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Los especialistas en enfermedades neurodegenerativas están conmocionados ante la noticia de que uno de los mayores y más influyentes investigadores en alzhéimer y párkinson habría mentido en sus investigaciones durante décadas . «Me he quedado rota. Es un gran científico y líder en este campo. Tenemos ... que hacer un ejercicio de reflexión grande ya que ha influido mucho en este área», asegura Nora Bengoa, neurocientífica del Achucarro Basque Center for Neuroscience.
El protagonista es Eliezer Masliah, un neurocientífico de 65 años que ha estado desde 2016 al frente de la división de neurociencia del Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos (NIA). La revista 'Science', que ha destapado el caso, asegura que decenas de sus cerca de 800 artículos incluían imágenes falsificadas de proteínas y del tejido cerebral. Según la prestigiosa publicación, las investigaciones del científico ahora bajo sospecha sirvieron para que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) diera vía libre para los ensayos clínicos de un fármaco contra el párkinson que atacaba las acumulaciones de una proteína llamada alfa-sinucleína. Sin embargo, las pruebas posteriores han mostrado que no tenía efecto positivo alguno. Todo lo contrario, ya que sufrieron dolores de cabeza y náuseas tras serles administrado. En otro caso, pudo haber manipulado imágenes del cerebro de ratones para mostrar que un medicamento efectivo contra la proteína tau, que se asocia al alzhéimer.
«Parece que numerosas imágenes se han reutilizado de forma inapropiada en artículos, a veces publicados con años de diferencia en diferentes revistas que describen condiciones experimentales divergentes», explica Charles Piller, autor del artículo que ha destapado el escándalo. Una revisión de sus trabajos ha concretado los casos sospechosos en 132 trabajos publicados entre 1997 y 2023. Tras estudiar dos de ellos, el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), del que depende el departamento de Masliah, ha apartado del cargo al hasta ahora reputado científico.
«Hemos entrado en una nueva era de la investigación del alzhéimer, donde las colaboraciones y el intercambio de datos han hecho avanzar nuestra comprensión de la biología básica de la demencia a años luz de donde estábamos hace 10 o 20 años. Todavía enfrentamos muchos desafíos, pero también tenemos todos los motivos para esperar que logremos nuestro objetivo de poner fin a la devastación provocada por la demencia«, dijo Masliah al conocer su designación en el mencionado NIA.
Licenciado en Medicina por la Universidad Autónoma de México e investigador de la Universidad de California San Diego (UCSD), su trabajo ha ejercido especial influencia en dos aspectos claves de estas enfermedades, que afectan a millones de personas en todo el mundo. Uno es la forma en que estas patologías afectan a las uniones entre las neuronas -las sinapsis-, que son capitales para el buen funcionamiento cerebral. La otra es la acumulación de la citada alfa-sinucleína. Hasta hace poco tiempo se pensaba que estos aglomerados, llamados cuerpos de Lewy, se presentaban en el párkinson y en la propia demencia de los cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa que mezcla los síntomas del párkinson y el alzhéimer; ahora se cree que también está relacionada con esta última. «Creemos que hay más patología cruzada de la que se creía. Proteínas como la alfasinucleína están asociadas al párkinson también pueden estar implicadas en alzheimer», explica la experta del centro vasco.
Queda por aclararse cómo ha conseguido Masliah saltarse los controles de calidad habituales en las revistas científicas de primer nivel, incluidas las dos más prestigiosas, la propia 'Science' y 'Nature'. Estas funcionan con la llamada revisión por pares. Cuando reciben un artículo científico, lo mandan a revisores anónimos, especialistas en el área que aborda la investigación. Estos, si lo consideran oportuno, sugieren cambios. Hechas las correcciones, el 'paper' vuelve a los editores, que finalmente lo publican. El proceso puede durar más de un año.
La polémica coincide en el tiempo con el debate entre los expertos sobre la negativa de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) a permitir el uso en el continente del lecanemab para los enfermos de alzhéimer que sí está autorizado en Estados Unidos, China, Japón o Israel. El lecanemab es el primer medicamento en años que ha mostrado cierto efecto en los pacientes en la etapa inicial de la enfermedad aunque también podría provocar hemorragias cerebrales, su coste ronda los 50.000 dólares al año y su administración es compleja, ya que se administra por vía intravenosa cada dos semanas y requiere de una importante logística.
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