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Laura González
Lunes, 19 de septiembre 2022, 00:52
La epistaxis, comúnmente conocida como hemorragia nasal, es una de las urgencias otorrinolaringológicas más frecuentes en todo el mundo. Se calcula que el 60% de la población mundial sufrirá al menos un episodio en su vida. Aunque solo entre el 6 y el 10% buscará atención médica, puede suponer un riesgo para los casos graves, especialmente en mayores de 70 años, en los que la incidencia de este contratiempo es más elevada.
Para tratar esta pérdida repentina de sangre existen varios métodos, como el electrocauterio (para cauterizar los vasos sanguineos y detener el sangrado), los vasoconstrictores (que actúan cerrando los vasos capilares), los procedimientos quirúrgicos y el taponamiento nasal, siendo este último uno de los más populares y con una mayor tasa de éxito. Para que el resultado sea lo más óptimo posible, la elección del tapón más adecuado es primordial. Debe, entre otras cosas, favorecer la hemostasia (el conjunto de mecanismos biológicos para detener los procesos hemorrágicos) y a la vez ser cómodo, para disminuir así el daño en la mucosa.
Estas cualidades las cumple a la perfección un nuevo tratamiento diseñado por varios investigadores de la UPV/EHU, concretamente de los grupos NanoBioCel y BIOMAT. Han desarrollado un tapón nasal ecológico que según sus estudios mejora a los que existen hoy en día en el mercado. Y lo hace además favoreciendo la economía circular y el respeto al medioambiente, ya que ha sido fabricado utilizando subproductos de la industria alimentaria como la proteína de la soja y la quitina de la pluma del calamar.
La quitina extraída de esta estructura que se encuentra en el interior de los cefalópodos es muy recomendable para este objetivo, dado que no requiere de agresivos procesos de desmineralización o decoloración que podrían suponer el uso de disolventes y el vertido voluminoso de aguas residuales, de manera que se reduce de manera considerable el coste de producción y la carga medioambiental, indican los investigadores vascos. «Hemos demostrado que estos subproductos son una fuente valiosa y sostenible de biomateriales que pueden emplearse para fabricar tapones seguros y eficaces con grandes propiedades hemostáticas», explica Edorta Santos Vizcaíno, investigador del grupo NanoBioCel y uno de los autores del trabajo.
Con la quitina, uno de los componentes del exoesqueleto de los artrópodos y otros animales, realizaron la base de esta nueva estructura de material esponjoso. Utilizaron la proteína de la soja para hacer que el tapón sea biocompatible y además capaz de absorber gran cantidad de sangre. «Hemos desarrollado una matriz esponjosa que presenta una serie de propiedades fisicoquímicas muy interesantes. Tiene mucha superficie para unir y albergar células en su interior, no produce ningún tipo de rechazo contra el material y además se degrada parcialmente», comenta el investigador.
De forma habitual este tipo de productos no son absorbibles, lo que causa molestias al paciente a la hora de ser extraído, y actúan solo por taponamiento de presión física, sin ningún efecto hemostático. Este nuevo tapón, que sí cumple con estas características, fue analizado para comparar su uso y evaluar su potencial mediante ensayos en ratas. «Se demostró que nuestro biomaterial tiene una microestructura porosa con gran capacidad de absorber agua y sangre, promoviendo su coagulación y mostrando excelentes propiedades de unión de glóbulos rojos y plaquetas». Todo ello debido a las características hemostáticas intrínsecas de sus componentes naturales, según apunta Edorta Santos.
Propiedades mecánicas y hemostáticas superiores a las que ofrece Merocel, una especie de tampón sintético utilizado en todo el mundo como estándar, que ha llevado a estos investigadores de la UPV/EHU a solicitar la patente europea para tratar de buscar alguna empresa que se interese por el producto para poder materializar su idea y demostrar así que la sostenibilidad no está reñida con la salud.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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