Puede que no les suene el nombre de Jean Marie Lehn (Rosheim, Francia, 1939). Es un lastre con el que tienen que lidiar la gran mayoría de los científicos, incluso habiendo ganado el Premio Nobel. En su caso, el reconocimiento le llegó en 1987 por ... sus trabajos sobre el reconocimiento molecular. «Sin este, no tenemos vida. Las moléculas del sistema inmune tienen que reconocer a nuestros enemigos y destruirlos», explica este químico hijo de panadero y aficionado a la música –toca el piano desde los seis años– y a la Filosofía que ha estado esta semana en Bilbao en el marco de las jornadas Passion for Knowledge que han tenido lugar en la capital vizcaína y en San Sebastián.
– ¿Cuál es la pregunta que más le hacen en sus charlas?
– La más frecuente es cómo conseguí el Nobel. También me preguntan mucho qué debo hacer para tener éxito, si estudiar Química, Física, Biología…
– ¿Y qué se siente al ganar el Nobel?
– Bueno, digamos que no me sentí infeliz (risas).
– En su caso se lo concedieron junto Charles J. Pedersen y Donald J. Cram por su trabajo sobre el reconocimiento celular. Imagine que está ante esos estudiantes que acuden a sus charlas. ¿Cómo se lo explicaría?
– Sin reconocimiento molecular, no tenemos vida. Por ejemplo, las moléculas del sistema inmune tienen que reconocer a nuestros enemigos y destruirlos. Es lo que ocurre con el cáncer, en el que algunas células de nuestras defensas tienen en su superficie moléculas que pueden reconocer las de las células cancerígenas y así destruirlas. Lo mismo sucede, pero en el sentido contrario, con los virus. Estos también tienen moléculas en su exterior que reconocen su objetivo y nos infectan.
– La mayoría consideramos las asignaturas de Ciencia como muy difíciles. ¿Cómo nos convencería de que son muy importantes?
– Todo el mundo debería estudiar Ciencias. La gente está dispuesta a nadar y jugar al tenis varias horas a la semana. Podrían dedicar al menos una o dos horas a estudiar Ciencias y Química. En el caso de esta, es el puente entre el universo y la biología. Se trata de intentar comprender, a partir de las leyes del universo, cómo se llega a un organismo vivo como nosotros.
– Hablando de pasión por el conocimiento, ¿qué le empujó a dedicar su vida a la ciencia?
– El conocimiento es lo más importante en la vida. Se trata de saber lo que estamos haciendo aquí, comprender cómo hemos evolucionado a partir de la materia e intentar comprender cómo un organismo complejo como el ser humano ha llegado a ser lo que es.
– ¿Es cierto que llegó a montar un laboratorio en su casa cuando era estudiante?
– No era un laboratorio exactamente, pero tenía algunos productos químicos en casa e hice algunos experimentos. Algunos no salieron bien…
– En su juventud le interesó la Filosfía pero la dejó de lado.
– Es muy interesante porque aborda las grandes preguntas, pero ¿cómo pruebas que tienes razón? En Ciencia tenemos los experimentos. Es lo que me hizo cambiar.
– La última..¿Le da miedo la Inteligencia Artificial?
– No, ¿por qué? Mi padre me contó que la primera vez que alguien vino con un coche que podía alcanzar los 25km/h a la pequeña ciudad en la que nací, todos pensaban que les mataría. Hoy algunos coches alcanzan los 400 km/h, pero solemos ir a 100 o 120 km/h. Estas cosas tienen un lado peligroso, pero es un avance. Úsala pero no abuses de ella.
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