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Científico examinan el cadáver de Otzi, el Hombre de los Hielos. EFE

El primer asesinato entre nuestros antepasados ocurrió hace 1,45 millones de años

Un estudio encuentra evidencias de violencia en una tibia con marcas hechas con instrumentos de piedra. Podría ser también un caso de canibalismo

Lunes, 26 de junio 2023, 11:03

Dice el psicólogo Richard Tremblay que la etapa más violenta de nuestra vida no es ni la adolescencia ni la fase inicial de la edad adulta, sino lo que llama «terribles dos años». En esos primeros meses nos pegamos, nos mordemos, nos damos patadas… «Los ... bebés no se matan los unos a los otros porque no les permitimos acceder a cuchillos y armas», asegura. El rastro de la violencia humana se remonta muy atrás en el tiempo. Se tiene constancia de enfrentamientos violentos hace 5.000 años. Otzi, el conocido como Hombre de Hielo, fue encontrado en una grieta de un glaciar en los Alpes tiroleses en 1991. Se pensó que había muerto congelado. En realidad había sido asesinado ya que presentaba una herida de flecha en el hombro. Se cree que pudo formar parte de un grupo de asalto que se topó con una tribu vecina y salió malparado.

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Nuestros antepasados también fueron violentos. Un estudio publicado en la revista 'Scientific Reports' ha identificado la que creen evidencia más antigua de parientes evolutivos cercanos de los humanos que se matan y probablemente se comen unos a otros. «La información que tenemos nos dice que los homínidos probablemente se estaban comiendo a otros homínidos hace al menos 1,45 millones de años», asegura la paleoantropóloga Briana Pobiner.

vista completa de la tibia (KNM-ER 741) y área ampliada que muestra marcas de corte perpendiculares al eje longitudinal de la muestra. Escala = 4 cm.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, en Washington, estudiaron nueve marcas de cortes en la tibia izquierda de uno de nuestros parientes lejanos -se ha barajado la posibilidad de que pertenecieran a un australopithecus boisei o a un homo erectus, mucho más similar a nosotros, pero los expertos consideran que no es posible precisar más- encontrado en el norte de Kenia. El análisis de los modelos 3D de la superficie del fósil reveló que las marcas fueron infligidas por las herramientas de piedra.

Pobiner encontró la tibia en el Museo Nacional de Nairobi, en Kenia, mientras buscaba pistas sobre qué depredadores prehistóricos podrían haber estado cazando y comiendo a nuestros parientes más antiguos. Para asegurarse de que las marcas que veían eran de corte, envió moldes al coautor de la investigación, Michael Pante, de la Universidad de Colorado . Este llegó a la conclusión de que nueve de las once marcas habían sido provocadas por herramientas de piedra. Las dos restantes serían mordeduras de un gran felino.

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¿Canibalismo?

Estos resultados no implican que quien hizo las marcas se comiera la carne de la pierna, pero Pobiner considera que es lo más probable. «Estas marcas de corte se parecen mucho a lo que he visto en fósiles de animales que estaban siendo procesados ​​para el consumo. Parece más probable que la carne de esta pierna se comiera y que se comiera como nutrición en lugar de un ritual«, explica. Tampoco está claro que fuera un caso de canibalismo, ya que esto implica que se trate de dos individuos de la misma especie. Se sabe que los Neandertales sí llevaron a cabo esta práctica. Hace unos 800.000 años lo hizo el Homo Antecessor. Es la evidencia más antigua en Europa.

Antes de este estudio, se pensaba que la evidencia de violencia más antigua se remontaba todavía más atrás en el tiempo. Un cráneo hallado en Sudáfrica en 1976 y datado entre 1,5 y 2,6 millones de años presentaba unas marcas justo debajo del pómulo derecho. Según algunos estudiosos, habrían sido causadas por herramientas de piedra empuñadas por parientes homínidos. Otros aseguran que son consecuencia del contacto con los afilados bordes de las piedras sobre las que se encontró el cráneo.

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La violencia no es exclusiva de nuestra especie ni de nuestros antepasados. También se encuentra en los chimpancés. La conocida primatóloga Jane Goodal fue la primera en descubrir que libraban guerras entre ellos. Documentó un enfrentamiento entre dos grupos rivales que duró cuatro años, entre 1974 y 1978. En 2018 estalló otra 'guerra civil' en otros grupos de estos primates. Tres machos capturaron a otro del grupo rival y lo mataron a golpes y mordiscos. El ataque fue tan violento que los huesos de la víctima quedaron a la vista.

¿Una cara diseñada para recibir golpes?

Siempre se ha pensado que el rostro de nuestros antepasados evolucionó a medida que iban variando su alimentación. Una mandíbula más robusta serviría para poder triturar alimentos más duros. Sin embargo, un estudio publicado en 2014 en la revista 'Biological Reviews' planteó una alternativa. Afirmaba que en los australopithecus, que vivieron en África hace unos 3,9 millones de años, evolucionaron su rostro para encajar mejor los golpes. Coincidiría con el momento en que pudieron empezar a cerrar la mano en forma de puño. «Hemos descubierto que los huesos que sufren más fracturas en las peleas son las mismas partes del cráneo que mostró el mayor incremento de la robustez durante la evolución de los homínidos. Estos huesos son también las partes del cráneo que muestran la mayor diferencia entre machos y hembras, tanto en los australopitecinos como en los seres humanos. En otras palabras, los rostros masculinos y femeninos son diferentes porque las partes del cráneo que se rompen en las peleas son más grandes en los hombres».

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