Los primos lejanos de los cocodrilos del Nilo vivieron en Castilla y León

Lo sabemos gracias a los restos fósiles de la 'Colección de Vertebrados Fósiles de la Cuenca del Duero – Sala de las Tortugas', de la Universidad de Salamanca, que han sido encontrados en distintos yacimientos con restos del periodo Eoceno en las provincias castellanoleonesas de Zamora, Salamanca y Soria, principalmente, en la Cuenca del Duero. Su análisis se ralentizó en las últimas décadas, pero un proyecto reciente ha actualizado esta información geológica y paleontológica para impulsar de nuevo su investigación. El trabajo ha sido liderado por el profesor Francisco Ortega, en colaboración con otros miembros del Grupo de Biología Evolutiva de la UNED e investigadores del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Autónoma de Madrid, y publicado en la revista 'Historical Biology'.

Todos estos animales primitivos habitaron la península hasta el final del periodo Eoceno, hace unos 34 millones de años, momento en el que surgió una fuerte competencia. «Dos de los grupos de cocodrilos estudiados eran terrestres y hacían las veces de depredadores, pues en el Eoceno todavía no habían aparecido los principales grupos de mamíferos carnívoros, como los felinos. Cuando esto ocurre, unos cuantos millones de años más tarde, ya en el Oligoceno, este tipo de cocodrilos desaparecen de la Península Ibérica», relata Santiago Martín de Jesús, comisario científico de la 'Colección de Vertebrados Fósiles de la Cuenca del Duero - Sala de las Tortugas'.

El interés esencial de este proyecto radica en que «nos permite conocer cómo se recuperó la Tierra después de un proceso de extinción masiva, cómo aparecieron distintos grupos de animales en el 'vacío' ecológico que dejaron los dinosaurios y cómo, más tarde, fueron eliminados por la invasión de faunas mucho más competitivas. Todos esos modelos nos dan idea de qué ha pasado antes y nos ayuda a entender qué está pasando ahora y qué es lo que puede ocurrir en el futuro si se dan una serie de condiciones ambientales. Es decir, aporta información de cómo ha trascurrido la vida y de cómo puede transcurrir», explica el paleontólogo Francisco Ortega, de la UNED.

Además, continua el especialista, «es muy característico porque las condiciones ambientales que se dieron en ese momento de la historia llevaron a los animales que surgieron en la Cuenca del Ebro a experimentar modificaciones características que no se han visto en animales de ninguna otra parte del mundo».

Actualmente, la 'Colección de Vertebrados Fósiles de la Cuenca del Duero – Sala de las Tortugas' cuenta con 23.000 ejemplares fósiles inventariados, pero todavía hay entre 5.000 - 8.000 más sin inventariar. Su investigación comenzó en los años 70 y se prolongó hasta los años 90, de la mano del profesor de la Universidad de Salamanca Emiliano Jiménez, recientemente fallecido. El objetivo de los investigadores al tomar su relevo es continuar su legado. «Castilla y León tiene una gran ventaja a nivel paleontológico respecto a otras comunidades de España, que la mayoría de los yacimientos existentes están casi vírgenes, por lo que pueden seguir aportando mucha información muy valiosa para el conocimiento humano», opina Martín de Jesús.