testimonios, tanto de personas anónimas como de otras más conocidas, la campaña se cierra con el estreno del documental “Cuestión de tiempo”, que recoge los extractos más significativos de las vivencias recopiladas con la intención de trasladar su poder curativo y su positividad. Cada una de las historias, de cada una de las personas han sido hiladas entre sí por imágenes que nos retrotraen a las épocas más duras de la pandemia para finalmente trasportarnos a la luz gracias a un narrador excepcional por todos conocido, el tiempo”.

La salud mental de Euskadi en cifras

Si bien es cierto que, a tenor de las estadísticas, los más impactados parecen haber sido los jóvenes y adolescentes, toda la sociedad vasca ha visto afectada su estabilidad emocional, habiéndose producido en estos últimos dos años un incremento de la demanda asistencial en psiquiatría superior al 20%. Han aumentado los casos de depresión en un 28%, estrés y ansiedad en un 26%, y en menor medida, los trastornos de la alimentación y el sueño, que llegaron hasta el 30% en los peores momentos de la epidemia.

Cuatro de cada diez de las nuevas atenciones de psiquiatría corresponden a pacientes con menos de 30 años, siendo las y los adolescentes los que más se han desestabilizado, favoreciendo la aparición de cuadros de depresión, ansiedad, adicciones a videojuegos y equipos electrónicos, autolesiones e incluso intentos de suicidio. Además, se espera que patologías más graves, como la esquizofrenia o psicosis, crezcan los próximos años en lo que se ha venido a llamar la otra pandemia.