El tiburón blanco atacado por las orcas en Bridgewater que dio pie al estudio liderado por la investigadora Isabella Reeves. En la imagen se aprecian el mordisco sufrido en el área donde estaba su hígado. Ben Johnson

Las orcas, el mayor enemigo del tiburón blanco: sus hígados las vuelven locas

Un grupo de investigadores australianos publica un estudio que evidencia cómo atacan a estas presas: «Hemos subestimado con qué frecuencia ocurría este comportamiento», señalan

Jueves, 30 de enero 2025, 00:13

Las orcas, pese al imaginario popular, distan mucho de ser animales apacibles. Se trata de uno de los depredadores más poderoso del mundo, además de más grandes. Un macho adulto puede llegar a pesar 5,5 toneladas y medir 8 metros. Y, según varios estudios ... científicos, se comen a los tiburones, probablemente el habitante del fondo marino que más miedo nos da a los humanos.

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Una nueva investigación, publicada esta semana en 'Ecology and Evolution', ha evidenciado que este cetáceo, de la familia de los simpáticos delfines, es un auténtico carnicero. No solo caza tiburones, sino que una vez muertos, se come selectivamente sus hígados. El estudio se ha hecho a partir de un ataque en concreto, registrado el 15 de octubre de 2023 en la bahía de Bridgewater, en el sureste de Australia, un hábitat donde conviven ambos animales desde hace muchos años.

La cifra

5,5 toneladas

es el peso de una orca macho, que puede alcanzar los 8 metros de longitud.

Esa jornada, científicos y avistadores de cetáceos fueron testigos de cómo una manada de orcas atacaba a estas presas en la zona. Al cabo de 48 horas, apareció el cadáver mutilado de un gran tiburón blanco de 4,7 metros en la costa de Portland. Y lo más llamativo: sin hígado, órganos digestivos ni reproductores (le faltaba toda la región de la aleta pélvica).

Ante la sospecha de que todos los daños hubieran sido de una orca, un grupo de investigadores se hizo cargo del cadáver. Se le practicaron diversos exámenes y se tomaron muestras que confirmaron la presencia de ADN de orca en la mordedura más grande, de 50 centímetros en la zona del pectoral.

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Cambios de distribución

Con todos los datos, el equipo, liderado por Isabella Reeves, investigadora de la Universidad de Flinders, considera este caso una primera evidencia confirmada de la depredación de grandes tiburones –blancos en este caso en concreto– por parte de orcas en Australia. Y no solo eso sino de su «probable consumo selectivo del hígado».

«Sabemos que hay orcas que comen solo atún, como las que están en la zona del Estrecho de Gibraltar, o solo salmones, o focas, o tiburones, como en este caso», explica Gorka Ocio, responsable de Verballenas, una empresa dedicada a organizar salidas desde Santurtzi para avistar a estos grandes mamíferos marinos. Pero hasta ahora no se había tenido la oportunidad de confirmar que se comen a estos últimos de manera empírica, de ahí la importancia del estudio.

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Arriba a la derecha, las orcas Ripple (EA_0005) y Bent Tip (EA_0007) fotografiadas juntas en la bahía de Port Phillip, en 2015. A la izquierda, el cadáver del tiburón blanco encontrado en la bahía de Bridgewater. Abajoa la izquierda, el mordisco en el pectoral donde se detectó ADN de orca. A la derech, otras mordeduras del cadáver donde había ADN del tiburón del siete branquias, un carroñero. Karl Bromelow, Ben Johnson y Adam Miller

En Sudáfrica o en Baja California ya se había detectado este comportamiento. En el primer caso, de hecho, supone un problema para la economía local porque uno de los mayores reclamos turísticos es poder nadar entre tiburones (blancos) y estos han huido de las zonas donde se han asentado las orcas.

En el segundo caso, en México, otra investigación publicada el pasado diciembre en la revista 'Frontiers in Marine Science' demostró que hay una manada liderada por una orca en concreto, de nombre Moctezuma, que caza tiburones (de la subespecie ballena en este caso). De hecho hay cuatro ataques documentados entre 2018 y 2024.

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Una cuestión de «eficiencia energética»

Los investigadores australianos consideran que «probablemente» hemos subestimado «con qué frecuencia y dónde ocurre realmente este comportamiento» hasta ahora. Y apuntan en su estudio que es necesario seguir atentos a él. Por un lado porque saber cómo es su dieta exactamente ayudaría a preservarlas... pero también ayudaría a hacer lo mismo con sus presas y el resto del ecosistema.

Modus operandi

«Atacan por detrás al tiburón con un golpe muy violento para morderles en el costado después»

Gorka Ocio

Responsable de Verballenas

«Sabemos que los tiburones blanco son reguladores clave de la estructura y las funciones del ecosistema, por lo que es muy importante preservar a estos grandes depredadores», apoya Adam Miller, coautor principal del informe junto a Reeves y profesor asociado de Ciencia Marinas y genóminca ecológica en la Universidad de Flinders. Por lo tanto «es importante que controlemos este tipo de interacciones en las aguas australianas siempre sea posible», continúa.

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Otro asunto que sí está claro es que a las orcas los hígados las vuelven locas. En Sudáfrica, hay un caso documentado en el que una atacó a un tiburón blanco y se comió este órgano en menos de dos minutos. Un visto y no visto. Y ojo, porque para llegar a él no destrozó a su presa, sino que le atacó con un precisión casi quirúrgica, haciendo una incisión cerca de donde estaba. La explicación, aventura Ocio, es menos rebuscada de lo que parece: «Es una cuestión de eficiencia energética. Lo que más energía les da son los hígados», que son ricos en grasas y proteínas. De hecho, «representa aproximadamente un tercio del tiburón blanco, por lo que es una parte muy jugosa… para consumir», confirma Reeves.

Una manada de orcas en el golfo de California en pleno ataque a un tiburón ballena. Efe

Un ataque rápido y muy violento

Pese a que el imaginario popular dibuja a las orcas como animales simpáticos, no dejan de ser depredadores... y uno de los más grandes por su tamaño. Y esa es la característica que las hace ser temidas por los tiburones. La forma de atacarlos es rápida y efectiva. «Son animales muy inteligentes», describe el experto Gorka Ocio. Y eso ya les da una ventaja.

Luego está su modus operandi: «Van muy rápido y atacan a sus presas por detrás», es decir las pillas por sorpresa. Y las acaban rematando con «un golpe muy violento». La presa, el tiburón en este caso, queda aturdido y es cuando la orca aprovecha para «abrirles por un costado y absorber el hígado como si fuese un polo».

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