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El consejero de Ciencia, Universidades e Innovación, Juan Ignacio Pérez, acudía esta mañana al Parlamento vasco para desgranar los planes de su departamento de cara a esta legislatura. Un departamento de nueva creación articulado en torno al primero de sus apellidos, la Ciencia, y vertebrado ... con los dos restantes, antes pertenecientes a las carteras de Educación e Industria respectivamente. Tras recordar las razones que esgrimió el lehendakari para justificar su creación -«Para dar un salto cualitativo económico-tecnológico-industrial, es fundamental fortalecer nuestro ecosistema científico y tecnológico. Un departamento para impulsar decididamente el conocimiento avanzado y la innovación en Euskadi»-, el que fuera rector de la UPV/EHU entre 2024 y 2009 ha anunciado un incremento del 6% en los presupuestos de las becas universitarias, la misma subida que se aplicará tanto a los programas de ciencia e investigación como a los programas predoctorales y postdoctorales.
Aunque sin precisar cifras, también ha asegurado que el Plan Universitario 2027-2030 «contemplará un mayor esfuerzo inversor público-privado y reafirmará el carácter esencial de la UPV destinándole la financiación que garantice tal condición», y ha reiterado la apuesta por el euskera con una mayor oferta de estudios en lengua vasca, incluida la formación online, y se pondrá énfasis en la promoción de la lengua vasca «en las actividades de difusión social del conocimiento».
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La subida del montante de las ayudas para los estudiantes universitarios supondría 1,68 millones que añadir a los 28,4 millones actuales y llega días después de que se conociera la caída del 15% en el número de beneficiarios en los últimos cuatro años: se ha pasado de 11.294 en el curso 2020/21 a 9.587 del pasado año académico. Aunque hasta 1.800 estudiantes perdieron sus becas por sus bajas calificaciones, Pérez ha reconocido que «tal vez haya que ajustar los umbrales de renta por la inflación«. Y ha añadido que se buscará una «gestión más ágil y que ya se están concediendo más rápido».
En su exposición, el consejero ha adelantado mayores inversiones de cara al próximo plan universitario de 2027-2030 subrayando el papel clave de la Universidad del País Vasco. No ha puesto sobre la mesa cifras concretas en este punto - «Todavía no se sabe», han apuntado fuentes del departamento consultadas por este periódico-, pero sí en el dinero destinado a la investigación, que se incrementará un 6%. El objetivo es captar más personal investigador de alto nivel a través de Ikerbasque y destinar más recursos a la investigación universitaria de vanguardia, los nueve centros BERCs (Basque Excellence Research Centers y los cuatro CICs (Centros de Investigación Corporativa).
Esta misma subida se aplicará a los programas predoctorales y postdoctorales. En el caso de estos últimos, en el caso de que hubieran salido a formarse en el extranjero, se les ofrecerán contrato de cuatro años en lugar de los dos actuales. De fondo, el objetivo de que el esfuerzo inversor en investigación y ciencia alcance un 3% del PIB en 2030 desde el 2,2% actual. Para esa fecha, 2030, debería estar listo el nuevo plan de Ciencia, Tecnología e Innovación. En colaboración con Innobasque, se reformularán algunos de los objetivos del actualmente en vigor, que el año que viene alcanza la mitad de su periodo de vigencia, y se añadirán «algunas de las enseñanzas que nos dejó la pandemia» y tendrá en cuenta la irrupción de tecnologías como la Inteligencia Artificial. «Hace cinco años no éramos tan conscientes de su importancia», ha subrayado.
De cara a la nueva Ley Universitaria Vasca, que debe suceder a la aprobada en 2004, el consejero ha asegurado que pretenden elaborar una «carta por la formación e investigación universitaria» para que esa nueva normativa »sea fruto de un amplio acuerdo entre los agentes universitarios«.
Pérez ha dedicado una parte de su intervención a la salud mental de los investigadores. Según el consejero, en algunos sistemas de investigación, hasta un 30% de las plantillas sufren este tipo de problemas, un porcentaje que se dispara hasta el 50% en el caso del personal más joven. La razón es la acuciante presión por publicar artículos científicos, vía indispensable para progresar en sus carreras. «Publica o muere», suelen decir en el gremio. «No puede haber un buen sistema de investigación si los investigadores no están bien. No tenemos los datos de lo que ocuerre en Euskadi, pero el problema está ahí», ha dicho recurriendo a los casos que ha conocido en su trayectoria como científico.
De la misma forma, se pondrán en marcha políticas inclusivas que promuevan la igualdad para que hombres y mujeres tengan «las mismas oportunidades, derechos y reconocimientos en la investigación y en la docencia universitaria.
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